De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

lunes, 30 de agosto de 2010

QUINTANALUENGOS, UN PARAISO MOSQUERO.

La segunda jornada de pesca por tierras palentinas la reservamos para volver al rio Pisuerga, coto de Quintanaluengos.

Quintanaluengos nos había dejado un muy buen sabor de boca unas fechas atrás y nos apetecía mucho repetirla y a ser posible vernos las caras con aquellas grandes truchas que nos rompían los bajos del 0.13.
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El caudal del rio era notoriamente menor que la vez pasada, al punto de que algunas tablas que otrora nos depararon muchas capturas (entre el puente del ferrocarril y la pasarela en Barcenilla) estaban muy mermadas de agua y llenas de bogas. Escogí pescar las cabeceras de las tablas, zonas de corrientes previendo que las truchas buscarían aguas oxigenadas y movidas.
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Creo que acerté por la cantidad y tamaño de las capturas. Pesque despacio, muy despacio, realizando docenas de lances a cada postura donde con muy buena frecuencia la Royal que posaba era tomada con avidez por truchas de tamaño respetable.
Ya casi al final de la mañana llegue a la “colada” que tanto me gusta pescar en este coto y que para mí es uno de los lugares idílicos para pescar a mosca de todos los que conozco.
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El lugar estaba ocupado por un par de pescadores ninferos burgaleses con los que cruce un saludo y entable charla.
Mucho le había comentado a mi compañero de pesca de este lugar y, me resistía a que no comprobara el potencial que tiene. Por dicho motivo me dispuse a lanzar mis moscas secas tras los pescadores a ninfa y, en un plis plas conseguí cuatro capturas de truchas con las que demostré a mi compañero la veracidad de mis comentarios. Deje de pescar porque entiendo que no es plato de buen gusto que alguien pescando tras de ti una zona que ya has pescado este sacando truchas, vamos que a nadie nos gusta que nos pesquen las truchas en los zancajos y, no estaba en mi ánimo molestar a los compañeros ninferos burgaleses.
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Bajamos a comer al refugio de pescadores que, estaba abierto y limpísimo, a la sombra de su porche comimos e hicimos tertulia en espera de que pasaran las horas en que más calentaba un sol de justicia.
Por la tarde pescamos por debajo del refugio de pescadores, nos bajamos hasta el medidor de aguas y pescamos aquellas zonas de corrientes y tablas.
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No escogimos demasiado bien la zona, no porque no hubiera pesca, que había truchas y muchas, sino porque durante toda la tarde tuvimos el sol de cara al punto de ser dificilísimo ver nuestra mosca posada en el agua y, en estas condiciones se pierden la mayoría de las picadas que suceden.
Tras una pesca animada de capturas y pese a los rebrillos del sol en las corrientes próximas al medidor de aguas le sucedió una larga tabla de aguas mansas que se extendía todo lo que la vista daba de sí y en ella acá y allá cebadas de truchas y bogas a las que nos aproximábamos con cautela y posábamos nuestras moscas, en especial “la Marroncita” que tan buen juego nos está dando obteniendo en muchos de los casos el premio de la captura de preciosas truchas.
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En esas estábamos cuando una enorme trucha pego un salto en el agua tal que a mi compañero y a mí nos dejo pasmados. No exagero ni un poquito si os digo que esa trucha era más larga que mi brazo. Saltó del lado del rio en que pescaba mi compañero, ya se las prometía felicísimas. Subió el bajo a un 0.14, se aproximo lentamente, disimuladamente, camaleónicamente. Realizo los mejores lances capaces de hacer una y otra vez, espero sin lanzar, repitió lances. Todo esto en vano pues la trucha en ningún momento volvió a asomar. Seguimos tabla arriba realizando lances a cebadas vistas y consiguiendo de vez en cuando algunas capturas, cada vez con menor frecuencia.
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El sol se oculto allá por las estribaciones de los Picos de Europa y una anaranjada luna apareció, pero ya el rio se había enmudecido, habían desaparecido las cebadas y habíamos dejado de conseguir capturas. No hubo el tan deseado sereno y, a la luz de los faroles frontales que portábamos fuimos ascendiendo por la tabla en busca de un lugar por donde poder salir de las aguas.
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Fueron muchas truchas, aditadas con un puñado de bogas las que conseguimos capturar, dando fe de que el coto de Quintanaluengos sigue siendo un “Paraíso Mosquero”.
Lasmoscasdepaco.

