De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

viernes, 29 de agosto de 2014

OSADIA...

          Reconozco de osadía tamaña tratar de imitar un montaje de mi querido maestro Luis Antúnez.

 A tal punto que ni se me pasa por la imaginación hacerlo sabiendo de antemano los parcos resultados.

 
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Empero nunca me he considerado pusilánime e ignorar un envite tamaño no entra en mi forma de actuar.
 
Difícil, por no decir imposible tratar de confeccionar una mosca con la receta de Luis...

 
En honor a Paco os doy el menú de esta mosca por si se anima a montarla y probarla: no te arrepentirás.
Abrazos.
Anzuelo: 16 normal. Prefiero un 18 1XL y 1X F ojo arriba, sin muerte.
Seda: Amarillo pálido, fina y brillante.
Cercos: Miel dun o fibras de gallo azul claro andaluz.
Cuerpo: Mezcla de pelos de los testículos blanquecinos de un carnero y pelos amarillos limón de un perro spaniel con pelos de foca crema mezclados con una pizca de mohair limón.
Hackle: Hackle de gallo azul dun dorado. Son óptimos, pienso, los cuellos genéticos que derivan de nuestros gallos de León.
Luis Antúnez Valerio.


 

Pero no se me va de la cabeza realizar un montaje "parecido y a mi aire" de una mosca que quizás pueda funcionar ante eclosiones de efemerélidos. 

Eclosiones que por desgracia en el presente no se ven ni en cantidad ni frecuencia en que se veían en el siglo pasado.
 
Un montaje que "tenga un aire" parecido sin tratar de ser copia o imitación.
 
El resultado de tamaña osadía es el que os presento a continuación.

 
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Materiales / Materiales .-
 
Anzuelo: 16 normal. Prefiero un 18 1XL y 1X F ojo arriba, sin muerte.
Anzuelo .- Grip 11011 BL número 18
 
Seda: Amarillo pálido, fina y brillante.
Seda .- Uni-Thread 8/0 color Yellow
 
Cercos: Miel dun o fibras de gallo azul claro andaluz.
Cercos .- Pardo Flor de escoba claro de penca rala
 
Cuerpo: Mezcla de pelos de los testículos blanquecinos de un carnero y pelos amarillos limón de un perro spaniel con pelos de foca crema mezclados con una pizca de mohair limón.
Cuerpo .- Abdomen formado por un herl de color garbanzo. Tórax bajo cuerpo en tinsel dorado. Dubbing formado por mezcla de pelos de Pablo (Mastín de los pirineos) en color natural, en color amarillento (pícrico) y en color anaranjado, Antron amarillo y alpaca natural.

Hackle: Hackle de gallo azul dun dorado. Son óptimos, pienso, los cuellos genéticos que derivan de nuestros gallos de León.
Hackle .- Bajo hackle una "cama" de herl de pavo real. Pluma de cuello de gallo Metz de color Light Ginger.
 
MONTAJE .- 

 
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Afianzamos la seda de montaje sobre el anzuelo dejando libre el primer tercio de obra del anzuelo.

 
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Formamos los cercos con unas fibras de gallo pardo antes mencionadas

 
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Conformamos el abdomen con el herl de color garbanzo (en la fotografía se ve más amarillento de lo que en realidad es)

 
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Cubrimos el espacio de obra restante con el tinsel dorado y en la zona central de dicho espacio sujetamos la pluma con la que realizaremos el hackle
 
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Realizamos la mezcla de dubbing, la adherimos a la seda de montaje por medio de un bucle torsionado de la misma
 
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En el mismo punto donde sujetamos la pluma de hackle sujetamos el herl de pavo real
 
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Damos un par de vueltas por detrás y por delante de la pluma con el herl
 
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Cubrimos el resto de obra con el dubbing (que quede muy ahuecado)
 
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Formamos el hackle dando tres o cuatro vueltas con la pluma a tal fin preparada. 

Tras ello confeccionamos una cabeza generosa con la seda de montaje. 

Un par de nudos finales y trabajo rematado
 
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Vista inferior del montaje realizado (podría haber eliminado esas largas fibras de dubbing, pero creo que le vienen bien y hacen más pescador a esta mosca)
 
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Vista lateral trasera del montaje
 
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Vista frontal del montaje realizado
 
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Montaje finalizado.


 
Se asemeja más bien poco al patrón de Luis, ni la receta ni la forma de realizarlo.

Pero es que como os dije no es esa mi intención. 

Ni siquiera es una Tup´s como mandan los cánones, porque tampoco quería montarla de aquesta guisa.

 
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La intención ha sido montar una mosca evocando otra y no imitándola.
 
Si es mejor o peor montaje ciertamente no lo sé, auguro que el listón colocado es de record y que el intento es escueto.

 
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Lo que si os puedo decir es que espero ansioso el momento de poder presentar éste montaje a una preciosa trucha del rio padre, ella será el mejor juez para aclarar si el montaje es válido o todo lo contrario.

 
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                      LasmoscasdePaco.

lunes, 25 de agosto de 2014

ESCAPADA AL ALTO TAJO

-Paco, vamos a pasar un fin de semana en el Alto Tajo, te animas, te vienes con nosotros-
 
Esto me comenta Antonio y pese a entender que es una reunión bastante intima, es difícil negarse a tamaña invitación.
 
