No, no soy al único a quien le ocurre. Por la mañana al encontrarnos los compañeros de pesca y tras el saludo, ya se oyó.
-¡¡Que pena que se haya terminado la temporada!!-
-Tío, que ni hemos salido de la ciudad y ya estas penando, que tenemos todo el día de pesca por delante.-
Pero lo cierto, es que nada más abandonarme Morfeo, abrir los ojos y ser consciente, ése fue mi primer pensamiento.
¡¡Se acabo!!.
Soy afortunado, muy afortunado y al igual que inicie la temporada con un buen grupo de mosqueros, de la misma manera la finalizo, con un buen grupo de mosqueros, algunos de ellos los mismos con los que comencé y con quienes disfrute de varias jornadas de pesca.
No va a ser éste un relato al uso, de esos de contar anécdotas o capturas en particular, que bien que las hubo
-Docenita y media- Dije a unos.
-Cuatro chanquetes- Dije a otros.
-Y qué más da- Os digo ahora.
Hoy, último día de temporada no afanaba encestar truchas en la sacadora una tras otra, hoy tenía ambiciones diferentes.
Quizás la principal el conseguir aunarme, fundirme con el rio, sentir esa sensación placentera de ser uno más en el entorno que te rodea.
Buscaba también, el placer de la pesca a mosca que, ahíto de repetir, no es la consecución de muchas capturas sino algo más profundo que brota de dentro de uno mismo, se expande por el rio y vuelve a origen implosionando dentro.
Difícil de explicar.
Y lo que buscaba en este juego de envites, el rio me lo premio en abundancia.
El placer de una pesca solitaria en un rio paradisiaco vestido con su traje ocre y cobrizo otoñal.
El placer de una pesca sosegada y comedida, ajustando lances lejanos.
El placer de posar moscas suavemente, de observar sus derivas y bailoteos por las aguas cristalinas del rio padre, del rio Tajo.
El placer de la observación de la trucha amagada al solapié de la orilla, con su sinuoso movimiento, avizor a todo lo que la rodea.
Y en algunos casos, el placer de ver como la trucha toma la mosca que la ofreces, como se ceba a ella, de la brava lucha en contraposición al interés del pescador y al fin redarla en la sacadora.
El placer ultimo e intimo de devolver la trucha a su hábitat, a su entorno, a su rio donde medrar y procrear y, quién sabe si en un futuro volver a repetir el lance pasado.
Tras todo ello observar como el día merma, como las sombras adueñan terrenos que fueron de luces, como el atardecer frio, sordo y sombrío nos rodea y al pescador le embarga sensación laxa de placer, de serenidad.
Sensaciones que dentro del rio con el agua a la cadera y observando la maravillosa naturaleza que nos rodea nos hace sentir granito de arena en medio de desierto, pero formando parte de él.
Al fin, reunión de nuevo con los compañeros de jornada, donde reponiendo fuerzas con apetitosas viandas escuchas a unos y a otros.
Los más, relatos de bonitos lances de capturas de truchas. Los menos, el pesar de portar el pesado bolo. Sin embargo, todos comentando la belleza del entorno que nos rodea y el disfrute de una jornada de pesca en un lugar idílico.
Como colofón a éste relato postrer de la temporada de pesca 2011 mencionar con aprecio y gratitud a todos los compañeros de pesca y amigos mosqueros con los que he disfrutado de una buena cantidad de salidas de pesca en unos momentos tan particulares y duros que me hacían pensar no sería posible.
A todos vosotros mi camaradería, gratitud y amistad. A ti, a ti, a ti y a ti. Que bien sabéis quienes sois y que en alguna ocasión habéis aparecido fotografiados en este humilde blog.
Permitidme incluir algo que no es mío y que muchos de nosotros hemos escuchado o leído en alguna ocasión…
Del libro “El Rio de la Vida” de Norman Maclean.
Traducción de Luis Murillo Fort.
---A la postre las cosas se funden en una sola y por ella fluye un río. El río nació de la gran inundación del planeta y fluye sobre rocas de los albores del tiempo. En algunas de esas rocas hay grabadas intemporales gotas de lluvia. Bajo las rocas están las palabras y algunas de éstas les pertenecen.
Las aguas me persiguen.---
LasmoscasdePaco.
De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.
Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.
Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.