domingo, 29 de agosto de 2010

RIO CARRION, COTO DE SALDAÑA… LOCURA DE AGUA

Tras la última escapada a Tierra de Campos nos propusimos volver a mojar nuestras moscas por aquellos ríos. A tal fin reservamos un fin de semana completo para ello. La primera jornada la disfrutamos en el rio Carrión, coto de Saldaña.
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Ya estabamos prevenidos con el tema del refugio de pescadores y nos dijeron que el refugio se cerraba por la noche y no se podía pernoctar en él, pero no es que cerrara por la noche, es que durante todo el día el refugio de pescadores permaneció cerrado a cal y canto, faltaría más decir que el señor guarda ni apareció, para que.
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Nos encontramos un rio Carrión desabrido, desbocado, impetuoso. Casi imposible de vadear, desde luego no se podía acceder a la mayoría de posturas del rio y, por lo tanto muy difícil de pescar.
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Dicen, dicen, que los sábados y domingos cierran compuertas y el caudal aminora, flaco favor a nos cuando lo pescamos un viernes y, literalmente el rio bajaba por los prados y choperas.
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A tan duras condiciones añadir que no se vio eclosionar nada y menos algo que provocara alguna cebada, excepto miles de millones de mosquitos chupasangres que, primero se rebozaban en el anti mosquitos con que nos embadurnamos y después nos picaban con avidez por todas partes del cuerpo descubiertas, incluso por las cubiertas.

No es grato ni placentero el tratar de posar las moscas en su debido lugar cuando éstos chupasangres te pican al unísono orejas, ojos, labios, manos y en general todas las partes del cuerpo que no estaban protegidas por el vadeador.
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Si ya son duras dichas condiciones añadir las del agua, con una fuerza que provocaba que en la misma orilla con el agua por debajo de las rodillas notabas un fuerte empuje y vadear con el agua por las ingles era una lucha por no perder el equilibrio y verte arrastrado por las aguas.
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Con estos aditivos pasamos todo el día buscando zonas donde el agua no nos arrastrara y poder posar nuestras moscas. Uno de estos lugares fue un prado, una chopera inundada por las aguas donde estuve pescando y que me hizo recordar la canción aquella de…
-Por el mar corre la liebre, por el monte la sardina, tralara-
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Y, en dicha pradera conseguí un par de capturas de pequeñas truchas, así como en regueras de riego, tan inundado estaba aquel campo que, hubo un momento en que sencillamente no sabía el lugar donde estaba el cauce del rio.
Con esas condiciones conseguí que al menos media docena de truchas se cebaran a la Royal por la mañana y otras tantas por la tarde.
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No puedo catalogar el rio, porque sencillamente éste no reunía las condiciones para pescarlo y, así es muy difícil saber si tiene muchas o pocas posturas de pesca o muchas o pocas truchas.
Pasamos la noche alojados en un hostal de Saldaña donde entre arrascones y arrascones malamente conciliamos el sueño, al día siguiente teníamos avones por todos sitios.
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No seré yo quien vuelva a este coto a ver si tiene o no truchas o buenas posturas.
Lasmoscasdepaco.

lunes, 16 de agosto de 2010

ALTO TAJO…. AGRADABLES ENCUENTROS.

