De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

HISTORIA DE UNA MOSCA……. EFEMERA CUERPO DE PLUMA EXTENDIDO….

          Tras un periodo sin incluir entradas iniciare una nueva singladura, nuevos temas, nuevos relatos, nuevas opiniones, nuevos montajes que exponer encima de la mesa, espero os guste.
Como no puede ser de otra forma, en esta época de veda en que nos encontramos, expondré un montaje muy particular y lo que con el mismo obtuve.

Os presento el montaje de una efémera con cuerpo extendido de pluma.

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Materiales.-

Anzuelo GRIP 11911 BL numero 18
Hilo de montaje color marrón oscuro
Pluma de Becada
Pelo de cola de ternero
Pluma colgadera de gallo genético americano color Barred Ginger
Dubbing de antrón color marrón caramelo

Montaje.-

-Preparación de la pluma.-


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Cogemos una pluma de Becada

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Cortamos las puntas de la pluma, zona central buscando un largo de fibras adecuado al largo que queramos darle a los cercos

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Con un punzón separamos dos o tres fibras del extremo de cada lateral de la pluma

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Las unimos y barnizamos para que queden pegadas. Cogemos otras tres fibras siguientes y las barnizamos, de uno y otro lado de la pluma, con ello conseguimos formar tres cercos.
A continuación seleccionamos otro tramo de pluma, esta vez como una docena de fibras de cada lado, eliminamos las fibras restantes. Volvemos las fibras seleccionadas en sentido contrario al natural y las barnizamos para que queden unidas y cercanas al raquis.


Montaje de la mosca.-


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Sujetamos el anzuelo en el torno y aseguramos el hilo de montaje en la parte delantera del anzuelo que será la zona donde trabajemos, toda la zona trasera del anzuelo quedara al aire libre.

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Posicionamos la pluma ya tratada, seleccionamos el largo del cuerpo que será algo mayor que el largo del anzuelo aproximadamente.

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Aseguramos la pluma y la calzamos por debajo de la misma con el fin de que quede elevada del anzuelo, la idea es que en acción de pesca la mosca pose sobre la pluma y el anzuelo libre de seda vaya sumergido

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Sobre la atadura colocamos un pequeño mechón de pelo de cola de ternero asegurándolo fuertemente con nudos en “ocho”.

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Elevamos los extremos del pelo de cola de ternero y formamos un sólido poste, damos unas vueltas de hilo de montaje sobre el poste con el fin de dejar un asentamiento donde luego realizar el hackle.

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En el mismo punto aseguramos una pluma de colgadera de gallo genético americano color Barred Ginger

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Con la pluma de gallo realizamos un hackle, unas tres vueltas hacia arriba del poste y otras tantas hacia abajo.

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Cubrimos toda la zona de atado de material con dubbing de antrón color marrón caramelo. A continuación formamos una pequeña cabecita con el hilo de montaje.

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Barnizamos la cabeza y cortamos el poste de pelo de cola de ternero a la longitud deseada.

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Vista inferior del montaje realizado

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Montaje finalizado y colocado en la posición en la que aproximadamente posara en el agua en acción de pesca.

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Mosca terminada.


El relato del montaje realizado.-


En ocasiones ocurre que asociamos tal o cual montaje a determinados ríos, incluso a determinados tramos de ríos, incluso ocurre que esa asociación queda prendida en una única mosca en exclusiva. Tal fue el caso que referiré.
Ocurrió la pasada temporada, una tarde soleada de mayo pescando un rio montañoso. 

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Tras descender por la sirga del rio poco más de media hora me encontré un recodo y una pocita sumamente atractiva, en las aguas movidas de la cabecera de la pocita observe un par de cebadas de truchas, me posicione arrodillado en la arena de la orilla y decidí comenzar a pescar en ese mismo lugar.

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Me tocaba seleccionar la mosca a utilizar, una mosca atractora, un socorrido tricóptero de pelo de corzo, acaso una efémera parda parecida a las que revoloteaban por encima de las aguas.

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Mirando en las cajas de moscas observe un montaje delicado. Lo había montado el invierno pasado tras verlo en el blog de Steve, un pescador Irlandés, había cruzado correspondencia con Steve sobre dicho montaje, a él le funcionaba muy bien y me aconsejaba probarlo.
No lo pensé mucho más. Ate la mosca al bajo de línea y la pose sobre las aguas, al filo de las corrientes de cabecera de la pocita. Posaba muy bien, muy placada y, pese a ello era sencillo observar su deriva gracias al penacho blanco.

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No tardo mucho en ser tomada por la primera trucha, una picada franca y voraz. Clave con seguridad, la pequeña caña de seis pies línea dos fabricada por mi amigo Dani se combaba y cimbreaba a cada tironeo de la trucha que, irremisiblemente atraía al entramado de la red de la sacadora. Una preciosa trucha que tras desanzuelar y fotografiar es devuelta de nuevo a su hábitat.
La mosca esta perfecta, no hace falta ni limpiarla ni flotabilizarla, de nuevo navega por las aguas y de nuevo es tomada francamente por otra trucha que a la postre llega a mis manos y es devuelta a las aguas.

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Tres, cuatro, cinco truchas en muy poco espacio de tiempo son engañadas y atrapadas por la mosca.
De nuevo una picada, clavo con seguridad y noto el tironeo de la trucha, mas de repente la línea queda laxa, no hay oponente al otro lado del bajo, la trucha se ha escapado. No pasa nada llevo muy buen porcentaje de capturas y que se escape una es anécdota. Veo la mosca en el agua, posa perfecta, la elevo de las aguas con un rápido lance trasero, la proyecto hacia delante y posa en el chorro de las aguas. Una nueva tomada, clavo, tenso, noto la resistencia de la trucha y, de nuevo, línea laxa. Vuelvo a lanzar, vuelvo a posar y de nuevo veo otra cebada y también como la trucha se evade de la mosca.

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Sigo viendo posar la mosca perfectamente, sigo lanzando la mosca a las aguas y con extrañeza las truchas tras cebarse a la misma no se clavan.
Al fin, tras más de media docena de ataques de truchas fallados llevo a mis manos la mosca, la observo, esta perfecta, los cercos, el cuerpo, el hackle, el bajo atado al ojal del anzuelo.

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Vuelvo a lanzar la mosca y de nuevo la captura de una trucha es fallida. No salgo de mi asombro, inspecciono la mosca, todo bien, bien atada al bajo. Volteo la mosca con el fin de ver si la punta del anzuelo esta mellada y es cuando me doy cuenta. Sencillamente no hay punta del anzuelo, por más decir no hay anzuelo. El anzuelo se ha partido a la altura del poste, quedando tan solo el ojal y la zona donde quedo montada la mosca, el resto ha desaparecido. Ahora comprendo el misterio de las truchas falladas.

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Lanzo la mosca al agua, posa perfectamente. Veo la cebada de una trucha, lanzo la mosca al lugar, la trucha se ceba a la mosca, la toma sin recelo y se suelta fácilmente del engaño al no tener anzuelo que la aprisione. 

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Esta es la historia de la mosca expuesta y de la magnífica tarde de cebadas que me deparo. Al fin cambie la mosca tazada por otra completa, mas guarde la mosca en la caja y estuvo allí presente toda la temporada.

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Es ahora, al fin de temporada, cuando recompongo las cajas de moscas cuando la saco, la observo bajo el foco de luz de la mesa de montaje y decido guardarla en una caja de moscas-tesoros que guardo por unas u otras razones.

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A buen seguro que cada vez que la vea recordare la magnífica tarde de pesca a mosca que me ofreció.



               LasmoscasdePaco.