De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

domingo, 29 de junio de 2014

AGUA O CHOCOLATE??? …

          Conocí un grupo de mosqueros pescando en el rio, observando sus actitudes que es una buena forma de conocer a los mosqueros.

Pescadores a mosca, a mosca seca a mas decir. Practicantes del captura y suelta no por obligación sino por concienciación.

Respetuosos con las capturas, con el entorno, con el rio (que lección les dieron a unos que yo me sé hace un par de años… cara roja de vergüenza debería ponérseles).

Ante la insistencia de compartir una jornada de pesca a la par decidí aceptar pese a los recelos, pues los últimos encuentros con nuevos pescadores han sido más bien agridulces sino agrios totales, con excepciones, por supuesto.


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El tramo de rio a pescar es más bien recatado, mas aun si en dicho espacio tienen que actuar cinco varas, pero la cosa pasa por amoldarse, entenderse y compenetrarse… ya, ya sé que esto a algún “medallista” le suena a chino pero no me cansare de decirlo… espabilaos, que los ríos son de todos, para pescarlos para disfrutarlos, para compartirlos y para cuidarlos y no solo cuando sacamos tajada publicitaria del asunto.

Tres parejas, tramo dividido en tres porciones y si nos encontramos pues a cedernos lances, sin problemas.

Mi idea original fue pescar con Antonio, así echamos los primeros lances en un rio tomado, chocolate.

El motivo pues un par de docenas de vacas metidas en el lecho del rio comiendo berros y demás yerbas jugosas.


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Antes de proseguir comentar que encontré al ganadero y que le advertí que las vacas no pueden estar metidas en el rio, a lo que el buen señor me comento que el guarda de la Confederación Hidrográfica le había dicho que si, que las metiera que no había problema… no sé de quién recelar si de la arana del ganadero o la inutilidad del guarda.

Sea como fuere se le advirtió que eso no es así y que de proseguir su actitud le caería una nueva multa por denuncia como ya le cayó hace un par de años.


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Mal día de pesca. Aguas turbias, nulas eclosiones (seguimos sin encontrar las hadas amarillas), muchos mosqueros.

Fueron pocas capturas y de tamaño comedido las conseguidas pescando a la par, además nos toco el tramo donde estaban las vacas metidas en el agua.

Comiendo me presentaron a Aurelio y a Raúl, me dijeron que Aurelio era novel mosquero que viniendo de la pesca a ninfa se estaba enamorando de la pesca a mosca seca.

Tras comer volvimos a pescar, empezamos juntos y note claramente la bisoñez de Aurelio con la mosca seca. 

No me gusta enseñar ni ser profesor de nada, entre otra cosas porque creo que tengo mucho que aprender y poco que enseñar, pero ante un mosquero novel decidí acompañarle y darle mi visión en cuanto a manejarse con la mosca seca.


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Posicionarse en lo posible para evitar dragados, posar la mosca adelantada al punto donde creemos estará la trucha, posar la mosca suavemente, elegir el tipo de mosca a emplear y algún tipo de lance fueron mis consejos que puso en práctica y observo como con ello las cosas que no le salían le empezaban a salir. 

Si a ello añadimos que alguna trucha quiso ayudar y premiarle con su captura, la cosa termino satisfactoriamente y con Aurelio deseando repetir jornada de pesca a mosca… a mosca seca.

-Paco, tú me podrías enseñar?-

-Mira yo podría ayudarte, pero yo no soy maestro de nada. Eso sí, te pediría una cosa-

-Dime-

-Que no lleves encima ninfas-

Ya en el ocaso de la tarde tuve un ratito de pesca en solitario.

Elegí el tramo, acaso cincuenta metros, tabla partida al medio por una cascadita que formaba una corriente… y un pequeño brazo que recordaba muy intricando y difícil de vadear.


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En la tablita pesque varias truchuelas como y donde mandan los cánones. 

Habiendo Isoperlas en danza la mosca a utilizar es clara, una imitación de la misma.

Las zonas a pescar también claros, a expensas de cebadas pescar las corrientes de la cascadita, esas aguas rápidas… y un par de puntos querenciosos pegados a las orillas.

El punto sobre la i me lo reservaba el brazo del rio, veinte metros de aguas profundas, metro de ancho y flanqueado totalmente por juncos lirios y demás.


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Dos cebadas, alejadas una de otra. La una a mitad de tabla tomando pegadita a los juncos. 