Tras la llamada raudo preparo los trastos de acampada y pernocta... que nunca andan muy a desmano, preparo unas viandas y caminito del Alto Tajo para perdernos el fin de de semana.
 
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La Falaguera nos acoge como lugar de reunión, base y campamento donde partir a pescar en tramos de rio aledaños.
 
La primera mañana pesco el tramo próximo al campamento en compañía de Antonio padre y su hijo Pablo.

No es sencillo capturar truchas a media mañana en agosto en estos lares, pese a ello se intenta.
 
-Paco, y aquí que mosca podemos poner ahora??-
 
-Difícil me lo fías. Pon una atractora, una Royal, un Trico de Ciervo, algo que las llame la atención-
 
-Y tu, que vas a poner-
 
-Pues yo voy a poner un abejeruco de foam, a jugar posándolo por la corriente, si me pica una me voy a reír un montón-
 
Ambos observan el moscón asombrados y se miran entre ellos como diciéndose que estoy algo loco, suben por encima de mí y se afanan lanzando sus moscas.

 
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Yo trabajo las aguas movidas, dejando derivar por allí el moscón. 
 
Tuve tres ataques a la mosca, que no terminaban en captura pero que si me indicaban que allí había una trucha y con ganas de comer algo. 

Sencilla la acción, una vez indicada la posición de maese pintona cambio de mosca por algo mas normalito (una marroncita) para que la trucha ya incitada la tomara.
 
Con este plan conseguí capturar dos de las tres truchas, una de ella de tamaño aceptable, con lo que me di por satisfecho esa mañana.

 
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La comida espectacular, una paella enorme que nos apretamos entre seis mosqueros acompañada de un buen barril de cerveza de cinco litros.
 
La tarde la reservaba para una tramo largo, extensa tabla con algún tramo de corrientes del que guardo buen recuerdo y donde en compañía de Aurelio pensé disfrutaríamos de capturas varias.
 
Empero la cosa se puso complicada, sin cebadas todo pasaba por pescar al agua. 

Por mejor decir si vi una cebada, un tramo de aguas profundas invadeables que impedían el acercamiento.

La trucha se cebo justo delante de una gran roca sumergida. En dos o tres lances conseguí colocar la mosca en distancia y colocación optima y la trucha tomo mi mosca como mandan los cánones.

 
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Pero maese pintona guardaba una argucia. nada más tomar la mosca se sumergió y pego a la roca, con lo que al clavar y atraer la captura el bajo de línea rozaba y al fin se engancho en la porosa roca. 

El resultado fue la perdida de la captura. Bien por la trucha y bien por su argucia.
 
Una captura en el rabión de la tabla, esquinada al lateral de las aguas corrientes, una trucha de tamaño comedido.

 
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Proseguimos pescando con vanos resultados. 

El día llegaba a su ocaso y esperaba ansioso que la luna llena (luna llena de agosto de las más luminosas) provocara eclosiones de insectos varios y su réplica en cebadas de truchas.
 
No fue así. 

La tabla de agua resplandecía a la luz del astro lunar, pero no había cebas ni eclosiones, apenas alguna polilla nocturna que se acercaba al haz de luz del frontal y poco más.
 
Llego Raúl que había obtenido tan parcos resultados como nosotros y que viendo el cariz del momento ni intento pescar el sereno.
 
Aurelio tampoco demostraba mayor interés en seguir vareando unas aguas vanas y al fin yo desistí de hacerlo tras media hora de varear y posar moscas sin ton ni son.

 
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Reunión nocturna del grupo en el punto de encuentro. 

Cena a la luz de las linternas y faroles (que tortillas y pimientos fritos y filetes rusos mas ricos), charlas, relatos, risas y bromas (que enfermitos de tosferina andábamos algunos, je je) para al fin montar las tiendas, hinchar los colchones y meternos en los sacos para dormir y amanecer un nuevo día.
 
Una de las sensaciones más gratas que se pueden tener es levantarse por la mañana, salir de la tienda, desperezarse y todo ello rodeado del bosque, con el frescor de la mañana y de fondo el rumor del rio.
 
Pronto estábamos todos levantados. 

Antonio (padre) calentando leche para poder desayunar un cafetito caliente que temple el cuerpo y espíritu.
 
Desmontamos tiendas, guardamos las cosas en los autos y caminito del rio Gallo esperando fuera más amable en capturas que el padre Tajo.

 
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La mañana de pesca la comparto con Antonio (hijo), pescamos las zona superior de Cuevas Labradas... o lo intentamos, porque la mayor parte del rio está totalmente cubierto de ovas que impiden la pesca.
 
No queda otra sino lanzar nuestras moscas en esos pequeños huecos de aguas libres de ovas donde a la postre no obtuvimos capturas.

 
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Al fin, entre la nula actividad y el calor optamos por dejar de pescar y acercarnos a la zona de acampada. 

Allí nos encontramos a Antonio (padre) afanado en el perolo preparando unas deliciosas migas. 
 
Llegaron Aurelio y Raúl, se descorcho un nuevo barril de cerveza y nos pusimos a devorar las migas que a fe de Dios estaban riquísimas, tres platos de ellas me comí.
 
Estómagos hinchados, efluvios de cerveza, tórrido calor de agosto, despanzurrados en las sillas planeamos la acción de pesca de la tarde.