Páginas
Competición NO..... Gracias.
lunes, 31 de octubre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
CUERPOS EN QUILL DE PAVO REAL…
Creo que uno de los materiales indispensables para el montador de moscas es la pluma de Pavo Real.
Material ampliamente utilizado en el pasado, en el presente y, a buen seguro en el futuro.
Utilizamos las fibras de las plumas, bien unitariamente o varias fibras.
La fibra de la pluma de pavo real tiene unas “barbillas” tornasoladas que asemejan mil irisaciones.
También si despojamos de dichas “barbillas” a la fibra obtenemos un material estupendo para utilizar en el montaje de variadas moscas.
Las fibras de Pavo Real naturales sin desbarbar toman el nombre de “Herl” y las fibras de pavo real desbarbadas el de “Quill”.
No hace mucho, un buen amigo me preguntaba….
-Paco he visto unas moscas con cuerpos en Quill de Pavo Real que tienen como dos colores, uno oscuro y otro claro. Yo he montado con el que tengo y solo me da un tono oscuro-
Tras la llamada investigue un poco y, es cierto que hay unos quill mas monocolores que otros. Creo que la diferencia viene motivada por la zona de la pluma de donde sea la fibra
.
Normalmente podemos adquirir el Pavo Real de tres maneras. Adquiriendo un pluma entera natural, adquiriendo un mazo de fibras o adquiriendo el “ojo” de la pluma.
Es aquí donde veo la diferencia, radica de si la fibra es del “ojo” o de otra zona más alejada al mismo. Son estas fibras “quill”, las del ojo las que más diferencia de color tienen, dando casi un blanco-negro muy interesante.
Por otro lado, comentar que además de formar el cuerpo de la mosca cubriendo por entero con quill, lo que podemos hacer es un bajo cuerpo de otro material y brincarlo más o menos tupidamente con el Quill, con lo que conseguiremos variación en colores, tonos, brillos dependiendo del material con que formemos el bajo-cuerpo.
Os muestro diferentes formas de realizar un cuerpo con Quill de Pavo Real…
Cuerpo realizado con Quill e Pavo Real de la zona del “ojo” de la pluma.
Como podéis apreciar el quill posee dos tonos uno claro y otro oscuro muy diferenciado
Cuerpo confeccionado con Quill de Pavo Real de una zona alejada del “ojo” de la pluma.
La diferencia de tonos es menor.
Bajo cuerpo en dubbing de antrón
Brincado con Quill de Pavo real
El resultado es interesante, cualquier tipo de dubbing puede sernos útil
Bajo cuerpo montado con seda (Gutermann)
Brincado con Quill de Pavo Real
El resultado es sumamente interesante
Bajo cuerpo montado en tinsel brillante
Brincado con Quill de Pavo Real
Perfecto si queremos resaltar brillos
Bajo cuerpo montado con pluma de C.D.C.
Brincado con Quill de Pavo Real
El Quill proporcionara unos brillos al cuerpo
Bajo cuerpo montado con “Biot” (fibra de pluma de ave)
Brincado con Quill de Pavo Real
Un cuerpo estupendo…
Como veis, bien solo o mezclado con otro material, el Quill de Pavo real es una buenísima opción para confeccionar los cuerpos de nuestras moscas.
Desde luego, nuestras amigas las truchas no desdeñan las moscas confeccionadas con Quill de Pavo Real.
LasmoscasdePaco.
Material ampliamente utilizado en el pasado, en el presente y, a buen seguro en el futuro.
Utilizamos las fibras de las plumas, bien unitariamente o varias fibras.
La fibra de la pluma de pavo real tiene unas “barbillas” tornasoladas que asemejan mil irisaciones.
También si despojamos de dichas “barbillas” a la fibra obtenemos un material estupendo para utilizar en el montaje de variadas moscas.
Las fibras de Pavo Real naturales sin desbarbar toman el nombre de “Herl” y las fibras de pavo real desbarbadas el de “Quill”.
No hace mucho, un buen amigo me preguntaba….
-Paco he visto unas moscas con cuerpos en Quill de Pavo Real que tienen como dos colores, uno oscuro y otro claro. Yo he montado con el que tengo y solo me da un tono oscuro-
Tras la llamada investigue un poco y, es cierto que hay unos quill mas monocolores que otros. Creo que la diferencia viene motivada por la zona de la pluma de donde sea la fibra
.