La otra en la cabecera y por delante de unos juncos que cierran paso y lance.

Me tome mi tiempo, espere a que la cebada mas próxima la de mitad de tabla volviera a cebarse varias veces, se confiase.

Me decidí a pescarla, preferí dejar la mosca alejada de la orilla antes de que se enredase entre los juncos y perdiera opción a captura.

Lance apartado de la orilla, acaso dos palmos. 

El menú engañoso fue tan tentador que la trucha tomo glotona la mosca, ya avisado clave con seguridad y firmeza. 

La trucha trataba de buscar el perdedero de los juncales de las orillas y mi empeño fue que la lid se escenificara en medio del canal, atrayéndola lo más rápido posible y enmallándola en la red de la sacadera con presteza. 

Tras ello la devolución de una trucha que sin ser tamaña ya apuntaba.


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Quedaba lo difícil, la prueba del mosquero, el reto a solventar.

Tras esperar la trucha de cabecera volvió a cebarse, empero cómo pescar una trucha que medio metro por delante de ella tenía una barrera de juncos y dos metros por detrás una nueva cortina de juncos dificultaba el lance.

Si a ello añadimos que la profundidad del canalillo impedía aproximarme y la distancia aproximada seria dieciocho metros el reto tornaba arduo.

Lance rectilíneo para que el trasero no se enganchara en los juncales laterales de por detrás. 

Lance alejado delantero, además elevado, para que la línea pasara por encima de la cortina de juncos y la mosca terminara cayendo a las aguas. 

Por si la cosa no fuera difícil, posada muy aproximada a la zona de cebada… un reto a superar.


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El primer lance, fue más o menos bueno, con la excepción de que la mosca quedo muy por detrás de la cebada. 

Ahora quedaba salvar la mosca pasando por encima de la cortina de juncos donde la línea se apoyaba. 

La fortuna me premio recogí rápido a la vez que elevaba la caña, cosa que obligo a que mosca y línea se alzaran y pasaran por encima de los juncos.

-Suerte, Paco. Mucha suerte-

El segundo lance fue peor, la línea poso muy pronto en los juncos, el bajo cayo apilado en las aguas y en el mismo punto la mosca, además por detrás de la cebada. 

Al tratar de recoger la mosca se engancho en los juncos que se negaron a devolverla. 

Tironeo y tironeo y al final hacer valido en bajo del dieciocho, mosca salvada pero el estrepito fue muy grande, al punto que volvió inútil la pesca de la trucha.

Como no tenia opción a pescar tramo de rio que no se hubiera sido pescado decidí salir del canal, subir a la orilla y desde detrás en medio de juncos y ortigas observar el canal.


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Vi como por la orilla contraria bajaban Raúl y Antonio.

-Que, Paco. Como se da?-

-Pues aquí, esperando un imposible-

Les indique donde estaba la trucha, me miraron y con la cara negaron indicándome que aquello no era factible.

Pero si algo soy es terco (que sí, que lo soy) y no quería irme de allí sin intentar capturar la trucha.

Me encontraba muy alejado y rodeado de maleza y con unos encinos próximos por detrás.

-Hay que intentarlo, Paco-

Saque línea, volaba línea por el aire, a cada falso lance mas línea volando, más posibilidades de enganchar en cualquier sitio.

Un par de tirones a la línea con la mano izquierda para sacar línea del carrete y un lance definitivo, línea volando, shooting de la línea sobrante y al final la mosca cayendo en el lugar adecuado.


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Tensión, albur, son acaso diez segundos hasta que la mosca se vaya de plaza y el lance no hubiera servido para nada.

No llegaron. Quizás cinco segundos transcurridos y la boca de la trucha atrapa la mosca ofrecida. 

Clavo con seguridad y firmeza. 

Tensión en la línea sin discontinuidad. 

La trucha salta y chapotea sobre las aguas empero yo mantengo la tensión, no cejo en el empeño. 

Me aproximo a la orilla subiendo por la maleza de lirios y ortigas, notando las caricias de estas últimas en mis brazos.

Al final no queda otra sino subir a pulso la trucha la orilla en una maniobra que nunca termina de gustarme, sale bien, la trucha llega a mis manos para desclavarla el anzuelo de los morros y devolverla de nuevo a las aguas.

El lance ha sido observado por mis compañeros que me felicitan y aplauden y, mentiría si dijera no sentirme ufano. 

Por la dificultad del lance y por la felicitación de mis compañeros.

Un buen broche final a una jornada de pesca un tanto extraña.