 
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-No nos vamos a mover mucho, mi opinión es quedarnos por aquí-
 
-Si, pescamos otros tramos pero por aquí cerca-
 
-Si, total para pescar una o ninguna, para que movernos mucho-
 
-Pues si la cosa pasa por pescar una o ninguna... yo prefiero hacerlo en el Tajo- Dije yo.
 
Orejas tiesas, miradas inquisidoras.
 
-Coño, por lo menos allí hay aguas despejadas y podemos hacer bonitos lances-
 
-Además os voy a llevar a una nueva zona-
 
-Nosotros (Antonio's y Pablo) vamos a pescar muy poco tiempo, queremos llegar pronto a casa-
 
-Pues, pescáis aquí cerquita y os marcháis cuando queráis-

 
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Saludos, apretones de manos, abrazos y deseos de buena pesca. 

Tras ello acompañado de Aurelio y Raúl me pongo a patear la trocha hasta un punto determinado que quiero que vean y donde empezar a pescar.
 
-Ojo que este Tajo no es el de ayer. Esto es otro Tajo, más duro, más bravo, ahora estamos de caza mayor-

 
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El rio padre se encajona entre las rocas, todo un chorro de aguas rugientes imposibles de cruzar y a duras penas vadear para alcanzar una posición optima para el lance.
 
En algunas zonas hace "piscinas" laterales. En una de ellas Raúl consigue su primera captura una bonita loba de rio que le provoca gran frenesí imposible de contener.
 



-Joder, Paco. Que lance más bonito. Que trucha mas brava. Que lucha. Qué gozada. Muchas gracias por traerme aquí-
 
Aurelio sigue afanado, lanzando su mosca a zonas insinuantes, pero no fructifica en tomada de trucha.
 
Yo observo un pequeño blando orillado del chorro de las aguas, apenas un par de metros de aguas mas calmadas y además escudadas por las ramas de una sarga. 

Está en la orilla contraria, imposible acercarme.
 
Necesito un lance perfecto, apilado y volteando aguas arriba de la línea al posarse para conseguir apenas cuatro o cinco segundos donde la mosca pose y derive en condiciones.

 
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El primer lance no es lo suficiente apilado, posa la mosca y apenas tres segundos después la fuerte corriente provoca el dragado de la mosca.
 
El segundo lance ha mejorado mucho, la mosca cae, el bajo se apila y en el mismo momento volteo la línea aguas arriba. 

No he terminado la acción del lance cuando de las aguas emerge una bonita trucha que toma la mosca y salta por encima de las aguas.
 
Clavo con seguridad, la caña se arquea denotando el tamaño y fuerza del oponente. Mi cerebro apenas ha empezado a buscar una forma de conseguir la captura cuando la trucha busca el perdedero perfecto, se lanza corriente abajo por el enorme chorro de agua.
 
No puedo hacer nada, no puedo moverme pues el agua me arrastraría, no puedo parar la carrera de la trucha, no puedo controlar su escape. 

No puedo parar ese carrete que gira y gira soltando línea.

 
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Decido cambiar de mano la caña para apretar el freno del carrete y según estoy haciéndolo noto un tirón y como la caña combada se yergue erecta. 

La trucha se ha escapado y el final de la línea y bajo coletea allá aguas abajo en medio del fuerte chorro.
 
En un tramo donde el rio se ensancha un poquito y la fuerza de la corriente disminuye decido cambiarme de orilla y así no tener que ir los tres pescando por el mismo lado del rio... el vadeo pese a todo es complicado profundidad y corriente desaconsejan hacerlo. 

Mi osadía a veces flaquea mas al fin y no sin gran dificultad consigo atravesar la vena del rio y posicionarme en la orilla contraria... veremos luego como vuelvo a la orilla prima.

 
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Raúl pescando con su "Furgi trico" consigue una nueva captura, una nueva loba de rio que consigue orillar sacándola de la corriente, esta fue la clave para que la trucha terminara en la sacadora y el lance acabara en buen puerto.
 
Yo pescaba con una imitación de perla de verano, una mosca de tamaño más que respetable que me dejaba verla en medio de las fuertes corrientes
.
Me encontraba en una piscina lateral con profundidad, comenzaba en unas rocas en escollera y por encima de las mismas una nueva piscina escenarios como estos no dejan indiferente al mosquero.
 
Me aproxime a las rocas y realicé un lance a la piscina superior.
 
La picada fue franca, la trucha tomo con glotonería la gran mosca que le presente sacando cabeza y parte del cuerpo por encima de las aguas. 

 
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Clave con seguridad, con fuerte tensión y fuerza. 

La trucha respondió a la calvada realizando un gran salto fuera de las aguas, espectacular. 

Tras ello, rauda, busco el perdedero, que no es otro sino lanzarse como un misil a las corrientes rio abajo.

De nuevo las corrientes, de nuevo en la tesitura de la trucha anterior.
 
Pero en esta ocasión yo si podría hacer algo mas, que no es sino lanzarme por el rio aguas abajo, al filo del chorro, trompicando, ahora salto, ahora brinco, ahora me caigo y me empapo, pero siempre caña en alto, manteniendo la tensión hasta llegar a la misma altura de la brava trucha.
 
Me quedaba orillar a la pintona, pero en corta distancia esto resulta más sencillo, tras ello ensalabrarla en la sacadora cosa que, afortunadamente realizo con éxito y la lid finaliza con tan brava trucha en mis manos para al fin desanzuelarla y devolverla a las aguas.