Normalmente podemos adquirir el Pavo Real de tres maneras. Adquiriendo un pluma entera natural, adquiriendo un mazo de fibras o adquiriendo el “ojo” de la pluma.
Es aquí donde veo la diferencia, radica de si la fibra es del “ojo” o de otra zona más alejada al mismo. Son estas fibras “quill”, las del ojo las que más diferencia de color tienen, dando casi un blanco-negro muy interesante.
Por otro lado, comentar que además de formar el cuerpo de la mosca cubriendo por entero con quill, lo que podemos hacer es un bajo cuerpo de otro material y brincarlo más o menos tupidamente con el Quill, con lo que conseguiremos variación en colores, tonos, brillos dependiendo del material con que formemos el bajo-cuerpo.
Os muestro diferentes formas de realizar un cuerpo con Quill de Pavo Real…
Cuerpo realizado con Quill e Pavo Real de la zona del “ojo” de la pluma.
Como podéis apreciar el quill posee dos tonos uno claro y otro oscuro muy diferenciado
Cuerpo confeccionado con Quill de Pavo Real de una zona alejada del “ojo” de la pluma.
La diferencia de tonos es menor.
Bajo cuerpo en dubbing de antrón
Brincado con Quill de Pavo real
El resultado es interesante, cualquier tipo de dubbing puede sernos útil
Bajo cuerpo montado con seda (Gutermann)
Brincado con Quill de Pavo Real
El resultado es sumamente interesante
Bajo cuerpo montado en tinsel brillante
Brincado con Quill de Pavo Real
Perfecto si queremos resaltar brillos
Bajo cuerpo montado con pluma de C.D.C.
Brincado con Quill de Pavo Real
El Quill proporcionara unos brillos al cuerpo
Bajo cuerpo montado con “Biot” (fibra de pluma de ave)
Brincado con Quill de Pavo Real
Un cuerpo estupendo…
Como veis, bien solo o mezclado con otro material, el Quill de Pavo real es una buenísima opción para confeccionar los cuerpos de nuestras moscas.
Desde luego, nuestras amigas las truchas no desdeñan las moscas confeccionadas con Quill de Pavo Real.
LasmoscasdePaco.
sábado, 29 de octubre de 2011
SALIERON, PERO TARDE …
Para los pescadores el final del verano, principio del otoño tiene un momento especial, el tiempo de las hormigas aladas.
Las hormigas necesitan de un día soleado tras las lluvias.
Normalmente esas lluvias o tormentas de principios de septiembre que hablandan el terreno para poder formar nuevos hormigueros y un día soleado que den temperatura y vigor a sus alas y enjambres asciendan por el cielo machos y hembras para dar comienzo y fin a sus copulas.
Tras los vuelos nupciales las hormigas pierden sus alas, los machos mueren y las hembras fecundas colonizan terrenos y crean nuevos hormigueros.
Dentro todo toda esta turbamulta son muchos, muchísimos los individuos que caen a las aguas e incitan a los peces a cebarse glotonamente de tal manjar. Dejan a un lado parte de sus alertas y temores, se confían y se ceban impetuosamente.
Esto lo sabemos bien los pescadores, que esperamos se produzca el momento para engañar a los peces ahora confiados.
Este año todo esto se retraso en el tiempo (quizás algo que ver tenga esto del cambio climático) y las lluvias no llegaron en su momento.
Han sido en próximas fechas pasadas cuando lo hicieron y las “aludas” ansiosas de salir de su encarcelamiento cavernícola apenas esperaron un rayo de sol tras las lluvias brotaron de la tierra y alzaron el vuelo nupcial en ebullición.
Para los que pescamos ríos trucheros el momento llego tarde, la temporada de pesca de trucha termino y no nos queda sino imaginar a nuestras queridas pintonas cebándose glotonas al maná de “aludas”.
Diferente es para los pescadores de ciprinidos, que no faltaron al envite y hoy mismo, sábado, andan por ríos y pantanos incitando a los barbos y carpas con imitaciones de hormigas aladas.
¡¡Buena fortuna, amigos míos!!
LasmoscasdePaco.
lunes, 24 de octubre de 2011
EL RIO QUE NOS ATRAPA…
Una nueva salida de pesca al rio padre.