     Llevo ya un tiempo en esto de aprender a pescar con mosca. En todo este tiempo he conocido a muchos pescadores y a muchas personas, de todas ellas voy aprendiendo un poquito.
     Gente variada, pescadores con muchos gustos y apetencias diferentes con los que tengo uno o varios nexos en común.
      Quizás unos de los vectores es el entorno a pescar, los hay que pescan cotos famosos, los hay de tramos acomodados, lo hay que vislumbran sus objetivos allende los mares y posan sus moscas por tierras Patagónicas. Los hay quienes prima el posible tamaño de la captura o al contrario, quienes antes de una captura valoran el entorno.

    Pocos se aventuran a pescar por al Alto Tajo, rio difícil de transitar, de vadear, de pescar. Truchas esquivas, avisadas, huidizas. En definitiva un rio donde la balanza se inclina más a favor del bolo que del abultado número de capturas.
      Es por eso por lo que quien pesca estas aguas tiene otros objetivos diferentes a la captura de muchas pintonas.
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 Camino por la senda montera con el fin de iniciar la tarde de pesca en un tramo difícil de acceder y tras doblar un recodo del camino me topo con un amigo inesperado.
-Coño, Víctor, que haces por aquí?-
-Ya ves, vengo a pescar la tarde, me quedo a dormir en Zaorejas y seguir pescando el domingo.-
-Yo voy a meterme por ese barranco abajo para llegar al rio y pescar esta zona.-
-Te acompaño, vamos para allá.-
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La bajada al rio tiene su riesgo, un terraplén inclinado donde hay que asegurar muy bien un pie antes de avanzar con el otro, un resbalón barranco abajo con los vader puestos y la caña en la mano no es nada aconsejable.
Llegados a la orilla el rio tampoco es sencillo de transitar, un primer tramo de pozas y enormes rocas en medio del rio hacen difícil el vadeo, mas adelante un tramo de tablas con corrientes donde metidos con el agua a la cintura la fuerza de la misma te empuja al límite de permitir el vadeo, a veces a la imposibilidad.
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El enclave es maravilloso, las truchas van saliendo de vez en cuando, pero ya se sabe, -Uno propone y…-
Las truchas que capturamos son de tamaño pequeño, notoriamente más pequeñas que las capturadas en otro tramo esta mañana por mí.
No hay vuelta de hoja, no hay posibilidad de cambiar de tramo de rio, hemos entrado por un sitio difícil y hasta que no lleguemos a un punto aguas arriba la salida es imposible.
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Ascendemos pescando por el rio, a veces pescamos a la par uno en cada orilla, otras nos vamos turnando lances y posturas. Seguimos capturando truchas, de tamaño contenido.
Paso la tarde disfrutando del rio, del entorno, de la belleza del enclave donde nos encontramos y de ver a mi compañero en acción de pesca, de sus lances y posadas y, también de sus clavadas y capturas.
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El sol cae por el horizonte, la luz se atenúa, en otro lugar podríamos seguir pescando hasta el anochecer, pero aquí la seguridad y prudencia aconseja salir del rio y subir por la trocha jabalinera con algo de luz.
Llegamos al camino, quedo en espera de que mis compañeros me recojan mientras Víctor marcha.
-Si queréis una cervecita, en Zaorejas estoy.-
-Ok, Víctor.-

    Mis compañeros me recogen, nos cambiamos y charlamos de como ha sido la tarde, les comento la invitación de Víctor.
-Vamos para allá.-
Llegamos a Zaorejas, al Hostal Alto Tajo. Allí entre cervezas, calamares y croquetas tertuliamos de mil historias afines, cuando nos damos cuenta estamos en una nueva fecha del calendario.
LasmoscasdePaco.