 
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Un precioso lance de pesca que mis compañeros han contemplado desde la orilla contraria y me felicitan por tan bonita captura.
 



El día da sus últimos coletazos y me quedaba la desazón de que Aurelio no haya tenido su oportunidad, y según pensaba esto observándole como pescaba al filo de la corriente, veo como una gran trucha toma su mosca de forma espectacular. 

Toma la mosca y salta al mismo tiempo mostrando todo el cuerpo fuera del agua.
 
Aurelio clava, la caña se arquea totalmente, la puntera de la caña bambolea inclinándose hacia las aguas y al pronto se tensa y la línea se desplaza flácida por las aguas. 

La trucha ha escapado.
 
-Me cago en la leche, tío. Era una gran loba de rio, Aurelio-
 
Aurelio observa el bajo y ve que el bajo se ha partido por el nudo donde se conecta bajo y tippet.
 
-Ha roto por la unión del bajo y el tippet-
 
-Pues eso es, o que el nudo no estaba bien o que estaba rozado por la rocas, sea como sea, siempre se rompe por la zona mas débil-

 
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El pesar del pescador es grande y puedo asegurar que tanto o más el de sus compañeros, Raúl y yo mismo que nos hubiera encantado que Aurelio hubiera conseguido su captura.
 
No hay tiempo para más. 

La noche se nos echa encima. 

Atravesar el rio con poca luz no fue tarea sencilla, mas al fin lo conseguí con integridad.
 
Ya caminando por la trocha que nos lleva al auto vamos comentando de las capturas, de las conseguidas y, de la no conseguida de Aurelio que nos deja con un pequeño resquemor.
 



-No te preocupes, Aurelio. Otra vez será-
 
-Ha sido tu primer encuentro con el rio padre y sus lobas-
 
-Si, coño. Me ha dejado pillado. Tengo que volver a desquitarme-
 
Y es que esto es lo que provoca el rio padre, un "pellizco" que no te deja indiferente y provoca redundar en el empeño de atrapar sus preciosas lobas del rio.

 
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Llegados al auto nos cambiamos de ropas y terminamos con las viandas restantes teniendo por techado un cielo cuajado de estrellas.
 
Al fin devuelta a nuestros hogares, recordando las anécdotas vividas, las risas y las grandes sensaciones vividas en este estupendo fin de semana.

 
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Antonio (padre), Antonio (hijo), Aurelio, Pablo, Raúl. Muchísimas gracias por haberme dejado compartir tan estupendo fin de semana en el Alto Tajo. 

Agradecido.


 
                            LasmoscasdePaco.

sábado, 16 de agosto de 2014

EL ULTRAVIOLETA Y LOS PECES....

          Ha raíz de una reciente entrada de este blog, he mantenido una charla sobre como vemos nosotros las moscas que ofrecemos a las truchas y como se cree que las ven ellas.

Como siempre os digo, la visión de un maestro experto tiene solidas bases de acertar.

Primero por su larga experiencia en esto de pescar a mosca y segundo por sus dotes de observación que, a más de uno nos hizo ver las cosas de diferente manera de como lo contaban...

Os ofrezco un relato de un gran mosquero. Luis Antúnez Valerio... un capitulo de ese incunable que muchos quisiéramos poseer.

Ni quito ni pongo coma o acento, tal cual me llega allende los mares, allá por tierras Patagónicas os ofrezco un tesoro....



Reducido del libro “Lo que el Río me enseñó.”




EL ULTRA VIOLETA Y LOS PECES.

 

En un calendario donde 15.000 millones de años
luz del universo contaran como un año del nuestro,
el hombre civilizado entraría en escena el
31 de diciembre a las 23,59 horas.

 
L A Arroyo de los Vascos



          Como Pescadores a mosca miramos y admiramos nuestra gran Patria de aguas brillantes y bulliciosas. 

Y hay momentos en los cuales esa admiración se convierte en búsqueda e investigación de los fenómenos que a nuestro lado suceden. Así nos sorprendemos cuando una artificial es rechazada por la trucha, aun siendo idéntica (según nosotros ¡claro!) a la natural que en esos momentos es depredada. 

No menos sorpresa nos causa ver como otra mosca artificial es aceptada hasta la saciedad, aun cuando en nada se parezca a las naturales devoradas con fruición por Ellas. 

Estas situaciones van sembrando en nuestras conciencias de Pescadores la semilla de la curiosidad, la inquietud por saber, que es algo totalmente distinto a las ansias de querer sacar un pez. Tal inquietud nos da sus frutos en todas las ocasiones, bien sea cuando conseguimos saber cosas nuevas tras nuestra búsqueda, o bien cuando debemos vestirnos de humildad ante la certeza de que no sabemos nada, humildad que hoy escasea entre las filas de las “estrellas” de la pesca en Iberia.
 
En base a la mencionada búsqueda fue calando en mí la obsesión de la imitación “perfecta”, algo que asimismo trae por la calle de la amargura a Paco Moscas. 
 
He seguido un largo camino buscando el nirvana de los montajes de moscas. Por cotillear veamos algunos pasos: 
 
Primero fue la presentación de la misma mediante una posada suave, similar a la de un aquenio (hablo de secas) Luego vinieron las posturas de la mosca SOBRE, EN y BAJO la superficie del río. 

