De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Y ASI TRANSCURRIO LA TEMPORADA... VOLUMEN IV... Y FINAL... OTOÑO...

          Casi sin darnos cuenta, tan raudo como devoramos la temporada, llegamos a los postres de la misma.
 
-Paco, que pena que esto se va acabando-

 
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Comentaba mi compañero Antonio en las ultimas datas del mes de agosto. 
 
-No penes, Antonio. Que aún nos queda la traca final-

 
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Y es que tras pasar las penurias estivales con sus sofocos y calores, todos esperamos ansiosos esas primeras tormentas de septiembre, esas que provocan que los tocones de los chopos cuajen de deliciosas setas. 

 
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Esas que alivian las temperaturas y refrescan las aguas y alejan de los ríos a bañistas osados.
 
Y al fin, esas que tintan de amarillo las hojas verdes de sauces y chopos para un mes más tarde volverlas bronces, tejas y cobrizas.

 

 


O lo que es lo mismo, nos aproximamos al otoño y con ello el rio renace cual ave fénix. 

Repuntan eclosiones de insectos varios durante el día y, a la llamada de dicho repunte las truchas tornan a activarse durante mayor tiempo y el mosquero vuelve a disfrutar de largas jornadas en busca de la cebada delatora donde posar sus moscas.

 
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Lo anterior no quiere decir que la captura de bravas lobas de rio sea cosa sencilla, ni mucho menos. 

Pero al menos si delata su presencia y es entonces cuando entra en juego el saber y experiencia del mosquero. 

Primero qué está tomando, segundo en qué estadio lo está haciendo, la terna finaliza en cómo le presentamos nuestra imitación para que no recele y la tome.

 
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Sobre el insecto en cuestión hay tres familias importantes en estas fechas que no deben faltar en nuestra caja de moscas, a saber, hormigas, efemerélidos y dípteros.

 
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Una imitación de hormiga (negras o cobrizas) no tiene que ser algo especial o difícil de montar, entre otras cosas porque ante una caída de ellas (Formica Rufa que decimos sin pararnos a pensar que en nuestro país hay más de dos docenas de especies de hormigas) las truchas alejan muchos de sus recelos y suelen tomarlas muy francas, es por ello por lo que con que llevemos en los dos colores dos o tres tamaños nos sirve.

 
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La cuestión de los efemerélidos (las tan manidas Ignitas) siempre es complicado y debemos jugar con tamaños (del 14 al 20) y varios coloridos que pasan por cremas, tejas, amarillos y verdosos principalmente... y aquí llenamos solo para ellas una caja bien completita.

 
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Los dípteros siempre en tamaño pequeño (un 20 como máximo bajando hasta donde nuestra vista lo permita), jugamos con chochones y chochines verdosos y grisáceos y, por supuesto nuestro montaje de conjunto que no puede faltar, la red tag.

 
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En cuanto al estadio donde más influye es sobre los efemerélidos, no nos debemos conformar con secas y emergentes, sino que hay que abarcar más campos... desde las ninfas nadadoras tratando de romper la película superficial de las aguas, las emergentes con exuvias, las mal-nacidas, los subimagos y los imagos e imagos agotados. 

 
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A buen seguro que todos hemos oído de mosqueros antiguos bellas historias que nos transportan a otros tiempos donde las anécdotas se acentúan ante eclosiones variadas de esta bella y frágil efémera. 

 
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Mi anécdota particular es haber sido testigo ésta temporada de una gran caída de imagos a las aguas. 

Oteaba las alturas allá por las copas de los chopos y veía marabunta de moscas (imagino que copulando) y como algunas de ellas caían sobre las aguas provocando gran festín de las truchas, afortunado fui de llevar una buena imitación de efémera en spent que me permitió conseguir algunas capturas con las que redondee gratamente este curioso espectáculo.

 
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Y por fin y no por ello menos importante nos queda el cómo afrontamos la situación de pescar una trucha a cebada vista y, creerme que no es ésta cuestión sencilla o al menos eso me lo parece tras ver a alguno de los nuevos "gurús de la pesca a mosca".