jueves, 12 de agosto de 2010

De pesca por el Alto Tajo…

Todos los años llega un momento en la temporada en que cambio de escenario de pesca. Los ríos de la Sierra Norte Alcarreña se agostan, se reducen a pequeños hilos de agua entre ovas y berreras y las truchas no pueden sino subsistir en las pocas pozas sombreadas. Paso el momento de pescarlas, hora es de dejarlas tranquilas hasta una nueva temporada.
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Tras la “veda climatológica” queda el buscar ríos con agua y, decididamente aquí no hay otro protagonista estelar sino el rio padre, el rio Tajo en su tramo alto, podemos incluir algunos de sus principales afluentes, como el Tajuña, Ablanquejo, Gallo y Hoz Seca (quien sabe cuál es afluente de quien). Pero, decididamente es el rio Tajo donde más jornadas de pesca realizaremos.
Por el “Puente de San Pedro” ya notamos cambios. En el cauce del rio han desaparecido esas losas de caolín y se aprecia notoriamente una enorme barra de arena. El Gallo ya no desemboca en cauce liso, sino que tras las últimas ovas en su desembocadura aparece un profundo socavón.
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Estos cambios se notan por todo el rio, pozas más profundas, algunos de los arboles que atravesaban el rio y servían de puentes han desaparecido y, sobre todo han desaparecido muchas “chepas” de caolín, hasta en varios puntos del cauce se aprecian tramos de arena… cuánto tiempo.
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Al asomarnos por un mirador del rio, en la profunda poza vemos truchas, varias truchas y, orillada, pegada al talud una hermosa trucha de gran tamaño que nada tranquila a flor de agua confiada por encontrarse en un lugar inaccesible.
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Tras un buen almuerzo nos repartimos por el rio, yo escojo una conocida tabla muy vadeable donde habitualmente el agua apenas pasa de la rodillas, en esta ocasión llega hasta la cintura, con una fuerza que hace difícil el vadeo, aún más el ascender por la tabla.
Aguas no solamente limpias, sino totalmente transparentes que provoca que las truchas te vean desde muy lejos.
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Hay que pescar orillado, medio camuflado entre las espadañas y salgueras de la orilla. Hay que realizar lances lejanos, pescando todas las posturas antes de avanzar cuatro pasos, haciendo un “barrido de lances” de orilla a orilla. Y, por supuesto, hay que atar una Royal Coachman al bajo de línea, es ésta, la Royal Coachman una de las mejores elecciones a la hora de pescar en este rio siempre y cuando no se pongan selectivas.
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Y así, pescando despacio, muy despacio, las truchas atacan la Royal. No consigo la primera captura hasta la quinta picada, hasta que modifico la forma de clavar, son éstas truchas de clavar rápido y seguro, más fácil de decir que de hacer sobre todo cuando estás pescando en largo, en muy largo.
Voy consiguiendo capturas por toda la tabla, truchas de aceptable tamaño, ninguna pequeña, la mayoría al sentirse clavadas, tras los primeros tirones se descuelgan raudas por la tabla, con lo que hay que recoger línea muy rápidamente, a mano, para seguir manteniendo la tensión y no perder la captura. Tras sobrepasárnos la cosa cambia, la trucha vuelve a tirar, a luchar franca, a vender cara su captura, pero a esas alturas, si no es justo en el momento de asirla es difícil que se escape.
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Un nuevo lance largo y ajustado a la margen del rio donde me encuentro, pegado a los juncos de la orilla, una nueva subida a la Royal, clavada certera,, al clavar el puntal de la caña se dobla notoriamente, muestra clara de que la captura es notoria. La trucha al sentirse clavada pega un par de secos cabezazos que son respondidos por sendos golpes de muñeca y mejor clavado de la mosca, está bien prendida en el anzuelo, ella lo nota y emprende veloz carrera aguas arriba cambiándose de orilla, de vez en cuando pegándose al fondo tratando de rozar el hilo en las rocas y guijarros. No he dejado de mantener la línea tensa, notando continuamente la fuerza y poderío de tan hermosa trucha. Ahora se descuelga rápida por la corriente, viniendo hacia mí, recojo línea a tirones con la mano todo lo rápido que puedo, la veo pasar rio abajo, es grande, muy grande. El corazón se me acelera, el estomago se me encoje, he resistido sus primeros envites y es probable llevármela a las manos, ahora lucho con la fuerza de la trucha y la tensión de la corriente del rio, tengo que ceder hilo, noto como el backing corre entre los dedos de mi mano, sigue habiendo tensión. La trucha ha llegado a un profundo pozo donde podre mantener la lucha más a mi favor. Se empoza, busca las profundidades mientras yo camino aguas abajo acercándome al pozo, mantengo la tensión del hilo, noto un brutal cabeceo de la trucha, dos, tres. De repente la línea queda laxa, la tensión se pierde y la línea que profundizaba en las aguas asciende y serpentea por la corriente. La trucha ha partido el bajo del 0.13 de fluorocarbono.
Me quedo con una cara de gilip…, de asombro. Nunca hay que dar por capturada una trucha hasta que no llega a tus manos.
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Sigo pescando, y recordando el envite sucedido. Capturo nuevas truchas pero no se me va de la cabeza el suceso ocurrido.
A las 13 horas aparecen las primeras piraguas, cinco piraguas que al verme de lejos se enfilan una tras otra y se pegan a la orilla contraria donde me encuentro, al pasar por mi lado un cortes saludo.
-Hola, buenos días.-
-Hola, que tal, buenas.-
Sigo pescando, aún me queda un buen tramo para llegar a las corrientes de cabecera de la tabla, quiero apurar.
A las 13.30 horas una nueva tanda de piraguas, mas de una docena. Chapoteando en el agua, con risas, gritos y algarabía, al pasar por mi lado me miran en silencio. El ultimo en pasar, el monitor me saluda.
-Hola.-
- (movimiento de cabeza) –Humm.-
Quiero apurar, quiero llegar a las corrientes por si alguna trucha se ha refugiado allí y consigo hacerla subir a mi engaño. No hay tiempo, una nueva andanada de piraguas aparece tras el recodo, jugando, echando carreras, atravesándose en el rio. Un piragüista me increpa,
-Eh, pescador, como va “el pesque”.-
-Eh, remero, como va “el reme”.-
Se acerca un monitor.
-Venga, dejar al pescador tranquilo, vamos siguiendo rio abajo.-
Ya es inútil el proseguir pescando, ya se ha roto el “feeling” rio-pescador, ya no es momento de posar mi Royal en el agua.
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Recojo aperos y me encamino al lugar donde quede con mis compañeros. Tras su llegada nos vamos a un área de descanso, a comer sentados a la sombra de los pinos, a relatar los sucesos acaecidos en la sobremesa en la espera de que el calor aplaque para volver de nuevo al rio.
Pero eso, la jornada de pesca vespertina será un nuevo relato y una nueva entrega.
LasmoscasdePaco.