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Ya en los autos cambiándonos de ropa y tomando una cena campestre comentamos las anécdotas de la jornada, las capturas, las no capturas, el barbo que pico pero se escapo, el que no se escapo. 

Las puñeteras vacas que fastidiaron mucho la jornada de pesca.

Para terminar la cosa, llega la lluvia que nos apresta a recoger y salir de allí… una pista de terreno arcilloso, con el automóvil culeando. 

Esperar al llegar a la carretera que el resto de autos salieran de la pista y ya todos allí de vuelta a casa por una carretera lluviosa, a veces jarreando bien de bien.


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Nuevos conocidos mosqueros con los que he disfrutado de una grata jornada de pesca a mosca… a mosca seca.

Sin olvidar a Álvaro y Juanma, agradecer a Antonio, Aurelio y Raúl la compañía. 

Agradecido.



                      LasmoscasdePaco.

martes, 24 de junio de 2014

SORBIENDO SORBITOS DEL SORBE…

          Tenía pendiente hace tiempo una salida de pesca con Ángel que, por motivos de las fatiguitas varias se retrasaba más de lo deseado.

Al fin este mes pudimos cuadrar un día para compartir una salida de pesca.

Decidimos compartir lances en el rio de las Xanas. Pescar un maravilloso tramo encajonado en un angosto cañón.


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Al llegar apreciamos que el rio baja justito de agua, quizás le queden quince días de pesca, después y por propia voluntad dejaremos de pescar el rio… el mosquero que suele pescar éste rio sabe cuando pescarlo y cuando no. 

Sabe que en el mes de abril el rio se debería pescar porque no se le daña y sabe que cuando el rio se agosta, por propia voluntad se le deja de pescar, esto sí es estar concienciado con el rio y conocerlo, no como otros caprichosos medallistas aplicadores de teorías basadas en nulas experiencias.


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Si en anteriores jornadas fue Ángel quien me descubría sus ríos y me dejaba sus lances querenciosos para mi disfrute, en esta ocasión tocaba la réplica, le iba mostrando posturas querenciosas donde con frecuencia suelo ser premiado con capturas de Xanas.

Sol, calor, poco agua, mal coctel para la pesca y el albur fue avalado en la primera de las tablas a pescar donde comenzamos y no obtuvimos capturas al final de la misma y a la postre tampoco en los chorritos de inicio.

Y si en dicha tabla no se consiguen capturas puedes vaticinar que el día no será asaz de ellas.


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Una pequeña “piscina” de dos por dos próxima a un chorro y sombreada fue el lugar de la primera captura.

Me asome entre las rocas, pose el trico rubión y rauda la trucha tomo el engaño.

La captura nos mostro como podríamos conseguir nuevas truchas, amagadas en aguas movidas, sombreadas, truchas agazapadas.

Así la pesca se vuelve rececho. 

Asomándonos con cautela a pequeñas posturas posando con mimo moscas secas, la mayoría de las veces con resultados vanos y otras con la sorpresa de que una bella Xana toma el acero engañoso que el mosquero la ofrece.


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Llegamos a la zona del Vado Serenguetti.

La chorrera enfundada en rio galería no pudimos pescarla, llevar una caña de nueve pies para pescar allí no es lo aconsejable y tras varios intentos que terminaron con la mosca clavada en las ramas de los arboles desistimos y marchamos a la tabla superior de aguas paradas.

Al llegar a la tabla vimos cebadas. 

Cebadas en puntos donde siempre las vemos y por la profundidad nunca llegamos. 

Empero en esta ocasión con aguas escasas las cebadas son asequibles… no aquellas buenas a más de cuarenta metros… pero si esas otras cebadas que se observan entre veinte y ventimuchos metros.

Ángel avanza por la tabla con prudencia, se posiciona a límite de vader, justo a ras de que el agua le rebose por las axilas. 

Uno que se ha visto en dichas vicisitudes sabes que el lanzar de aquesta guisa no es cómodo ni sencillo, mas aun si la distancia a posar la mosca es alejada.


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Las truchas siguen cebándose con frecuencia relativa, Ángel alarga el lance y posa su mosca próxima a ellas.

La picada no tarda en producirse y la respuesta de Ángel es efectiva, clava la trucha y la atrae desde la distancia en bonita lucha.

La oponente no es mermada y el amplio escenario acuático da para que la Xana venda cara su captura. 

