De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

lunes, 24 de octubre de 2011

EL RIO QUE NOS ATRAPA…

          Una nueva salida de pesca al rio padre. 

Una nueva reunión de amigos mosqueros. Una nueva aventura de pesca a mosca.

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El Alto Tajo luce un extraño ambiente otoñal.

Los bosques se tiñen de amarillos, ocres y dorados.

Los arboles de hoja caduca empiezan a desvestirse de las mismas. 

Frutos y bayas aparecen, Majuelas, Nueces, Endrinas, Avellanas. Sin embargo falta algo, algo importante.

El ambiente no respira humedad, la tierra está seca, los caminos polvorientos. Un extraño otoño que nos toca sufrir por mor de que siguen sin llegar las ansiadas lluvias.

El rio nota la pertinaz sequía. Pocas veces le he visto con tan escaso caudal. 

Dicen que dicen que hasta tributarios del rio padre se secaron por tramos. 

Incluso dicen que dicen que murieron muchas truchas al secarse los ríos. 

Son los tiempos que nos toca vivir.

Presente de vacas flacas tras haber disfrutado pasado de vacas gordas.

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Al menos las temperaturas cambiaron.

Hace frio, 5 grados a las 10 de la mañana no es tontería. 

Con ello las costumbres de las pintonas cambian.

Ya no se ceban a horas extremas del día, sino que lo hacen a horas centrales, donde el sol está en lo alto y templa un poco el ambiente, justo para que gráciles efémeras pardas eclosionen y las truchas se ceben a ellas delatándose a ojos del pescador avezado.

Nos dividimos por parejas. 

Los más jóvenes trochan monte rio abajo para pescar una zona de tablas pozos y corrientes muy atractivas. Los menos jóvenes nos quedamos más cercanos al auto, no por ello la zona es peor, ni mucho menos.

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Las tácticas de pesca cambian, pasaron épocas de aguas altas donde pescar mucho tramo de rio. El presente impone una pesca sosegada, pescando en intensidad mejor que en extensidad. Buscando la zona querenciosa donde posar nuestras moscas.

Incluso así conseguir captura resulta arduo. Quizás subieron a cebarse a nuestras moscas media docena de truchas de pequeño tamaño que andaban por las raseras de finales de las tablas, las “coladas” que dicen en algunas zonas.

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El primer suceso me lo da la chorrera de entrada de una larga tabla de aguas paradas.

Bueno, a fuer de ser franco el primer suceso acaeció mucho antes, casi al principio de la jornada donde por un traspiés caí en el agua mojándome toda la manga de un brazo y colándose agua por dentro del vader, pero sucesos de este tipo van de la mano con la actividad que realizamos.

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Había lanzado varias veces “La Marroncita” por el centro del chorro de aguas, aguas movidas, batidas, sin ningún resultado. Toca pescar el filo de la corriente y esas aguas lentas laterales. Muchos lances realizados, más de diez minutos lanzando desde la misma posición. 

Un nuevo lance, a esas aguas calmas próximas a la corriente.

De repente veo como una gran trucha sale del chorro del agua y ataca brutalmente la mosca. Clavo con acierto y la trucha al sentirse prendida se lanza chorro de aguas abajo, trato de frenarla y sacarla del chorro de aguas, trato de meterla en aguas calmas donde poder domeñar la lucha.
Ni acaso. La trucha da un arreón en aguas bravas y el nylon parte, un 0.14 de grosor.

Me quede con las ganas.

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De nuevo pescando otra zona muy interesante.

Es buen momento, el sol calienta y observo cebadas de truchas soleándose en aguas orilladas.

Poso una “emergente de marroncita” que con prontitud me va dando truchas, de pequeño tamaño eso sí, acaso la palma de la mano.

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También voy pescando las aguas rizadas de la corriente central cada vez que avanzo realizo por allí un par de lances. Dos pasitos cortos, nuevo posicionamiento y un lance a aguas rizadas, al filo del chorro.

Veo la trucha, sale de debajo de las aguas rebrincadas y toma la mosca sin miramientos. 

Clavo, noto los tirones de la trucha, la acompaño en su huida aguas abajo mientras doblego su intención, la trucha se mete en aguas calmas de la orilla, allí atempero sus tironeos hasta que al final cede en su lucha, la aproximo a la sacadora donde la encesto.

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-Mira, Mariano. Una trucha de un kilo de peso-

Le digo a mi compañero que dejo de pescar hace rato y observaba como lo hacía yo.

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A decir verdad la trucha pasaba con creces el medio kilo, probablemente llegaba a los tres cuartos y raro sería que se aproximara al kilo.

Pero ya sabemos cómo somos los pescadores.

A buen seguro si en el momento de la captura creció un cuarto de kilo. Este invierno en cualquier charla acompañado de un buen licor doblara tamaño.

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Lo cierto es que es una bonita trucha.

Presentes Mariano, Juanma y Mario que llegaron en ese instante y que con habilidad lograron fotografiar tan preciosa trucha.



-Que tal se os ha dado por abajo?-

-Mal, la muestra y bolo y eso que hemos pescado unas zonas de lujo-

-Pues poneros aquí que a mí me están picando ahora muy bien-

Y en menos de media hora lograron capturar tres o cuatro truchas.


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Tras comer pescamos un vado de aguas donde los dípteros revolotean a ras de agua. Pequeñas truchas se ceban a ellos y nosotros nos relevamos para tentarlas con imitaciones de pequeño tamaño.

Hubo subidas de truchas a nuestras imitaciones, pero no llegaron a buen puerto.

El postrer del día lo hacemos en las aguas de entrada a una gran tabla. Varios tramos seguidos de aguas rizadas donde en otras ocasiones nos picaron grandes truchas.

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Hace frio. El rio está ya en sombras y yo voy empapado por dentro, tirito continuamente.

Se ceba alguna trucha, a las que lanzamos nuestras moscas con pocos resultados. Acaso tuvimos media docena de ataques a nuestras moscas que desgraciadamente no conseguimos clavar.

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La jornada termina.

El paseo por el bosque hasta el auto se ameniza con charlas, opiniones y pareceres. Los unos extasiados por el enclave donde hemos pescado y pesarosos por la exigua cifra de capturas.

Quien relata encantado de haber disfrutado de una bonita jornada de pesca y unos mejores amigos y compañeros mosqueros.

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Mariano. Un especial recuerdo hacia ti, al ser ésta tu última jornada de pesca de la temporada.

Agradecido por compartir muchas jornadas de pesca y por muchas otras cosas que quedan en la intimidad de las buenas amistades.

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            LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. Una gozada de río y de compañeros, ahora toca abstinencia durante cinco meses. Un lujo haber compartido otra jornada de pesca. La temporada que viene mas y con fotos de truchones. Un saludo chicos.

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