Aun posteriormente me ocupé de la física que atañe a los rayos de luz a su paso aire – agua, a los fantasmagóricos halos de color de las moscas naturales, a sus luces transmitidas, a la imitación de las imperceptibles convulsiones de un insecto caído SOBRE el río, a su manera de evolucionar por las corrientes... 
 
Pues bien, hoy estoy buscando las posibles diferencias en la percepción de los colores entre ellas y nosotros, escalón harto escabroso en el cual se conjugan una serie de fenómenos fisiológicos y psicológicos. 

Deseo que, juntos, vosotros y yo, compartamos y analicemos éste problema hasta donde nos sea posible.

 
LOS COLORES EN MOSCA SECA.

 
Hace muchas décadas un biólogo amigo mío me dijo que truchas y salmones ven el mundo que les rodea sólo en blanco y negro, sin colores.

Ante tal disparate (según yo, naturalmente) las discusiones fueron largas y apasionadas; es más, nunca llegamos ambos a coincidir lo más mínimo en el tema: siguió el docto biólogo con su ciencia y yo con mi cerrazón de pescador “sabiondo”.

 
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“¿Por qué - pensaba yo – debo montar mis moscas combinando los colores oportunamente para intentar imitar a las naturales? ¿Se tratará sólo de gradientes de grises como en una foto en blanco y negro? ¿Por qué las truchas comunes poseen esas deliciosas pintas naranjas en sus costados? 

Fue aquella inacabada discusión la que inició la búsqueda que ahora comentaré. 

Consideremos dos aspectos en éste tema:
 
1º. ¿Perciben los colores los salmónidos? La respuesta es “sí”. Hoy sabemos que en la retina de un salmónido existen corpúsculos sensibles a los colores (los bastones y conos) por lo cual está confirmada su aptitud para percibir los colores.
 
2º. Un color determinado ¿es visto de manera idéntica por los salmónidos y por nosotros? La respuesta es: NO TODOS. 

Y aun existe la posibilidad de que un mismo color sea distinto para ambos seres, dependiendo del material que lo emita.
 
Pero aún hay mucho más que lo anterior, como ahora comentaremos, mas vayamos despacio para que podamos comprender los problemas.
 
Durante años monté el cuerpo de la danica a la manera tradicional: dubbing marfil amarillento brincado con herl o quill de pavo real natural. 

Ésta imitación me da resultados variables: o muy buenos o muy malos. 

¿Por qué? 

Desde luego hubo un día en el cual supe que en la Península existían más de una mosca de mayo (danica, linneata, vulgata, glaucops...) por lo cual me dije: “¡Claro! Aquí está la explicación a mis fracasos.” Eso creí entonces y, desde luego, los rechazos disminuyeron con montajes diferentes a cada emergencia, pero seguían los bolos puntuales y casi siempre inexplicables.

La observación de un cofrade de que las truchas tampoco toman las danicas naturales al principio de su aparición en la temporada, aunque relativamente cierta, no me resulta totalmente satisfactoria porque los rechazos siguen cuando las truchas sí suben a las propias del río.

 
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Fue la casualidad la que me puso en la posible pista: 

Un día del mes de julio me encontré sin imitaciones de danicas en mis cajas. 

¿Qué poner para intentar engañar UNA trucha? 

Decidí seleccionar algo parecido, una Red Spinner en anzuelo del 14, algo pequeña, mas no disponía de cosa mejor (¡mi eterna pereza para montar...!) Esa Red era una vieja imitación inglesa, casi decrépita, de cuerpo marrón rojizo muy claro. 

No puedo decir que resultó una imitación milagrosa, pero creo que conseguí hacer subir un par de truchas y, desde luego, gran parte de las mismas sobre las que pasaba aquella carroza se interesaban por ella. 

¿Estaba en la pista?
 
Hoy dispongo de imitaciones de danicas que llevan un dubbing marfil amarillento sobre tinsel dorado con una pizca de dubbing marrón rojizo junto a las alas (recomendación de Paco Pepe) 

Resulta más que aceptable para los días difíciles, pero

¿por qué marrón rojizo en esos cuerpos? 

¿De dónde sale ese color? 

Podemos mirar y remirar las naturales, bien sea con luz reflejada, con luz incidente, al principio de la temporada, al final, en imagos, en subimagos y de mil maneras más, pero jamás percibiremos color rojo alguno, de no ser esos fugaces reflejos vítreos de sus alas en el estadio de imagos y que, por supuesto, deberían ser considerados a la hora de montar. 
 
Otro caso: 

Usaba un día una “perfecta” imitación de no recuerdo qué efímera, tan “perfecta” que hasta yo mismo la confundía con las naturales en su corretear por la tabla.

Las truchas, no obstante tal “perfección”, se apartaban de ella respetuosamente para dejarla pasar, en tanto enloquecían cazando naturales. 

Avergonzado de tanto hacer el ridículo, cosa a la que no acabo de acostumbrarme pese a su frecuencia, cambié a una mosca de las denominadas de “conjunto”, cuyo tono general era bastante distinto a las naturales del momento, con las cuales mi mosco sólo tenía en común su tamaño y la postura EN el agua. 

La respuesta fue asombrosa: 

Pescó hasta el final de la ceba aun estando destrozadita. ¿Y ahora qué?
 
Pero más sorprendente es el caso de aquella tarde en la cual las truchas cazaban hasta reventar los famosos efemerélidos, perdiendo el miedo a mi presencia física junto a ellas. 

