Uno de los mayores retos a los que se puede
encontrar un mosquero que pesca truchas en rio son las aguas lentas o paradas.
Si a ello le añadimos el hándicap de pescar un rio
de aguas limpias y cristalinas donde las truchas nos divisan a distancia la
dificultad aumenta exponencialmente.
Hay que ser cauteloso y cuidadoso a la máxima expresión
de los conceptos.
Cauteloso en el avanzar sigiloso hasta conseguir el
lugar y distancia optima, avanzando con
lentitud, paso a paso y sin arrastrar nuestros pies enfundados en botas con
suelas claveteadas por el lecho del rio. Tratando de no proyectar nuestra
sombra por delante donde pueda ser divisada por la esquiva trucha.
Cuidadoso con nuestro lance, probablemente nuestra oponente
solo nos permitirá un lance y debe ser exacto, exacto en la distancia, exacto
en la posada y en mayor medida en la
deriva y todo ello acompañado de la mosca idónea.
No hay lugar para errores.
Empero si el desafío es mayúsculo, subrayado y en
negrita son las satisfacciones cuando habiendo hecho todo bien conseguimos
engañar una bella princesa de las aguas y conseguimos atraerla a nuestras manos
y después devolverla a su hábitat.
Pequeña muestra de todo ello es lo que trato de
mostrar en el humilde video objeto estelar de ésta entrada del blog.
Porque dicen que una imagen vale más que mil
palabras....
Espero os guste.
LasmoscasdePaco.
No hay nada comparable a un dia de pesca con los amigos.Respetando y cuidando la naturaleza como usted lo hace.Buen resumen de una jornada de pesca en un entorno envidiable como es ese.Un saludo.
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