Al fin el buen hacer del mosquero vence al empeño de la Xana y esta termina en la sacadera para tras desanzuelarla devolverla de nuevo al hogar que es su rio.

-Muy bien, Ángel. Precioso lance-

La sonrisa ilumina la faz del mosquero prueba evidente del disfrute.


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El siguiente “punto caliente” es para mí una de las mejores echadas de todo el rio, con frecuencia consigo aquí varias y tamañas capturas, mas la pesca a moscano son matemáticas y suele suceder que la postura que más confianza te da para mostrar al compañero pasa en blanco.

Ángel mira la postura…

-Paco, esta hamburguesa me la quiero comer despacito-

A fuer de ser francos la postura tan solo dio una captura y no del tamaño deseado, tras ello y pese a realizar muchísimos lances no obtuvimos premio de nueva captura y al final proseguimos con la pesca rio arriba.

A mí me quedo un puntito de desazón porque esperaba más de dicha postura. Así es la pesca.

El rio se extiende en “piscinas” encadenadas, con sus coladas, sus tramos medios de aguas lentas y sus corrientes de cabecera, añadan a esto orillas con sargas lamiendo las aguas y sombreándolas y tendrán el escenario para pasar todo un día realizando lances y mas lances.


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Fortuna dispar. En lugares donde esperas algo mollar la pescar no te premia con capturas y otros de aspecto menos interesante te sorprenden con furiosos ataques a tu mosca, que a veces consigues capturar y otras no… pesca a mosca… a mosca seca a mas decir.

El día se agota, el sol se esconde tras los ricos de poniente del cañón y las sombras se van adueñando de las aguas, volviéndolas misteriosas, con espejos y claroscuros que vuelven si cabe más sorpresiva el ataque de la Xana a nuestro engaño.

Yo pesco muy mal en estos momentos, no sé que me ocurre que no logro concretar las cosas, en la mayoría de los casos no veo la mosca y pesco por intuición creyendo saber más o menos por donde discurre mi mosca, esto propicia muchos fallos en las tomadas.


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Aun quedan sorpresas. 

Ángel pesca desde el medio del rio, subido a una losa de pizarra en medio de aguas profundas que le impiden moverse de la posición en que esta. 

Desde allí aprecia como las truchas se ceban en la corriente de cabecera de la tabla, mas una cortina entrecruzada de ramas de sarga le impide posar la mosca en dicho lugar.





No se arredra, busca las vueltas a la postura. Sale de las aguas sube por la orilla a la cabecera de la poza, arrodillado cruza como puede la maleza que media entre trocha y orilla para al fin poder asomarse.

El punto queda aguas arriba de las cebadas, acaso cinco o seis metros. 

No puede lanzar, es más, ni siquiera puede sacar la caña entera. 

Coge la caña a la altura de la primera anilla, posa la mosca frente a él y deja que navegue aguas abajo.

La trucha toma franca el artificial, Ángel clava como puede, la trucha chapotea las aguas, queda recoger de mala manera la línea, agarrar la caña aun más arriba metiendo el mango entre la maleza y conseguir atraer la trucha a la sacadera. 

Un lance digno de relatar, mas aun de observar y de disfrutar viendo como tu compañero consigue sacar tres truchas donde otros muchos hubieran desistido, sinceramente disfrute tanto del lance como si hubiera sido yo mismo el protagonista.





Quedan en el tintero dos lances muy buenos de dicha jornada, uno propio que, permitirme guardar para comentarlo en otro momento.

Otro de mi compañero.

El escenario es un pequeño canalillo entre dos cascadas de agua y flanqueado por maleza, un canalillo de apenas el ancho de una persona y seis metros de largo, pero con más de un metro de profundidad.

Aquí en el pasado he obtenido buenas capturas y, le avise de ello a mi compañero

-Ojo Ángel, pesca el canalillo y con cuidado porque allí suele haber una trucha muy buena-

Ángel se posiciona por debajo del canalillo, por debajo de la cascada, con lo que el canal le queda casi a la altura del pecho. 

Realiza un lance a la cabecera, justo a las aguas que caen de la cascada superior, la mosca deriva por las aguas y la corriente la empuja a pegarse a la orilla derecha.


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Cuando la mosca esta mas o menos a mitad del canal una trucha toma furiosa la mosca, Ángel clava con seguridad.

La trucha es tamaña, dobla la caña en una curva significativa, pega saltos por encima del agua y profundiza en la misma buscando escapatoria.