Esperanzado, até una de las muchas imitaciones que poseo de esos bichitos endiablados y me divertía casi sin moverme del sitio al final de la tabla, aunque el tamaño de las capturas era más bien modesto. 

Mas cuando cayó la sombra sobre el río, aun continuando las cebas más sí cabe que al principio, se acabó la diversión. 

Incomprensible que mis moscas funcionasen al sol y no en la sombra. 

¿Por qué? ¿Había algo más?

 
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He tenido la suerte de acceder a varios trabajos científicos (BOWMAKER & KUNZ, titulado “Receptores UV en la trucha común (Salmo trutta): cambios dependientes con la edad.” Y HAWRYSHYN & HAROSI) Por ellos me encontré mejor centrado en el problema como montador.
 
Como apicultor aficionado me interesé en la lectura de un libro de Von Frish, premio Nobel de Medicina del año 1973, titulado La Vida de las Abejas.” Esos laboriosos seres deben la mayor parte de su sentido de orientación a la percepción de la luz polarizada UV. 

Gracias a ésta capacidad pueden conocer, entre otras cosas, la hora del día, regresar a su colmena sin error aunque las hayamos transportado a varios kilómetros de distancia metidas en una caja cerrada, y comunicar a sus compañeras, con precisión milimétrica, la ubicación de una fuente de néctar en el campo. 

Y todo eso aunque el sol esté nublado, incluso en las noches de luna. 

Casualmente, las truchas ven los colores de manera similar a las abejas. 

Von Frish realizó numerosos experimentos con abejas para demostrar su amplitud cromática y para no alargar mucho estos comentarios os recomiendo que leáis ese maravilloso trabajo.
 

No obstante lo anterior, se podría alegar que las abejas distinguiesen gradientes del gris entre el rojo y el azul, justo como ocurre en una fotografía en blanco y negro. 

Como esto invalidaría la teoría de que las abejas ven los colores, Von Frish repitió el experimento de distintas formas para cerciorarse de la percepción de los colores por las abejas.

Resumiendo: 
 
COLOR: PARA LA ABEJA ES: PARA EL HOMBRE ES:
 
Luz del sol: Amarillo, azul y UV. Rojo, verde, violeta.
 
Rojo: Ciega al mismo (lo ve negro) Rojo.
 
UV.: Ultra Violeta. Ciego al mismo.

 
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Ahora pienso yo, y quizá vosotros también, si pasará algo similar con nuestras truchas comunes. 

¿Serán ciegas al rojo, por ejemplo? 

Seguro que alguno de vosotros me dirá que las truchas poseen pintas naranjas en los costados, o todo un arcoíris, y que algo significa eso. 

Además el rojo anaranjado es uno de los colores que mejor nos sirve a nosotros en variados montajes, cosa que demuestra que la trucha lo percibe perfectamente. 

(¡Ojo!: hablamos de rojo puro y no de otros matices del rojo) Podemos formular las siguientes hipótesis:
 
1ª. Que ese naranja sea, para ellas, distinto cromáticamente del rojo puro.
 
2ª. Que ese naranja, o rojo puro, emita también una luz UV que sólo es percibida por ellas, ya que los hombres somos ciegos al UV. 

Es lo mismo que pasa con las abejas y la amapola, por cierto única flor roja autóctona de nuestra naturaleza mediterránea que visitan las abejas casi en exclusiva.

Las fotografías UV de Von Frish sobre las amapolas demostraron que estas flores también emiten al mismo tiempo luz ultravioleta en gran cantidad, que nosotros NO vemos, además del color rojo que nosotros SÍ vemos como tal, pero las abejas NO. 

¿No es maravilloso éste Mundo? 
 
Sabemos, además, que las flores de color blanco de nuestras tierras poseen un color distinto para las abejas, el verde azul (cian) que es el color complementario del UV. 

Incluso algunas de tales flores presentan dianas centrales con un color en fuerte contraste con el anterior que, con precisión, indican a las abejas y a otros insectos dónde está situado el néctar ansiado por ellas. (Las flores han inventado, mucho antes que nosotros, la eficacia de los anuncios publicitarios) 

Creo que, como yo, habréis intuido que es casi seguro que las moscas del río también emiten luz UV y, quizá, “ven” de manera similar los colores que las truchas, aunque sería más apropiado decir que las truchas ven como ellas, al estar adaptadas a la depredación sobre esos insectos. 

Tal cosa nos pone sobre una pista a los pescadores – montadores. 

¿Cuál es la causa del comportamiento de esos bandos de machos de efímeras cuando efectúan sus danzas nupciales en los márgenes de los ríos? 

Sería muy interesante poder fotografiarlos con filtro UV y comprobar que, realmente, se trata de puntitos luminosos de UV que suben y bajan para llamar la atención de sus hembras desde muy lejos. 

Y aun podemos hacernos otra pregunta: 

¿Cómo pueden ver las truchas a una diminuta mosca en un espumoso chorro de agua a últimas horas del día o en la propia noche? 

¿Bastará para ello la concentración de la luz incidente existente en los 180º de la superficie del agua al penetrar y concentrarse en tan sólo unos 97º, amén de su poderoso ojo – lupa? 

¿O estarán ayudadas, por añadidura, con la circunstancia de que esos insectos “son” realmente “semáforos” sobresalientes de luz UV? 

 
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Debo hacer una observación a lo anterior antes de continuar: los rayos UV son absorbidos por las capas de agua, con lo cual sólo debemos analizar los colores en superficie o muy cerca de ella, supuesto que hablamos de seca exclusivamente.
 
