En muchas
ocasiones he comentado que la pesca a mosca es mucho más que capturar un pez.
Cuando lo expreso
en charlas animadas en tertulias, a veces suelo percibir sonrisa socarrona de algún
asistente.
Empero esto
es así, y sinceramente pienso que quien solo disfruta consiguiendo una tras
otra captura o el tamaño mayúsculo de la misma, se está perdiendo mucho de lo
que ofrece el rio y de lo que otorga la pesca a mosca.
Hace muchos
años, pescaba mano a mano con un mosquero afamado, disfrutando de un buen
numero de cebadas de truchas.
En un
momento determinado se nos cruzo un Martín Pescador, se poso en una rama seca
muy cercana al agua y se dedico a cazar minitallas.
Yo había
dejado de lanzar mi mosca a las aguas y contemplaba absorto y maravillado el
quehacer de tan buen pescador alado.
Escuche a mi
compañero que me decía...
-Paco, tu
nunca serás un gran pescador, te entretienes con cualquier cosa. Deja de mirar
al pajarito y ponte a lanzar a esas cebadas-
En ése momento,
aquellas palabras cuando yo apenas rebasaba la veintena añal calaron profundo y
asumí que siempre seria un mosquero mediocre.
Con el paso
de los años, de las décadas, comprendí que no era yo el equivocado sino quien proclamo
aquella sentencia.
Soy feliz
estando en el rio, pesque o no pesque.
Disfrutando de las múltiples y maravillosas sensaciones que el rio me ofrece.
Disfrutando de las múltiples y maravillosas sensaciones que el rio me ofrece.
Soy feliz
tratando de derivar mi mosca en el lugar y de la manera que creo conviene, mas allá
de que la mosca sea atacada por una trucha.
Soy feliz de
acompañar a un amigo y compañero mosquero, observando su quehacer.
Soy feliz de
capturas propias y de capturas de mi amigo acompañante.
Ejemplo el
que nos ocupa.
Una tarde de primavera estaba pescando
acompañado de Juan y llego Juanma, compañero de terna y cuadrilla, le dejamos
espacio a nuestro lado, le indicamos la zona donde habíamos detectado alguna
cebada y le observamos en su hacer mosquero.
Poco tardo
en conseguir su primera captura, y tras ella una nueva y remato con una tercera
cual pase de pecho final taurino.
Juan y yo, a
su vera, emocionados, no hacíamos sino disfrutar al unísono de los momentos que
estábamos viviendo con tanto placer como si fuéramos los que asiéramos la vara
mosquera que sujetaban tan bellas capturas.
Lances,
momentos, capturas, situaciones.
Vivencias
propias y ajenas que nos ofrece esta maravillosa locura que no es sino la pesca
a mosca.
Espero disfrutéis
de lo mostrado.
LasmoscasdePaco.
Me parece muy acertada tu forma de ver la pesca a mosca Paco. Como más disfruto es yendo junto a un buen amigo pescando mano a mano disfrutando uno de los lances del otro. Pescando solo disfruto de la pesca... pero no es lo mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Pues muchas gracias Mario.
EliminarPresiento que compartimos muchos puntos de vista en esto de posar moscas por los rios.
Me gusta mucho tu blog en el cual en busco información apoyo y ayuda.
Saludos