Una nueva reunión de amigos mosqueros. Una nueva aventura de pesca a mosca.
El Alto Tajo luce un extraño ambiente otoñal.
Los bosques se tiñen de amarillos, ocres y dorados.
Los arboles de hoja caduca empiezan a desvestirse de las mismas.
Frutos y bayas aparecen, Majuelas, Nueces, Endrinas, Avellanas. Sin embargo falta algo, algo importante.
El ambiente no respira humedad, la tierra está seca, los caminos polvorientos. Un extraño otoño que nos toca sufrir por mor de que siguen sin llegar las ansiadas lluvias.
El rio nota la pertinaz sequía. Pocas veces le he visto con tan escaso caudal.
Dicen que dicen que hasta tributarios del rio padre se secaron por tramos.
Incluso dicen que dicen que murieron muchas truchas al secarse los ríos.
Son los tiempos que nos toca vivir.
Presente de vacas flacas tras haber disfrutado pasado de vacas gordas.
Al menos las temperaturas cambiaron.
Hace frio, 5 grados a las 10 de la mañana no es tontería.
Con ello las costumbres de las pintonas cambian.
Ya no se ceban a horas extremas del día, sino que lo hacen a horas centrales, donde el sol está en lo alto y templa un poco el ambiente, justo para que gráciles efémeras pardas eclosionen y las truchas se ceben a ellas delatándose a ojos del pescador avezado.
Nos dividimos por parejas.
Los más jóvenes trochan monte rio abajo para pescar una zona de tablas pozos y corrientes muy atractivas. Los menos jóvenes nos quedamos más cercanos al auto, no por ello la zona es peor, ni mucho menos.
Las tácticas de pesca cambian, pasaron épocas de aguas altas donde pescar mucho tramo de rio. El presente impone una pesca sosegada, pescando en intensidad mejor que en extensidad. Buscando la zona querenciosa donde posar nuestras moscas.
Incluso así conseguir captura resulta arduo. Quizás subieron a cebarse a nuestras moscas media docena de truchas de pequeño tamaño que andaban por las raseras de finales de las tablas, las “coladas” que dicen en algunas zonas.
El primer suceso me lo da la chorrera de entrada de una larga tabla de aguas paradas.
Bueno, a fuer de ser franco el primer suceso acaeció mucho antes, casi al principio de la jornada donde por un traspiés caí en el agua mojándome toda la manga de un brazo y colándose agua por dentro del vader, pero sucesos de este tipo van de la mano con la actividad que realizamos.
Había lanzado varias veces “La Marroncita” por el centro del chorro de aguas, aguas movidas, batidas, sin ningún resultado. Toca pescar el filo de la corriente y esas aguas lentas laterales. Muchos lances realizados, más de diez minutos lanzando desde la misma posición.
Un nuevo lance, a esas aguas calmas próximas a la corriente.
De repente veo como una gran trucha sale del chorro del agua y ataca brutalmente la mosca. Clavo con acierto y la trucha al sentirse prendida se lanza chorro de aguas abajo, trato de frenarla y sacarla del chorro de aguas, trato de meterla en aguas calmas donde poder domeñar la lucha.
Ni acaso. La trucha da un arreón en aguas bravas y el nylon parte, un 0.14 de grosor.
Me quede con las ganas.
De nuevo pescando otra zona muy interesante.
Es buen momento, el sol calienta y observo cebadas de truchas soleándose en aguas orilladas.
Poso una “emergente de marroncita” que con prontitud me va dando truchas, de pequeño tamaño eso sí, acaso la palma de la mano.
También voy pescando las aguas rizadas de la corriente central cada vez que avanzo realizo por allí un par de lances. Dos pasitos cortos, nuevo posicionamiento y un lance a aguas rizadas, al filo del chorro.
Veo la trucha, sale de debajo de las aguas rebrincadas y toma la mosca sin miramientos.
Clavo, noto los tirones de la trucha, la acompaño en su huida aguas abajo mientras doblego su intención, la trucha se mete en aguas calmas de la orilla, allí atempero sus tironeos hasta que al final cede en su lucha, la aproximo a la sacadora donde la encesto.
-Mira, Mariano. Una trucha de un kilo de peso-
Le digo a mi compañero que dejo de pescar hace rato y observaba como lo hacía yo.