Ángel no puede moverse del lugar, alza el brazo, caña en alto trata de atraer la trucha a su proximidad para poder utilizar la sacadera.

Le surgen dudas de poder hacerlo, piensa que quizás si consigue descolgar la trucha por la cascada a sus pies allí conseguirá enmallar mejor tan brava Xana.

Dicho y hecho echa codo, brazo y caña para atrás atrayendo la trucha que, viene chapoteando, saltando, sin dar su brazo a torcer y poniendo dura su captura. 

Cuando esta al filo de la cascada, en su chapoteo choca con las rocas del lecho y dicho choque propicia que el hilo afloje su tensión, que se destense.

La brava trucha no necesita más, un poquito de hilo laxo cuatro cabriolas y de repente el arco de la caña se yergue y tensa al conseguir liberarse la trucha del anzuelo que la atrapaba.


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-Joder Ángel, nos ha dejado con la miel en los labios-

-Pues si-

Ángel me mira, media sonrisa se le dibuja en la cara, mezcla del placer de la lucha y el sabor agridulce del resultado final.

-Que se le va ha hacer. Otro día será-

-Si, Paco. Esto me lo guardo para otro día-

Un apretón de manos, porque el lance lo mereció.

La noche se nos echa encima, aun nos queda buscar un lugar para salir del rio, encontrar la senda que discurre a media altura de la montaña y que nos llevara al lugar donde dejamos el auto sin tener que bajar por el propio lecho del rio con la dificultad que esto entraña.


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Ya cambiados de hábitos, con ropas secas, tomando un refrigerio comentamos en animada charla sucesos que hemos disfrutado, de la dureza y belleza a la par del rio de las Xanas y, sobre todo del embrujo de las Xanas, que cuando las atrapas eres tu el atrapado y no te queda otra sino volver a buscarlas, una y otra vez, en un giro sin fin buscando la felicidad de pescar a mosca (a mosca seca) una maravillosa Xana.



                    LasmoscasdePaco.

viernes, 13 de junio de 2014

EN BUSCA DE HADAS AMARILLAS…

          La fiebre de las Hadas Amarillas se extiende entre amigos y compañeros de pesca.

Todos deseamos encontrar una buena eclosión de Efémera Dánica, algunos porque hemos presenciado la locura que se expande entre las truchas cebándose sin ninguna alerta una y otra vez tras las moscas de mayo, otros porque sin haberlo disfrutado lo han escuchado tantas veces que desean presenciar tamaña locura.

Quien relata padece esta adicción y tras un primer intento vano determinamos volver al mismo tramo de rio por si pasada una semana las Hadas Amarillas anduvieran en danza.


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Al llegar a la zona escogida nos encontramos con dos buenos mosqueros y amigos que se preparaban para iniciar la jornada de pesca. Paco López (Pacobis) y Paco Armero (Tulima), saludos, apretones de manos, deseos de buena pesca, un ratito de charla animada y los dejamos el tramo que habían escogido marchándonos nosotros a otro tramo.

No hay problema, el rio es de todos y al contrario de la opinión de algunos con mentes embozadas la mía es que encontrarme en el rio con un mosquero fetén es motivo de alegría y no de haber ocupado “mi” rio, pues como poco el mosquero fetén ahuyenta otro tipo de personajes “depredadores de dos patas”.


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Es pronto cuando iniciamos la pesca. Ni asomo de Dánicas, una ojeada a la maleza de la ribera me indica que los tricos andan en danza con lo que poner una imitación que los asemeje puede ser buena opción.


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Comienzo la pesca en una zona corta de corrientes, decido concentrarme en dicho lugar esperando mejor momento para pescar otras zonas. 

Así realizo mil lances a cada postura (varear el rio que diría quien yo se me).

De dicha guisa consigo las primeras capturas que raudas atacan a la imitación de trico que baja bailoteando por las corrientes, están posicionadas al final de chorros y corrientes.


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Los chopos sueltan a borbotones la pelusa de sus semillas, al punto que en ocasiones parece que está nevando.

Pelusa molesta que se engancha y acumula en la línea y bajo, en cada nudo del mismo… y no digamos nada en nuestra mosca que en ocasiones queda totalmente rebozada en la misma.

Cada dos por tres hay que estar limpiando mosca y línea de la molesta pelusa. 

Molesta así mismo la acumulación de la misma en zonas de rio que tapizan el mismo y abortan lances a lugares muy querenciosos, dificultades anexas a la naturaleza y que ponen hándicap a nuestra pericia mosquera.


