De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

miércoles, 24 de julio de 2013

NUEVOS RIOS… NUEVOS CONCEPTOS…

          En ocasiones he comentado que el mosquero debe adaptarse a las condiciones y variedad de ríos.

A fuer de ser sincero deberíamos adaptarnos a la totalidad de láminas de agua y especies de peces, con ello conseguiríamos ser pescadores más completos.

En mi caso particular debo reconocer amplias limitaciones. 

Acaso pesco una especie de pez en una provincia y limítrofes muy concretas. 

Pese a ello encuentro variopintos escenarios donde tentar a mis queridas pintonas, que me llevan a pescar torrentes de montaña o tramos medios de ríos de llanura, a adaptarme y adaptar mis lances al escenario donde me ubico con mayor o menor éxito.

Y en esas estamos en el relato que acontece.

-Nacho, hoy te vamos a llevar a pescar a un rio que es la antítesis de lo que estas acostumbrado-


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Dicho y hecho, sacamos a Nacho del pino y del acebo, de aguas transparentes y cantarinas, de altas cotas de montaña y le ubicamos en un tramo de rio de meseta, de juncos y lirios de sotos de chopos y cigarras cantando.

Los retos están para superarlos y para el mosquero fetén esto no es sino aventura que disfrutar y superar. 

El tiempo, metido en tormentas, nos jarrea intermitentemente, cuando lo hace el chaparrón es recio, cuando lo deja la temperatura vuelve inaguantable el chubasquero.


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Las aguas, un tanto tomadas por las lluvias ofrecen un tamizado misterioso, quizás bajo ese tornasol cobertor las truchas se aventuran fuera de sus escondrijos y se colocan confiadas en posturas de caza, donde capturar los insectos que el agua arrastra.

El ojo avizor del mosquero detecta las cebadas y con cuidado posa artera imitación de mosca aguas arriba de la cebada producida para que tras una deriva natural se aproxime a la postura de la trucha.


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En buena cantidad de ocasiones la trucha toma el engaño.

Cebada glotona a algo que se asemeja al menú que le está ofreciendo en estos días pacha mama.

Tras la cebada, el clavar del mosquero, el salto fulgurante de la trucha por los aires, el recoger línea raudo para mantener siempre un contacto tenso, el acercarse la trucha a los pies del mosquero buscando dejar laxa la línea, dos pasos atrás del mosquero mientras recoge línea, la búsqueda del perdedero como última opción de escape de la trucha , el afirmar la posición de la trucha, línea tensa, caña curvada, forzándola a cambiar de intención y atrayéndola al tamiz de la sacadora. 

Al fin el mosquero gana la partida, la pintona es ensalabrada, desanzuelada de la artera mosca y devuelta de nuevo a las aguas.


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Cara de felicidad del mosquero, sabiendo superado un nuevo reto, un nuevo escenario tan diferente al habitual.

-Bien Nacho, bien- Le anima Juanma.


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Y es Juanma quien busca nuevos tramos, tramos complicados de maleza en forma de lirios y juncos, de aguas profundas, de suelos limosos, una pequeña pocita con cabeceras de aguas corrientes donde posar su mosca al filo de las yerbas.

La picada no tarda en llegar, la trucha toma franca la mosca ofrecida mas al sentirse prendida en sus fauces por el hierro artero busca rauda el perdedero aguas abajo, tratando de meterse en la maraña de broza donde conseguir desasirse del anzuelo que la atrapa.


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Mas es frenada por el buen hacer del mosquero, tensando línea y flexando caña, forzando la batalla en la pequeña pocita donde poco a poco va dominando la bravura de la oponente para al final llegar a asirla, desprenderla el anzuelo y devolverla de nuevo a las aguas.

El placer, el grato placer es completo, la acción termina en un círculo perfecto donde comenzó con la trucha en las aguas y termino en el mismo lugar, en el ínterin una explosión de sensaciones, de placer, de felicidad.


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-Bien, Juanma. Bien- le digo yo.

La jornada transcurre asaz de capturas y satisfacciones. 

Quien relata no se queda a la zaga de sus compañeros y consigue hacer acopio de buena cifra de capturas que llenan el morral de satisfacciones, satisfacciones a las que añadir el disfrute de los compañeros de jornada.

Quizás para un viejo aprendiz de mosquero que ya peina canas la cifra de capturas no es lo más importante… o quizás si siga siéndolo y en la jornada relatada hubo hartazgo de capturas. 

Son cosas que, permitidme, me reservo el resultado, que bien saben quién o quienes me acompañan en gratas jornadas de pesca a mosca.


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Al final de la jornada, los tres mosqueros estamos más que complacidos. 

Los retos han sido superados.

El mosquero de torrentes de montaña salió airoso y con nota del rio calizo mesetario.

-Donde hay buena fragua se pare buena espada templada- que decían los caballeros antiguos.

El rio. Las truchas. La pesca a mosca que une lazos entrañables entre los buenos mosqueros.


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                  LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. Paco, this looks like challenging water. Beautiful, but challenging.

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