 
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Ante la visión de una trucha puesta y cebándose debemos examinar la posición de la trucha, sobre todo las corrientes que puedan hacer dragar nuestra imitación, así mismo nuestra posición para librar los obstáculos en lo posible, posicionándonos con cuidado, tras ello intentar que el primer lance sea el correcto, una trucha avisada no nos permitirá mas que un par de lances a lo sumo. 

 
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Y no es sino la suma positiva de todos estos factores la que provocara la captura de tan preciado y precioso pez.

 




Suele ir de la mano el momento en que el boj enrojece sus hojas con un despunte en cuanto a actividad de las pintonas, las podremos observar en esas largas tablas de aguas paradas que nos enloquecen por su dificultad para pescar, o al final de las tablas, en la colada, tomando insistentemente muchos de los dípteros que por allí pululan.

 
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Lo anterior lo observe la última jornada de pesca y, en esta ocasión llame a mi compañero para que fuera él quien realizara el lance y terminara con la captura de una bella loba de rio, pude grabar con mayor o menor acierto el lance y al fin, presumiendo que sería la última oportunidad de la temporada, allí en medio del rio padre los tres compañeros que allí estábamos nos fundimos en fuerte abrazo que encadeno lazos de amistad de los que se ligan profundamente.

 

 


Al fin la temporada echa el telón y cual obra de teatro no queda sino recordar lo vivido durante toda ella, turbamulta de sensaciones y vivencias, unas gratas, otras menos, cantidad de lances y de moscas diferentes que usamos con mayor o menor efectividad.

Kilómetros de trochas pateadas de ríos vadeados, lluvia, viento, granizo, sol tórrido. 

Caídas en las aguas que nos empaparon, tropezones que nos dejaron doloridos durante días. 

Acampadas nocturnas durmiendo bajo el techado de un cielo cuajado de estrellas.

 
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Recuerdo ése ultimo día, en la cima del cañón que encajona el rio padre, ya ataviados de ropa cálida que nos abrigaba y habiendo tomando una reconfortante cena. observamos maravillados el escenario que teníamos frente a nosotros esa mínima luz que provoca que el bosque y el rio torne mágico. 

Nos pusimos los tres compañeros en pie frente el rio y rompimos el silencio de la noche en fuerte aplauso agradeciendo a pacha mama todos esos maravillosos momentos disfrutados durante la temporada recién finalizada.

 



Ya no quedaba sino conjurarnos para volver a repetir la próxima temporada todos los escenarios disfrutados la recién agotada.

 
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Solo me queda agradecer a todos los compañeros que me han permitido compartir con ellos tan maravillosas jornadas, y a quien queriéndolo hacer por fas o por nefas no conseguimos fraguarlas.

Mosqueros fetén, mosqueros de ley, soy consciente de que mi mayor fortuna es que me premiéis con vuestra amistad compartida. 

No os nombrare por miedo a dejar a alguno sin hacerlo, grave sería el error, pero estoy seguro que todos vosotros sabéis que en mi corazón y con cariño ocupáis lugar preferente.

 
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Forja de mosqueros.


 
                    LasmoscasdePaco.

martes, 23 de diciembre de 2014

FELICES FIESTAS…..

 

PASION POR LA PESCA A MOSCA os desea unas

FELICES NAVIDADES Y PRÓSPERO AÑO 2015

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                     LasmoscasdePaco

domingo, 14 de diciembre de 2014

Y ASI TRANSCURRIO LA TEMPORADA... VOLUMEN III... ESTIO...

          -Hacedme caso, pese a lo que os digan el estío no es precisamente la mejor época para esto de posar moscas secas por los ríos.-
 
Los inteligentes pasan el día de piscinas, de barbacoas o de disfrutar de la familia, son fechas apropiadas para tomar tintos de verano a la vera de las aguas refrescantes en una buena sombra, con buena música o mejor lectura. 

 
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Ocurre que quien más quien menos el virus de la pesca a mosca nos corre por las venas y teniendo días libres no nos sale sino volar líneas pesadas posando moscas. 