lunes, 9 de agosto de 2010

POR FIN EL PADRE TAJO….

     Para mí todas las temporadas tienen dos comienzos, dos fechas subrayadas en el calendario.

      La una el comienzo de la temporada de pesca en Castilla la Mancha que además suele coincidir con una reunión de amigos y almuerzo importante.
     La otra el primer día de temporada que acudo a pescar al rio Tajo, donde inexcusablemente me asomo por el Puente de San Pedro a saludar a mi querido rio Tajo.

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     El rio Tajo fue, es y será un rio muy complicado para pescar, un rio duro y difíci. Por lo agreste, por la máxima claridad de sus aguas, por su profundidad que vuelve más de la mitad de sus tramos invadeables e imposibles de pescar por sus orillas y por la bravura de sus truchas.
 
     Una jornada de pesca en el rio Tajo siempre se troca en aventura, incluso si se le añaden adversidades, en odisea.

    No, el padre Tajo no es un rio para pescadores acomodados, incluso si me apuras, no es un rio para pescadores que busquen no ya una buena sino aceptable cantidad de capturas.
     Todas las temporadas me depara algún bolo y, es difícil pasar de la media docena de capturas.

     El rio Tajo, como siempre se ha dicho y sigue en vigor, es la “Universidad de la Pesca a Mosca”.

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     Pescar el rio Tajo es el reto que te queda después de haber pescado muchos ríos y muchas truchas y buscas algo más que hacer muescas de capturas en el mango de tu caña.