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El día cruza su ecuador, el sol y calor aprieta fuerte. 

Busco una sombra que me cobije mientras doy buena cuenta del bocadillo y unos tragos de agua de la cantimplora, las hadas amarillas siguen sin hacer acto de presencia.

Tras el reposo inicio el posar moscas, ahora en un tramo de aguas lentas y encajonadas entre juncos, lirios y aneas. 

Decido pescar desde fuera del lecho del rio, parándome en casa hueco que deja asomarme y observar las aguas.


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Así descubro cebadas en lugares donde colocar la mosca pone a prueba la pericia del mosquero.

Nunca me he creído buen lanzador empero posar la mosca en condiciones así no es nada sencillo.

Lance trasero elevado sin dejar que la línea descienda y se enganche los juncos, lance delantero medido, ajustado a los lirios pero sin posar en ellos sino en el agua, además con posado comedido para no ahuyentar a la trucha. 

Si lo hacemos medianamente bien conseguiremos que la trucha tome nuestra mosca. 

No seré tan malo cuando las capturas se van acumulando, sobrepasando la tan manida “docenita y media”.


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Llega mi compañero Juanma, ha pescado aguas abajo de donde yo he estado, tampoco se le ha dado mal, cantidad y calidad.

Nos repartimos el tramo de rio que queda, como el rio se abre en dos brazos cada uno pesca uno de ellos.


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Caminon por la orilla del rio cuando escucho la cebada “glob”. 

Ni siquiera veo el agua, se interpone una cortina de juncos. 

De nuevo la cebada “glob”. 

No encuentro forma de asomarme, intuyo que estoy frente a la trucha cebándose pero no hay manera de ver el agua.

Otra cebada “glob”. 

Hago una locura, lanzo por encima de los juncos, caña en alto y dejo que el bajo caiga al agua.

Una nueva cebada “glob”. 

Tras el sonido de la cebada alzo la caña y tenso la línea. 

La respuesta a la acción es que la caña se arquea, algo al extremo del bajo tironea con fuerza, la caña se cimbrea.


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-He conseguido clavar la trucha-

Recojo el máximo de línea mientras noto las embestidas de la trucha oponente y ahora me acucia un nuevo reto

-¿Cómo atraigo la trucha a mis manos?-

Confío en el bajo, un 0.18 proporciona seguridad. 

Levanto fuertemente la caña lanzando la trucha por encima de la cortina de juncos y cae en la yerba cercana a mi (si, sé que no es lo más ortodoxo ni lo mas conservador pero no había otra opción… bueno si, no haber intentado pescarla) la atrapo rápidamente, la desanzuelo y corriendo aguas abajo llego a un punto donde acceder al agua, allí la realizo una pequeña recuperación y rauda sale de entre mis manos buscando aguas libres.


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Tengo sensaciones contrapuestas, por un lado haber conseguido capturar una trucha “a la escucha” y por otro la sensación de haberla manipulado groseramente.

No volverá a ocurrir, atravieso el espeso juncal hundiéndome en el limo hasta casi las rodillas para encontrar aguas libres… y profundas pues el agua me cubre hasta la tripa, un inprevisto, un traspié y puedo sufrir un susto serio.

Avanzo lentamente por las aguas, pegado a los juncos, he observado una nueva cebada. 

Mi avance torna más lento si cabe, la cebada se repite, la trucha se ceba en una pequeña corrientita en la seguridad de la pared de maleza que la cubre. 

He llegado a distancia de lance… de lance cómodo a más decir, esa distancia donde te sientes muy seguro al lanzar.


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Atuso la mosca, reviso el bajo limpiando toda la pelusa que encuentro, la trucha se sigue cebando.

Aseguro los pies, tras ello un primer falso lance, le sucede otro, el tercero es lance definitivo que termina deslizando línea por las anillas y posando la mosca metro y medio aguas arriba de donde se producen las cebadas.

La tomada es franca y al estar sobre aviso la clavada es segura y certera. 

Atraigo la trucha hacia mí y chapotea sobre las aguas, después trata de buscar el perdedero de la maraña de juncos de la orilla, se lo impido con firmeza emplazándola en el centro del rio donde aguanto nuevas arremetidas que solvento sin problemas. 

De nuevo el 0.18 juega a mi favor y acorto la lucha encestando la trucha en la sacadora donde entre chapoteos se libera del anzuelo.


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Una rápida fotografía y libre en las aguas donde habita.