Y lo hacemos bajo temperaturas asfixiantes y un sol que nos cae de plano, y si eso sufrimos los que tentamos truchas en ríos donde las aguas son más frescas y a veces te puedes refugiar bajo la sombra de los arboles, ni comentar aquellos aun mas locos apasionados de la pesca de ciprinidos por los pantanos... ni imaginar puedo.

 
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Además sabemos que las truchas son "lucífugas" y que varear aguas transparentes bajo el influjo del astro rey en verano es tontería... tontería?
 
Hay momentos para todo donde podremos encontrar conatos de actividad. Amaneceres al "Caenis" y ocasos al "mana" pueden depararnos gratas satisfacciones.
 
Pasa que a quien relata y su grupo nos pilla alejado el rio... el rio padre a más decir. Y hacerte más de 400 kmtrs. entre ida y vuelta para pescar un par de horas no es demasiado lógico. 

Afortunados quien tenéis los ríos a pie de casa o a 10 minutos de trayecto... no es el caso.
 
Aprovechamos el día y a la hora de comer estamos en la orilla del rio. 

Comer un refrigerio y... al rio a pescar. 

-De locos, si, es de locos-.

 
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Y como sabemos que vamos a conseguir poco o nada de capturas, buscamos "sensaciones especiales"... y es aquí cuando entra en juego pescar con los "bicharros". 

Moscas donde nos dejamos llevar por la imaginación y creación, donde modelando trozos de foam, anudando pelos de todo tipo y utilizando dubbing chillones, rematamos unos "adefesios" más parecidos a ornatos navideños que a bichos pululantes de los ríos.

 
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Y somos tan osados que con semejantes "bicharros" golpeamos anchas tablas de aguas paradas y transparentes, donde vemos a la perfección como nuestra creación navega por dichas aguas cual carabela por el mar de los sargazos.
 
El calor te abruma, el sol achicharra tus brazos y cabeza que remojas una y otra vez, empapas el pañuelo y lo colocas bajo el sombrero como velo refrescante... y lanzas, lanzas una y mil veces esas a aguas impávidas.
 
Y en esas estas, cuando tu campo periférico de visión capta algo extraño. 

 
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Algo camuflado de "entorno" se ha movido, se ha apartado de la solapa de la orilla y se desplaza lateral hacia el centro del rio aproximándose a tu "bicharro", surca el agua raudo cual torpedo hacia su objetivo y al llegar a medio palmo de nuestra mosca freno en seco su carrera y observa al intruso que deriva por las aguas, le sigue en su deriva, incluso en un momento lo desplaza con el morro, como queriendo apartarlo, tratando de adivinar que... coño... es eso.

 
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No, eso no es comida, da media vuelta y empieza a alejarse de nuestro "bicharro"... y es entonces cuando el mosquero da un mínimo tironcito a la línea, tirón que provoca un pequeño movimiento a bicharro, un pequeño dragado, que esas patitas de goma dancen mínimamente.
 
Y al pronto, esa trucha que marchaba, gira sobre sí misma e irritada, agresiva, ataca nuestro "bicharro" furiosamente.
 
El mosquero clava, clava con seguridad y certeza... en esta ocasión, en otras nuestros nervios no templaron lo suficiente y clavaron antes de que la trucha cerrara las fauces y el clavado fue fallido.

 
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Y tras al clavado, la trucha ofrece brutal lucha, salta por las aguas, busca perdederos y provoca en nuestra caña curvaturas inimaginables.
 
Al fin, la seguridad de un anzuelo tamaño y recio y un nylon de grosor y resistencia importante decanta la lid a favor del mosquero y la bella loba de rio entra en nuestra sacadora para tras una rápida fotografía ser devuelta a las aguas donde habita.
 
El lance deja al mosquero con el corazón galopando en el pecho, los brazos aun tiemblan y la cabeza nos gira turbamulta de sensaciones explosivas.
 
Un se refresca con las aguas del rio, busca la sombra de la orilla, se sienta rodeado de aromática menta de ribera y rememora el lance vivido saboreándolo una y otra vez.