Diréis muchos que:


-“Estamos de acuerdo en que las truchas vean los colores de manera distinta a la nuestra, pero ¿por qué complicarse la vida con tal cosa? Creemos que nos debemos limitar a copiar el color de una mosca natural lo más fielmente posible. Luego ellas que lo traduzcan como sea...”
 
Bien, aclararemos esto, para lo cual hacemos varias fotografías de la misma mosca artificial pero bajo distintos “ojos”, en este caso el nuestro y el de una supuesta trucha. 

La primera toma la realizamos normalmente, es decir, con una cámara sin filtro alguno sobre su objetivo. 

 
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Mosca vista con nuestros ojos.

Y acto seguido hacemos otra foto pero poniendo a la cámara un filtro UV (ojo: filtro que sólo deje pasar los rayos UV, no esos incoloros que solemos llevar para proteger el objetivo)

 
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Mosca vista con los ojos de trucha.


Comparando ambas tomas constatamos que las variaciones son evidentes y muy marcadas. 

Por ejemplo el hackle lo ven casi oliva y otros también podrían (no siempre ocurre) estar alterados.
 
Sabemos que los colores de un tejido, por ejemplo, vistos dentro de una tienda iluminada con luces artificiales pueden cambiar al examinarlos posteriormente a la luz del día. 

La causa es que las luces artificiales poseen un “color” diferente al de la luz natural. Es, permitidnos otro ejemplo aclaratorio, como sí iluminamos ese tejido con luces de distintos colores. 

Por lo tanto ya sabemos que cada luz posee una “temperatura” propia que “tiñe” de manera determinada y peculiar los objetos y que también dependen del tipo de material que lo emite. 
 
Cambiemos los tipos de luz del ejemplo anterior por el “filtro” que los ojos de cada animal tienen, “filtro” que es diferente en muchas especies.

 En éste caso veremos el tejido según sea el filtro, que es lo mismo que la sensibilidad cromática que cada ser vivo posee. 

Resulta pues, que un mismo color podrá (aunque no necesariamente) aparecer distinto según qué observador lo contemple: mosca, abeja, trucha, hombre..., aunque, repito, hay colores en los que sí existe coincidencia.

 
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Por lo que antecede, puede no ser tan sencillo copiar un tono de color de una natural con un material sintético similar para nuestros ojos, ya que ese color podría poseer una “temperatura” algo distinta al pigmento de la mosca natural. 

La trucha podrá, o no, verlo de la misma manera y averiguar por nuestra parte la idoneidad de cada caso es una tarea bastante complicada, si bien la práctica nuestra es la mejor comprobación del éxito del montaje. 

Lo único que debemos hacer, una vez conseguida una efectiva artificial, es emplear siempre la misma marca de material y rogar a la providencia que el fabricante no cambie de tinte... 
 
Veamos un ejemplo que hizo historia.
 
La Tup’s Indispensable gozó de ser una imitación “casi” infalible para ser empleada como mosca de conjunto ante efímeras de verano, concretamente con Serratellas sp. 

Por ello un amigo me las traía de Londres a docenas, precisamente montadas con los materiales originales, es decir, cuerpo elaborado con los pelillos procedentes de los testículos del carnero. 

Así era como la montaba su inventor, un estanquero de Tiverton, en Devon, el señor Austin y, posteriormente su hija.
 
Pues bien; la Tup’s Indispensable (pelos procedentes de las partes Indispensables para que el carnero sea eso, macho) dejó de ser tan efectiva desde el momento que otros montadores emplearon pelos distintos a los del carnero, incluso fibras sintéticas. 

Si los colores de esos nuevos pelos eran idénticos para nosotros a los del carnero, ¡y puedo asegurar que lo eran...! ¿por qué causa perdieron su milagrosa efectividad? 

Era evidente que se trataba de “faenas” de los UV. 
 
Comentario jocoso sobre la gran diferencia en efectividad entre las Tup’s de Austin y de la hija montadora con las demás del mercado es la maligna leyenda que corre por nuestro mundillo de pescadores: 

Aseguran en ella “las malas lenguas” que la mencionada hija del creador de esa Tup’s, hacía unas moscas muy superiores a la de los competidores porque el dubbing del cuerpo no procedía de los testículos de carnero alguno y sí de las mismas partes reservadas de su novio, un robusto y pelirrojo marinero escocés.

Yo no puedo confirmar tal cosa, principalmente porque nunca me atreví a acercarme a un marinero escocés pelirrojo con unas tijeras en las manos... Si tenéis oportunidad, probad vosotros. 
 
Termino comentando lo que siempre digo: no sabemos ver en profundidad la Verdad de todas las cosas y aceptamos, sin analizarlas, opiniones heredadas.

La Física de la relatividad y la cuántica han dado la vuelta a las opiniones homocéntricas de muchas creencias, sagradas y profanas. 

Nuestros cuerpos están formados por los mismos corpúsculos subatómicos que poseen otros seres ¡y cosas! del universo. 

Por eso somos hermanos de las estrellas, de las montañas, de los animales, de las truchas…

 
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En honor a Paco os doy el menú de esta mosca por si se anima a montarla y probarla: no te arrepentirás. 

Abrazos.
 

Anzuelo: 16 normal. Prefiero un 18 1XL y 1X F ojo arriba, sin muerte.
 
