Pasan
los años.
Transcurren
temporadas y más temporadas de pesca y cada vez que acudo al rio y
especialmente al rio Tajo anhelo apoyarme en el hombro de mi maestro.
Ocurre
que en el tornasolado de las corrientes del rio a veces percibo su
imagen y escucho su voz en el fluir del agua.
Creo
intuir como desde la solapa de la orilla sus manos empujan a la
trucha hasta hacerla abocar la mosca que sutilmente he posado en las
aguas para conseguir su captura.
Que
tras devolver la captura sus manos acarician el lomo de la trucha y
la coloca con cariño en el hueco tras las piedras del lecho del rio.
Os
ofrezco el visionado de un pequeño vídeo con una de las muchas
capturas de las que fui testigo.
Dejaste
de ser un gran pescador para ser leyenda...
LasmoscasdePaco.