 
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Y con esto damos por bueno los calores, los kilómetros de trayectos y todo lo sufrido.
 
Aun nos queda la guinda sobre la tarta y a ello nos encaminamos.
 
Buscamos el lugar propicio, a veces cercano, otras tras un buen paseo, incluso a veces teniendo que desplazarnos con el auto a otro tramo de rio.

 
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Y llegamos al lugar elegido, una tabla con un poco de movimiento en las aguas, la luz ambiental en menguante y nosotros metidos en las aguas ojo avizor a lo que nos rodea.
 
El sol se oculto tras las montañas y una sabana opaca va cubriendo las aguas.
 
No ha ocurrido absolutamente nada, acaso vimos eclosionar un par de efemerelidos que no provocaron cebada alguna, seguimos esperando, seguimos buscando un cambio de la situación.

 

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Al pronto vemos derivar por las aguas una mosca clarita que echa el vuelo grácilmente, al rato vemos otra y tras ella una más, y casi sin darnos cuenta estamos rodeados de una moderada eclosión de blancas moscas que algunos denominamos "mana", otros "palometas"...difícil para mi determinar si son Olegorunellas o Ephorones, tampoco es necesario acertar con ello.

 
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Lo importante es que frente a nosotros hemos visto una cebada, cebada que vuelve a producirse varias veces y que determina que una trucha se ceba glotona y golosa a esas moscas que eclosionan en importante numero.

 
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Y por el rabillo del ojo vemos otra cebada... y otra mas allá... y allí otra. 

Y lo que antes era una tabla de aguas inane troca en ebullición de cebas. 

Con anterioridad atamos una moscas símil al "mana" blanca con tonos rosados y cremas. 

Y con ella posamos sobre el lugar donde se producen las cebadas, y a poco que lo hagamos medianamente bien, las truchas golosas toman nuestro engaño y vamos logrando aciertos o fallos en nuestras clavadas, pues pescar con luz mínima y clavar con acierto no es logro sencillo.

 
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Tal como surgió de repentino la eclosión finalizo, media hora, una hora, casi nunca mucho mas, o cuando es mas la noche cerrada que nos rodea nos impide el ver absolutamente nada, es momento de dar por finalizada la jornada de pesca, de colocarnos el farolillo frontal y buscar la gatera para salir de las aguas, ya en la orilla, guardar caña en su funda de tela, carrete en el bolsillo del chaleco y caminar trocha adelante hasta donde dejamos el vehículo, a veces comentando con el compañero los lances sucesos, otras escuchando el ulular del búho o descubriendo la luminiscencia de la luciérnaga.

 
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-Hacedme caso, pese a lo que os digan el estío no es precisamente la mejor época para esto de posar moscas secas por los ríos.-

 
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Así comenzó el relato y así finaliza, no es mentira, pero si sois apasionados de mojar moscas secas por los ríos y buscáis algo más que numero de capturas, en el estío se puede disfrutar de grandes sensaciones... que se agrandan si estas con disfrutadas a la par con buenos amigos y mejores mosqueros.


 
                                LasmoscasdePaco.

martes, 9 de diciembre de 2014

Y ASI FUE LA TEMPORADA... VOLUMEN III... TRICOS Y EFEMERELAS...

          Llegamos a la ultima partición de mediados de temporada, comentando a grosso como en compañía de buenos mosqueros fui disfrutando de grandes jornadas de pesca.
 
Tengo compañeros enamorados de los tricos, Mariano pesca casi en exclusiva con imitación de Tricópteros durante toda la temporada de pesca. 

Otros que comienzan la temporada con un buen trico de pelo de ciervo con el que tentar las corrientes. 

Al hilo de esto último y por comentarios que circulan con eso de...
 
-Yo no pesco a seca hasta junio, porque las truchas ya no se ceban antes-

 
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Pues disfruto de la compañía de buenos mosqueros que al igual que yo mismo comenzamos temporada tentando pintonas con moscas secas... e incluso algunas conseguimos enmallar en las sacaderas... ahora, cada uno apropia libre albedrio y se discípula con quien quiere... será por profetas en estos tiempos que corren.
 