     Todos los años ocurre lo mismo, me acerco a la vera del rio Tajo, a cualquiera de sus miradores y lo contemplo extasiado. De repente una saeta surge de las aguas, me atraviesa el pecho de parte a parte y rasga mi corazón para tras ello arrastrarme a sus aguas y fundirme con el rio. Es algo brutal, casi casi orgásmico muy difícil de explicar.
 
     Siempre se ha dicho, -“Pescar en el padre Tajo engancha.”-

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     Grandes maestros de la pesca han sido atrapados por el embrujo del rio Tajo, a modo de ejemplo, José Ramón García, Augusto Rodríguez, Luis Quesada, Luis Antúnez, Luis Antúnez jr., y un buen numero de grandes y buenos pescadores lo son quizás por haberse doctorado en la pesca a mosca en las aguas de mi querido rio Tajo.

     Igualmente me precio de disfrutar de la amistad de otros grandes maestros de la pesca a mosca, quizás menos afamados, que están tan atrapados como yo por la pesca a mosca (y en muy buena medida por la pesca a mosca seca) en las aguas del padre Tajo.
     Permitidme omitir nombres por no olvidar a ninguno, pues el olvido de uno de los nombres sería un error de bulto.

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     No, aquí no sirve el competir, aquí no sirve la técnica del cachapúm, ni tan siquiera sirve el yo he conseguido más truchas que tu.
     No, no busques eso porque estarás prostituyendo el rio Tajo.

     Aquí sirve el conectar con el rio y la naturaleza que lo rodea.
     El posar la mosca por las corrientes del rio y el colocar con delicadeza extrema la mosca seca dos metros por encima de una cebada de trucha en un parado de aguas transparentes.

     Aquí sirve embozarte con la bruma del amanecer y posar delicadas imitaciones de caenis montadas en un 24, disfrutar de un anochecer lanzando en unas aguas que reflejan perfectamente el cielo, la luna y las estrellas.

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     Sirve, en definitiva, para tras la jornada de pesca, caminar por el sendero a media altura de la montaña y decir a tu compañero.
   
     -Para un momento.-

     Acercarle para contemplar el angosto hundido que provoco el rio, pasarle un brazo por sus hombros y, jadeantes por la caminata, admirar toda la brutal naturaleza que nos rodea y que provoca un fuerte nexo de amistad con tu compañero de pesca y una grandísima paz interior consigo mismo.

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     Hoy me he vuelto a fundir con mi querido rio Tajo.

     LasMoscasdePaco.

     P.D.

     Esto debería haber sido el relato de una jornada de pesca.

     Permitidme la licencia, pero es que cuando se maneja el teclado con el corazón…

 En la próxima entrada al blog os relatare lo que me deparo la jornada de pesca.