Al final de la jornada la cifra de capturas ha sido notoria, a más decir de truchas no pequeñas, tampoco de gran tamaño pero al menos de un tamaño con el que ya ofrecen cierta oponencia y lucha.


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Mi compañero ha superado la cifra, con lo que a la hora de desvestirnos de mosqueros y ponernos ropa secas a la sensación de cansancio se le añade la de complacencia. 

Ni mucho menos todas las jornadas son tan abundantes en capturas y emociones.


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Vivencias, sensaciones, la chistera llena de ambas que a la postre es lo buscado y deseado por un aprendiz de mosquero que ya ha visto pasar mucho agua entre sus piernas.



                      LasmoscasdePaco.

lunes, 9 de junio de 2014

LA TORMENTA QUE ASOLO ECLOSIONES Y CEBADAS…

          Dicen que los rumores son la antesala de las noticias, aquello de…

-Cuando el rio suena…-

Pues había escuchado rumores de que se habían visto “hadas amarillas”, o lo que es lo mismo, Efémeras Dánicas. Esas “May Fly” que por estos lares suelen aparecer un mes más tarde, en junio.


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Llaménme caprichoso, o tiquismiquis, pero lo cierto es que siempre me gusto buscar en el rio algo más que capturas, con el devenir del tiempo esto se agrava.

Ya comente mi predilección por pescar con grandes pérlidos, con pardones, con rabilargos (Ritrogenas), tricos rubiones, virgos u olegarias o efémerelidos.

Pero seguramente la mosca más deseada de encontrar una eclosión en el rio son las Dánicas, en mi caso es certeza.

Empero al llegar al rio no vi ni asomo de las ansiadas “hadas amarillas”.


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Las yerbas y maleza de la ribera es buen lugar para chequear que moscas pululan por el rio yo descubrí en abundancia perlas verde amarillentas (isoperla chloroperla), bastantes tricópteros jaspeados y algún bétido (dos cercos) de tonos apagados.


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Me decante por atar al extremo del terminal un trico pardo muy encendido y con el ir pescando al agua zonas querenciosas. 

La elección no fue nada mal y con ella conseguí las primeras truchas de la jornada que se lanzaban rabiosas a por el trico rubión.


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Estando metido en la vena del rio empecé a ver las primeras eclosiones de bétidos. 

Derivaban gráciles por las aguas, primero poquitas, pero al cabo de menos de cinco minutos la eclosión era muy importante y, como cabria esperar, las truchas empezaron a cebarse glotonas a los bétidos eclosionando.


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Cebadas de esas continuadas, de ponerse en la corriente y tomar francas y continuadas, posicionándose a un par de dedos bajo el agua y tomar y tomar en un “glob” “glop” continuado.

-Paco, ésta es la tuya-


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Cambie de mosca. Puse una imitación de bétido montada en un anzuelo del 18 y con ella fui lanzando a la trucha más próxima que veía cebarse.

La tomada era franca, grosera, a boca llena, con lo que prácticamente no fallaba ni una de las tomadas.

Una, dos, seis, ocho, docenita y media.

 La cifra de capturas subía rápida y escandalosamente y ya pensé que estaba en el día más glorioso de capturas de toda mi vida.


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El cielo se ensombreció, rachas de viento empezaron a agitar los juncos de las orillas. 

El primer trueno sucedió y, tras el la lluvia. 

Lluvia recia y fuerte que imposibilitaba distinguir una mosca o mi imitación entre los goterones de lluvia que cubrían la lamina de agua.

La lluvia acabo con la eclosión y el fin de la eclosión dio como respuesta el fin de las cebadas. 

No se veían cebadas, ni se podía distinguir la mosca propia entre los goterones de lluvia que, si cabe fue in crescendo.


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Como suele ocurrir uno portea toda la temporada con un impermeable y, el día que no lo lleva es el día que llueve… ley de Murphy que se me aplico y me obligo a cobijarme bajo un tupido roble melojo.

La lluvia, por mejor decir, el chaparrón fuerte ceso, aunque le siguieron amagos de lluvia intermitentemente y con menos intensidad.

Lo peor fue que ya no volvieron a eclosionar bétidos y tampoco cebadas.


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Torne al trico rubión, a pescar al agua, sobre todo las corrientes de entradas de pozas que cesadas las cebadas, fueron las zonas donde conseguí nuevas capturas.