A decir verdad la trucha pasaba con creces el medio kilo, probablemente llegaba a los tres cuartos y raro sería que se aproximara al kilo.
Pero ya sabemos cómo somos los pescadores.
A buen seguro si en el momento de la captura creció un cuarto de kilo. Este invierno en cualquier charla acompañado de un buen licor doblara tamaño.
Lo cierto es que es una bonita trucha.
Presentes Mariano, Juanma y Mario que llegaron en ese instante y que con habilidad lograron fotografiar tan preciosa trucha.
-Que tal se os ha dado por abajo?-
-Mal, la muestra y bolo y eso que hemos pescado unas zonas de lujo-
-Pues poneros aquí que a mí me están picando ahora muy bien-
Y en menos de media hora lograron capturar tres o cuatro truchas.
Tras comer pescamos un vado de aguas donde los dípteros revolotean a ras de agua. Pequeñas truchas se ceban a ellos y nosotros nos relevamos para tentarlas con imitaciones de pequeño tamaño.
Hubo subidas de truchas a nuestras imitaciones, pero no llegaron a buen puerto.
El postrer del día lo hacemos en las aguas de entrada a una gran tabla. Varios tramos seguidos de aguas rizadas donde en otras ocasiones nos picaron grandes truchas.
Hace frio. El rio está ya en sombras y yo voy empapado por dentro, tirito continuamente.
Se ceba alguna trucha, a las que lanzamos nuestras moscas con pocos resultados. Acaso tuvimos media docena de ataques a nuestras moscas que desgraciadamente no conseguimos clavar.
La jornada termina.
El paseo por el bosque hasta el auto se ameniza con charlas, opiniones y pareceres. Los unos extasiados por el enclave donde hemos pescado y pesarosos por la exigua cifra de capturas.
Quien relata encantado de haber disfrutado de una bonita jornada de pesca y unos mejores amigos y compañeros mosqueros.
Mariano. Un especial recuerdo hacia ti, al ser ésta tu última jornada de pesca de la temporada.
Agradecido por compartir muchas jornadas de pesca y por muchas otras cosas que quedan en la intimidad de las buenas amistades.
LasmoscasdePaco.
Una nueva reunión de amigos mosqueros. Una nueva aventura de pesca a mosca.
El Alto Tajo luce un extraño ambiente otoñal.
Los bosques se tiñen de amarillos, ocres y dorados.
Los arboles de hoja caduca empiezan a desvestirse de las mismas.
Frutos y bayas aparecen, Majuelas, Nueces, Endrinas, Avellanas. Sin embargo falta algo, algo importante.
El ambiente no respira humedad, la tierra está seca, los caminos polvorientos. Un extraño otoño que nos toca sufrir por mor de que siguen sin llegar las ansiadas lluvias.
El rio nota la pertinaz sequía. Pocas veces le he visto con tan escaso caudal.
Dicen que dicen que hasta tributarios del rio padre se secaron por tramos.
Incluso dicen que dicen que murieron muchas truchas al secarse los ríos.
Son los tiempos que nos toca vivir.
Presente de vacas flacas tras haber disfrutado pasado de vacas gordas.
Al menos las temperaturas cambiaron.
Hace frio, 5 grados a las 10 de la mañana no es tontería.
Con ello las costumbres de las pintonas cambian.
Ya no se ceban a horas extremas del día, sino que lo hacen a horas centrales, donde el sol está en lo alto y templa un poco el ambiente, justo para que gráciles efémeras pardas eclosionen y las truchas se ceben a ellas delatándose a ojos del pescador avezado.
Nos dividimos por parejas.
Los más jóvenes trochan monte rio abajo para pescar una zona de tablas pozos y corrientes muy atractivas. Los menos jóvenes nos quedamos más cercanos al auto, no por ello la zona es peor, ni mucho menos.
Las tácticas de pesca cambian, pasaron épocas de aguas altas donde pescar mucho tramo de rio. El presente impone una pesca sosegada, pescando en intensidad mejor que en extensidad. Buscando la zona querenciosa donde posar nuestras moscas.
Incluso así conseguir captura resulta arduo. Quizás subieron a cebarse a nuestras moscas media docena de truchas de pequeño tamaño que andaban por las raseras de finales de las tablas, las “coladas” que dicen en algunas zonas.