viernes, 6 de agosto de 2010

Rayón Madeira

En fechas pasadas compartí una agradable jornada de pesca con Juan Manuel, un buen pescador conservacionista alcarreño.
En dicha jornada me obsequio con una bobina de hilo Madeira diciendo que él lo había probado y que salían unos cuerpos muy bonitos.
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He realizado varios montajes con este Rayón Madeira, el hilo viene en dos cabos y he montado cuerpos tanto con un solo cabo como con los dos.
Juan Manuel me pregunto sobre los resultados del hilo. Pues bien, muy buenos, tanto para cuerpos de Tricópteros como de Efémeras.
No sé bien el porqué, pero esta temporada de pesca, una vez pasada la época de Rhodanis y Pardones, los montajes de efémeras en tonos marrones y rojos me están funcionando muy bien.
Os muestro dos tipos de montajes de Efémeras que bien podrían ir encaminados a tratar de asemejarse a Ignitas y que en el presente me están funcionando muy bien.
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Marrón Madeira con Hackle y
Marrón Madeira sin hackle.
Marrón Madeira con Hackle.-
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Materiales.-
Anzuelo GRIP 11011 BL numero 20
Hilo de montaje marrón
Pelo de ciervo capa de verano
Hilo de Rayón Madeira color rojo-marrón
Hilo de brinca color crema
Pluma de Gallo de León pardo
Pluma de colgadera genética americana color dun
Montaje.-
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Afianzamos sobre el anzuelo el hilo de montaje, sobre el espacio donde estará la cabeza.
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Igualamos un mechón de pelo de ciervo medimos la altura que tendrán las alas que aproximadamente será la misma que la tija del anzuelo. Apretamos bien con seis u ocho vueltas de hilo con el fin de que el mechón no gire (incluso podemos dar una gotita de pegamento rápido).
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Cortamos en bisel toda la parte trasera y sobrante del pelo de ciervo.
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Igualamos un macito de fibras de pluma de Gallo de León pardo con el que formamos unos cercos más bien largos.
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Cortamos la parte delantera sobrante de las fibras de pluma y aseguramos dos cabos de hilo, uno de Rayón Madeira para hacer el cuerpo y otro color crema para brincar.
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Nos vamos hacia delante con el hilo de montaje y levantamos el pelo de ciervo dando vueltas delante y detrás del mismo.
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Con el Rayón Madeira confeccionamos el cuerpo de la mosca
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Brincamos el cuerpo con el hilo color crema (yo suelo brincar en el sentido contrario al que he realizado el cuerpo).
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En la base de las alas de pelo de ciervo sujetamos una pluma de colgadera genética color Dun
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Con la pluma de colgadera realizamos un hackle muy escaso, tan solo una vuelta por detrás de las alas y otra por delante.
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Rematamos la mosca formando una cabecita con el hilo de montaje.
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Mosca finalizada, vista trasera-lateral.
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Vista inferior y, semejante a la forma en que la trucha vera nuestra imitación.
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Vista frontal.
Marrón Madeira Sin Hackle
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Materiales.-
Anzuelo GRIP 11011BL numero 20
Hilo de montaje color marrón
Pelo de corzo capa de verano
Pluma de Gallo de León pardo
Hilo de Rayón Madeira color rojo-marrón
Hilo de brinca color crema
Dubbing de pelo de oreja de liebre.
Montaje.-
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Aseguramos el hilo de montaje sobre el anzuelo haciéndolo por la parte delantera, vamos con el mismo hasta la posición donde irán las alas.
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Igualamos un mechón de pelo de Corzo y sujetamos firmemente sobre el anzuelo. (En este punto podemos comparar la diferencia entre este pelo y el del anterior montaje que estaba confeccionado con pelo de ciervo).
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Con fibras de la pluma de Gallo de León Pardo, igualándolas confeccionamos unos cercos que serán más bien largos.
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Sujetamos dos cabos de hilo, uno de Rayón Madeira y otro para brincar color crema, nos vamos hacia delante con el hilo de montaje y dando vueltas por delante y detrás del pelo de Corzo lo levantamos
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Formamos un cuerpo con el hilo de Rayón Madeira (una sola vuelta para que no tenga mucho peso la mosca)
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Brincamos el cuerpo
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Adherimos un poco de pelo de oreja de liebre sobre el hilo de montaje y lo torsionamos con la mano (para adherir el pelo de oreja de liebre yo doy al hilo de montaje un par de pasadas con un trozo de cera virgen)
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Con el dubbing de oreja de liebre damos unas vueltas por delante y detrás de las alas de pelo de Corzo.
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Rematamos el montaje confeccionando una cabecita con el hilo de montaje.
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Vista inferior y más o menos como vería la trucha nuestra mosca
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Vista trasera
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Vista frontal.
Como habéis podido apreciar la similitud entre ambos montajes es notable, la única diferencia llevar o no hackle.
Yo normalmente empezaría pescando con el montaje con hackle y, si noto que se producen rechaces a la mosca cambiaria al montaje sin hackle. También emplearía el montaje sin hackle en aguas paradas y el con hackle en aguas mas movidas.
Espero que os hayan gustado los montajes y en particular el color tan bonito que tiene este Rayón Madeira. Gracias Juan Manuel.
LasmoscasdePaco.