No es cuestión de quejarme, entre otras cosas porque no siempre se sale del rio con una cifra asaz de capturas tal que a vuela pluma podríamos decir dos docenitas y medias.


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Pero si reconocer que si la tormenta no hubiera hecho acto de presencia y esa media hora de cebadas se hubiera alargado a un par de horas, a buen seguro la jornada hubiera entrado con fuerza propia en esas tertulias invernales donde uno ensalza días gloriosos y soterra aquellos vanos.

Mayo es un buen para la pesca y augura un junio venturoso donde la mayoría de los ríos nos muestran su cara más amable.


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-¿Serán jornadas como estas vaticinios de lo que nos espera próximamente?-.

Pues eso solo lo sabremos acudiendo a la escuela de pesca a mosca que son los ríos, a ello os animo.



                    LasmoscasdePaco.

lunes, 2 de junio de 2014

ISOPERLAS / CHLOROPERLAS… PERLAS AMARILLAS…

          Es cierto que los pescadores a mosca tenemos la mala costumbre de determinar con nombre y apellidos muchos de los insectos que vemos por los ríos.

En la mayoría de los casos erramos al determinarlos.


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Hace tiempo decidí no aventurar demasiado y generalizar bastante al respecto de concretar nombres, quizás por haberme equivocado mucho en el pasado y, me temo que lo seguiré haciendo en el futuro mal que me pese.


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En el mes de junio, en muchos de los ríos calizos abunda un plecóptero que no pasa indiferente, ni para el mosquero ni para las truchas.

Son perlas terciadas en tamaño y de un color verdoso amarillento, sus eclosiones (o puesta de huevos no lo tengo demasiado claro) suelen concentrarse en espacio y numero y provocan en muchas ocasiones gran frenesí en las truchas que se ceban a ellas alocadamente y en cebas estrepitosas al tratarse de cebadas a insecto en rápido movimiento.


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Isoperla Grammatica? Chloroperla Torrentium?

Es muy probable que esta llamativa perla atienda por uno de los dos nombres.

Sea como fuere si somos pescadores de ríos calizos, en estas fechas debemos llevar en nuestras cajas de moscas un buen patrón imitación de esta mosca.

A continuación os presento un paso a paso del montaje de una de estas perlas.


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MATERIALES.-


Anzuelo TMC numero 15
Seda de montaje amarilla
Tinsel holográfico dorado
Dubbing de liebre teñido en un tono verde amarillento
Antron sintético para alas de color amarillento
Pluma de colgadera genética teñida en amarillo


MONTAJE.-


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Aseguramos la seda de montaje amarilla sobre el anzuelo


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Al llegar con la seda de montaje a la zona de la curvatura del anzuelo sujetamos el tinsel holográfico dorado


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Colocamos un poco de dubbing sobre la seda de montaje y cubrimos con él el primer tercio de obra de montaje del anzuelo


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Cogemos unas fibras de antron para alas de color amarillo y las sujetamos en la zona superior del anzuelo, realizando nudos “en ocho” abrimos las fibras en uve, dando sensación de alas abiertas o en movimiento


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A continuación cubrimos el segundo tercio del anzuelo con el dubbing utilizado anteriormente


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Colocamos otras fibras de antron para alas de la misma manera que hicimos antes, formando así un segundo par de alas


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Seguidamente brincamos el cuerpo con el tinsel holográfico dorado


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Recortamos el par de alas traseras dejándolas mas bien cortas de tamaño


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Recortamos el segundo par de alas, el delantero, la longitud debe ser igual o un poquito más larga que donde lleguen las traseras


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Seguimos con el montaje afianzando la pluma de colgadera genética de color amarilla


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Con la pluma formamos un hackle bien poblado (unas cinco vueltas)


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Con la seda de montaje formamos una pequeña cabecita y rematamos con un buen par de nudos finales


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Vista genérica del montaje realizado


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Vista inferior del montaje realizado, donde podemos ver el efecto del tinsel holográfico y la sensación de “revoloteo” que proporcionan los dos pares de alas


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Vista trasera del montaje realizado


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Vista frontal, pienso que la sensación de “vida” de las alas es notoria


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Montaje finalizado


Estar en el rio en éstas fechas y pescar sobre una buena eclosión de perlas amarillas es una de esas sensaciones que dejan recuerdo permanente en el mosquero.


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A buen seguro que con nuestra imitación de Isoperla o Chloroperla será fructífera y con ella conseguiremos bonitas capturas.


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                        LasmoscasdePaco