He de reconocer que no soy un pescador de atar asiduamente una imitación de Tricóptero al bajo de línea y hablo en líneas generales. 

 
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Normalmente si he de pescar al agua sin observar no ya cebadas sino insectos pululando, suelo escoger una mosca más o menos atractora de conformación efémera.

 
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Pero la excepción a la regla suelen ser los meses de mayo, junio y julio donde ya sea por ver los tricos danzando por las aguas, o ver a las truchas tomarlos con esas cebadas groseras que incluso saltan por encima del agua en pos de ellos (normalmente porque han seguido su ascensión por las aguas) suelo atar una imitación de dicho insecto.

 
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He de reconocer que mis montajes de tricos desechan la ortodoxia y mezclo de acá y de allá tanto materiales como conceptos. 

Generalmente me gustan mucho los tejadillos de cualquier tipo de pluma, colocando una pluma de CDC como "bajo-tejadillo" y por encima una fibras de pluma de gallo del origen que sea. 

 
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El "Universal de Ragot" algo modificado siempre tiene cabida dentro de mi caja de moscas, pelos de diferentes animales (el corzo por encima de otros) también me dan buen resultado.
 
Con los cuerpos me ocurre parecido, tanto cuerpos más ajustados a la normalidad montados en Ñandú o Avestruz, como dubbing, muy poquito las sedas (cada vez me gustan menos las sedas para los cuerpos) e incluso oso brincar los cuerpos con tinseles brillantes. 

Todos me pescan bien cada uno en su espacio y lugar.
 
Creo que todos los mosqueros hemos dedicado alguna jornada o espacio de la jornada de pesca a ir posando una imitación de Tricóptero pegadita a la orilla, incluso lanzando a las yerbas de las orillas para que la mosca caiga desde las mismas a las aguas y es que esas orillas pobladas de yerbas donde los tricópteros naturales pululan son área de caza de las pintonas.

 
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Hablar de tal o cual rio para pescar con tricópteros en estas fechas es tener en la mano un amplio abanico de ellos y de muy diferentes características.
 
En esta ocasión comentare de un tramo de rio de la Sierra Norte con "poco interés ecológico" al decir de algunos que no me saben ni lo rico que esta mojar la yema de un huevo frito con un trozo de pan.
 
No es sencillo acceder él, pues hay que atravesar una roca pizarrosa a la que algunos mosqueros denominamos "el despeñadero de los pescadores" con lo que conjugamos pesca amosca y aventura, delicioso cóctel éste.

 
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Es un tramo variado, con posturas muy claras y sobre todo con un precioso tramo de rio en galería donde realizar mil y un lances e ir posando el trico por tablas con corrientes donde nuestra imitación es tomada rauda y la rapidez del mosquero para clavar la captura tiene que estar a la par.
 
Recuerdo un lance, pescando una poza con aguas corrientes donde se apreciaban las cebadas de truchas en la vena de entrada, había capturado ya un par de truchas no demasiado grandes y mi interés partía en lanzar a la puerta de la poza que está flanqueada por dos grandes rocas que estrechan el paso.

 
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Al pronto, de reojo, vi como de la orilla despegaba una trucha de buen tamaño, se posiciono a un metro de las yerbas de la orilla y se cebo franca.
 
Recompuse la postura, adecue la longitud de línea, flotabilice el trico rubion con el que estaba pescando y realice un lance por encima del lugar que ocupaba la trucha.
 
Al caer el trico al agua note como la trucha se inquietaba, un movimiento ondulante, una agitacion y, según se aproximaba la mosca a ella ésta ascendía a la superficie.

 
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La tomada fue franca, clara, abrir la fauces y tomar el trico. Tras ello mi clavado también fue correcto, tirón y tensión continua.
 
La trucha al notarse prendida hizo intención de buscar el perdedero de la sobaquera de la orilla, se lo impedí obligándola a alejarse de la orilla, tras ello busco la profundidad del pozo y más aun la vena de entrada de la poza que estaba llena de ramas sumergidas. 
 