Seda: Amarillo pálido, fina y brillante.
 
Cercos: Miel dun o fibras de gallo azul claro andaluz.
 
Cuerpo: Mezcla de pelos de los testículos blanquecinos de un carnero y pelos amarillos limón de un perro spaniel con pelos de foca crema mezclados con una pizca de mohair limón. 
 
Hackle: Hackle de gallo azul dun dorado. Son óptimos, pienso, los cuellos genéticos que derivan de nuestros gallos de León.


 
                                  Luis Antúnez Valerio.

lunes, 11 de agosto de 2014

P.N. ALTO TAJO.... KIKIRIKIIIII...

          No queda otra, si hasta ahora intercalamos jornadas de pesca por la Sierra Norte y el Alto Tajo... en la mayoría de las ocasiones. El presente con la veda general cerrada nos obliga a encaminar los pasos casi en exclusiva al Alto Tajo.
 
Los mosqueros de ésta Guadalajara brava, dura, inhóspita ya tenemos experiencia y pasamos de la dura pizarra y el pino negral a los romeros y calizas. 

 
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Augure en su momento que el retraso de la temporada en la Sierra Norte no produciría ningún beneficio a sus ríos y afectaría y muy negativamente al resto de los ríos Alcarreños... 

Siento tener razón pero la lógica abrumante se impuso. 

Abril fue coto privado de furtivos en la Sierra Norte , para el resto de los ríos de la Alcarria ha supuesto una mayor presión de pesca, ha supuesto que los pescadores que acatan la ley hayan pescado desde abril ríos que otrora no pescaban hasta junio o julio.
 
La prueba es notoria en tramos de ríos de cómodo acceso como son afamados tramos del rio Gallo. 

Orillas pisoteadas, veredas en la maleza, cantidad de entradas entre los juncos. 

Sobrepresión de pesca que ha afectado negativamente a las truchas habitantes.

 



A vosotros, caballeteres, os indico con dedo acusador del desastre producido en los ríos alcarreños... todo con el único afán de hincharos cual pavo real y daros entre vosotros besos y congratulaciones... vosotros sois los culpables, deberíais avergonzaros.
 
Cuevas Labradas. Otrora enseña de la pesca a mosca por la que muchos caballeros mosqueros lucharon a brazo partido, en el presente es cambalache de celestinos que la ofrecieron al mejor postor a cambio de pavoneo propio. 
 
El presente de tan bello rio es la sobrepesca de mosqueros, de cucharilleros y de quien sabe más, unos acatadores de la ley y otros desaprensivos y arteros que no respetan ni tan siquiera la vida de tan bello oponente como es una trucha fario.

 
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Mostrar el rio a un nuevo mosquero en tal situación provoca un profundo sentimiento de pena. 

Tener que contarle de experiencias pasadas en un rio maravilloso y echar vista larga y ver rio pisoteado no es precisamente el mejor ejemplo.
 
Mas no hay otra, en el rio estamos y hemos venido a pescarlo a mosca.
 
Como siempre, el primer consejo al novel mosquero del Gallo...
 
-Antonio, Raúl. A las truchas del Gallo no hay que darlas concesiones. Cuando veas la picada, clavada y traer rápidamente la trucha a la sacadora, si no, se meterá entre las ovas y perderás las capturas-
 
Y, como siempre, han de probar en sus propias carnes la acción de la trucha para aceptar el consejo.

 



Las orillas en el rio Gallo es la zona de pesca, no conozco otro rio donde por regla general las truchas se coloquen mas pegadas a las orillas, y cuando uno lleva pescando un buen tramo de rio colocando la mosca solapada a las orillas con vanos resultados es clara demostración de la sobrepesca que padece el rio.
 
Es momento de nuevas estrategias, de buscar claros entre el tapiz de ovas o de pescar pequeños rincones de mayor dificultad de acceso donde poder encontrar a maese pintona.

 
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Así es como posando "La Gallita" conseguimos sacudirnos el bolo y alguna mas, colocando con cuidado la mosca por pequeñas corrientes por pequeños rincones querenciosos que en el devenir del tiempo uno ha ido concretando.
 
Ninguna cebada delatora, todo pesca al agua o, por mejor decir pesca al rincón conocido.
 
Faltan picadas y faltan truchas y sobra pisoteo de rio. 

Ni siquiera la llegada del anochecer provoca tímido sereno o cebada delatora, el rio muerto como todo el día.

 
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En tal situación las capturas conseguidas saben a gloria, pues sabemos que han sido capturas buscadas y rebuscadas, capturas conseguidas a base de tenazón y buen hacer.
 
Terminamos la jornada cenando en el puente de San Pedro, apenas iluminados por tenue luz de frontales y por techado un maravilloso cielo cuajado de estrellas que nos hacen ser remisos y retrasar lo inevitable que no es sino la vuelta a nuestros hogares.

 
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No, este relato no es alegre, ni apenas ilusionante, ni comenta alguna de las capturas obtenidas... que las hubo pese a todo.
 
Y no lo es porque el pronóstico es realidad y he visto un rio Gallo muy malito y, lo que es peor, el mal ha sido provocado por quien ha sido (que todos lo sabemos)... avergonzaros.
 
Antonio, Raúl, compañeros de jornada, os pido perdón pues os merecíais un relato con otro cariz pero no me sale.


 
                               LasmoscasdePaco.