El primer suceso me lo da la chorrera de entrada de una larga tabla de aguas paradas.
Bueno, a fuer de ser franco el primer suceso acaeció mucho antes, casi al principio de la jornada donde por un traspiés caí en el agua mojándome toda la manga de un brazo y colándose agua por dentro del vader, pero sucesos de este tipo van de la mano con la actividad que realizamos.
Había lanzado varias veces “La Marroncita” por el centro del chorro de aguas, aguas movidas, batidas, sin ningún resultado. Toca pescar el filo de la corriente y esas aguas lentas laterales. Muchos lances realizados, más de diez minutos lanzando desde la misma posición.
Un nuevo lance, a esas aguas calmas próximas a la corriente.
De repente veo como una gran trucha sale del chorro del agua y ataca brutalmente la mosca. Clavo con acierto y la trucha al sentirse prendida se lanza chorro de aguas abajo, trato de frenarla y sacarla del chorro de aguas, trato de meterla en aguas calmas donde poder domeñar la lucha.
Ni acaso. La trucha da un arreón en aguas bravas y el nylon parte, un 0.14 de grosor.
Me quede con las ganas.
De nuevo pescando otra zona muy interesante.
Es buen momento, el sol calienta y observo cebadas de truchas soleándose en aguas orilladas.
Poso una “emergente de marroncita” que con prontitud me va dando truchas, de pequeño tamaño eso sí, acaso la palma de la mano.
También voy pescando las aguas rizadas de la corriente central cada vez que avanzo realizo por allí un par de lances. Dos pasitos cortos, nuevo posicionamiento y un lance a aguas rizadas, al filo del chorro.
Veo la trucha, sale de debajo de las aguas rebrincadas y toma la mosca sin miramientos.
Clavo, noto los tirones de la trucha, la acompaño en su huida aguas abajo mientras doblego su intención, la trucha se mete en aguas calmas de la orilla, allí atempero sus tironeos hasta que al final cede en su lucha, la aproximo a la sacadora donde la encesto.
-Mira, Mariano. Una trucha de un kilo de peso-
Le digo a mi compañero que dejo de pescar hace rato y observaba como lo hacía yo.
A decir verdad la trucha pasaba con creces el medio kilo, probablemente llegaba a los tres cuartos y raro sería que se aproximara al kilo.
Pero ya sabemos cómo somos los pescadores.
A buen seguro si en el momento de la captura creció un cuarto de kilo. Este invierno en cualquier charla acompañado de un buen licor doblara tamaño.
Lo cierto es que es una bonita trucha.
Presentes Mariano, Juanma y Mario que llegaron en ese instante y que con habilidad lograron fotografiar tan preciosa trucha.
-Que tal se os ha dado por abajo?-
-Mal, la muestra y bolo y eso que hemos pescado unas zonas de lujo-
-Pues poneros aquí que a mí me están picando ahora muy bien-
Y en menos de media hora lograron capturar tres o cuatro truchas.
Tras comer pescamos un vado de aguas donde los dípteros revolotean a ras de agua. Pequeñas truchas se ceban a ellos y nosotros nos relevamos para tentarlas con imitaciones de pequeño tamaño.
Hubo subidas de truchas a nuestras imitaciones, pero no llegaron a buen puerto.
El postrer del día lo hacemos en las aguas de entrada a una gran tabla. Varios tramos seguidos de aguas rizadas donde en otras ocasiones nos picaron grandes truchas.
Hace frio. El rio está ya en sombras y yo voy empapado por dentro, tirito continuamente.
Se ceba alguna trucha, a las que lanzamos nuestras moscas con pocos resultados. Acaso tuvimos media docena de ataques a nuestras moscas que desgraciadamente no conseguimos clavar.
La jornada termina.
El paseo por el bosque hasta el auto se ameniza con charlas, opiniones y pareceres. Los unos extasiados por el enclave donde hemos pescado y pesarosos por la exigua cifra de capturas.
Quien relata encantado de haber disfrutado de una bonita jornada de pesca y unos mejores amigos y compañeros mosqueros.
Mariano. Un especial recuerdo hacia ti, al ser ésta tu última jornada de pesca de la temporada.
Agradecido por compartir muchas jornadas de pesca y por muchas otras cosas que quedan en la intimidad de las buenas amistades.
LasmoscasdePaco.
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