No la di opción, forcé la lid en medio de la poza con amplio espacio donde fui domeñando su huida para al fin obligarla a acercarse a mi posición y enmallarla en la sacadera.

 
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Fue un bonito lance, de aquellos que dejan huella profunda y que hacen que cojas cariño al lugar donde ocurrió el suceso.
 
Mas, aun hay otros insectos que enloquecen si cabe al mosquero, y no son otras sino esas eclosiones vespertinas de efemerelas. 

Aquello que antes se escuchaba de "pescar en eclosión de ignitas" sin saber la mayoría que la familia de las efemerellas la componen al menos una docena de moscas diferentes, da igual, a ojos de mosquero tres cercos nos pueden indicar que pertenecen a éste orden y, lo principal, que esas tablas de aguas lentas que estuvieron muertas durante el día, al caer el sol eclosionan estos insectos y tras ellos las truchas se ceban con frecuencia.

 
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La sensación de las ovas agitándose alrededor nuestro, coleando entre nuestras piernas, obligándonos a un caminar lento y sinuoso entre ellas, acercándonos al lugar donde hemos detectado como la trucha se cebo varias veces a esas pequeñas efímeras que navegan por las aguas.

Pescar a cebada vista, haciendo las cosas como mandan lo cánones, aproximación lenta, posada suave, evitar dragados para que la mosca derive de forma natural y a la postre, tomada de la trucha, clavada fulgurante y tensión en la línea, evitando que la trucha se meta entre las ovas, atrayéndola a la máxima velocidad hacia nosotros sin darla la mínima opción al escape para al fin poder observar en nuestras manos la belleza de tan preciosa joya y con mimo devolverla de nuevo a su hábitat.

 
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Como anécdota, aquella sucedida en la tabla del jabalí, donde mi maestro había capturado un par de preciosas truchas y yo hacía rato no era capaz de ver tres en un burro a una docena de pasos. 

Mi maestro me ofreció el lance, a mas decir lance alejado, de esos que tener que concentrarse en el mismo para lograr distancia con una delicada línea de seda del numero 3, sonó la flauta y el lance resulto aceptable, yo me agachaba para tratar de ver al trasluz algo de lo que ocurría, en vano.

 
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-Clava, clava Paco- me grito mi compañero al mismo instante que escuche un "globb".
 
Yo con un montón de línea fuera y destensada clave lo más rápido posible empero con vanos resultados, no conseguí atrapar nada. Mire a mi maestro.
 
-Paco, probablemente te ha picado la trucha de tu vida y no la has clavado-

 
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Lo peor de todo es la sensación de no haberme enterado de nada, de no haber visto nada, de haber estado totalmente topo ante la situación, el resultado es una gran frustración y silencio al no poder explicar lo sucedido.
 
-Lo siento, pero es que no me he enterado de nada-

 
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(Se, se que ese gran maestro allende los mares, allá por tierras patagónicas estará sonriendo recordando cuántas de éstas habrá vivido).
 
Son fechas de largos atardeceres donde alargamos las jornadas hasta el punto de no poder ver nuestra mosca en el agua. 

Son momentos de paladear con placer la llegada de la noche metidos en las aguas prístinas posando moscas y capturando truchas. 

Son momentos de llenar el rejón de las sensaciones para una vez finalizada la temporada evocar aquellas salidas tan especiales, recordar esos abrazos con los compañeros y volver grupas trocha adelante iluminada por la luz del frontal que portamos.

 
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De llegar ya muy tarde donde dejamos los autos, despojarnos de la humedad de vaders y ponernos ropas secas, de cenar bajo la luz de farol eléctrico comentando los lances vividos y al fin de atravesar el oscuro bosque en el auto en busca de la serpiente de asfalto que sin remedio nos lleve a la cuidad donde moramos.

 
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Muchas, muchas han sido las jornadas vividas y disfrutadas en compañía de buenos amigos mosqueros y también la cifra de capturas ha sido asaz, jornadas que forjan grandes amistades y con las que poquito a poco vamos avanzando como mosqueros.


 
                    LasmoscasdePaco.