De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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miércoles, 31 de agosto de 2011

BELLOS RINCONES. ALTO TAJO…

          De nuevo me encuentro entre la frondosidad del Alto Tajo, inmerso en la dureza de un rio sin igual, explorando rincones cada vez más inhóspitos por la dificultad de su accesibilidad y por la dureza de su trasegar por el cauce, en busca de conseguir la captura de alguna de sus hermosas truchas autóctonas.

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En estas fechas el rio es más duro si cabe por mor de la climatología, con sus bruscos cambios de temperatura que propician que a las 9 horas tuviéramos 5 grados, que a las 15 horas hubiera 32 grados y que a las 22 horas tuviéramos 12 grados. Aún se puso más duro el día, mejor dicho la tarde y es que a la hora de comer apenas bebí un bote de cerveza y por la tarde se me olvido la cantimplora lo que propicio un deshidratamiento con síntomas de vómitos, mareos y dolor de cabeza, Tenerlo presente, beber e hidratarse es primordial.

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En cuanto a pesca, el rio presagiaba su máxima dificultad, la ausencia total de eclosiones y la ausencia de cebadas anunciaban un día de escasas capturas y, quizás por ello las conseguidas son mucho más valorables.

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La mañana transcurrió en un tramo de tablas y corrientes donde transitando con mucha cautela y realizando unos lances más bien largos conseguí que cinco truchas se lanzaran a “Maese Royal”, tres de las cuales conseguí clavar y capturar, bonitos lances de pesca y bravas y rollizas truchas que entablaron una muy buena lucha antes de llegar a la sacadora.

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En el mejor momento, a las 12 horas me encontraba pescando una muy buena zona, el rio se estrecha y agita en corrientes, me las prometía muy felices mas fue realizar los primeros lances y aparecer aguas arriba tras el recodo de una curva las primeras canoas que echaron al traste la zona de pesca con las que tan felices me las prometía.

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No me apetecía renunciar a tan bonito tramo y tras esperar un buen rato y renovar y recomponer el bajo me dispuse a pescar la cabecera de las corrientes, posando la mosca en lo más rápido de las aguas.
Observe la zona de la orilla, donde las salgueras lamian el agua y propiciaban unas posturas más que atrayentes, lances muy medidos con apenas una deriva de metro y medio de la mosca antes de renovar el lance. 

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Ya había ejecutado más de media docena de lances, renové el acto y fue posar la mosca en el agua y que una trucha se cebara a ella. Una picada leve, sutil, visto y no visto, de esas que ponen la piel de gallina al ser frecuentes picadas de truchas grandes. Clave con seguridad y la trucha se lanzo corriente abajo, yo tras ella tensando hilo y procurando no caerme en el trotar aguas abajo. Al final la trucha llega a un blando y allí tras buenos tirones consigo atraerla y meterla en la sacadora. No es del tamaño esperado, no es una trucha pequeña pero tampoco es una trucha fuera de serie. Lo que sí es fue el placer de la captura y las gratas sensaciones que me proporciono tan brava y bella pintona.

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A las 13.30 con un sol y calor abrumador me encamino hacia la pista forestal donde he quedado con mi compañero Uncas.
Comimos en La Falaguera, las mesas bastante ocupadas de excursionistas, bañistas, piragüistas, ciclistas y todos los “istas” habidos y por haber. Tras la comida una buena tertulia en espera de que pasen las horas más calurosas del día, a las 16.30 nos encaminamos a un nuevo tramo del rio donde pasar la tarde pescando.

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La zona escogida más inaccesible, una zona de cortas corrientes y profundas pozas encajonadas en un estrecho cañón. La idea es pescar juntos en espera de conseguir capturar una trucha de buen porte.
Y como ocurre muchas veces, cuando uno espera lo mejor ocurre lo contrario, pese a lo intrincado y dificultoso del tramo, pese a mil posturas maravillosas de pesca, pese a una pesca cautelosa lanzando mil y una vez la Royal, pese a cambiar la Royal por el Trico de Ciervo, por la Marroncita, por la Emergente y por varios modelos más el rio cerrado en banda no nos obsequio con la captura deseada, apenas dos o tres capturas de truchas de la talla por parte de mi compañero y una captura similar por mi parte, poco bagaje para lo previsto.

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Sin embargo la belleza del entorno, el placer de lanzar en semejante lugar propiciaba mil sensaciones placenteras que te hacían evadirte de todo, de tanto que hasta se me olvido el beber y, el final de la tarde con angustias y mareos provoco un final de jornada bastante incomodo. Gracias que al llegar al auto Uncas llevaba en la nevera agua fría y unos botes de bebida de cola bien fresquitos que hicieron recuperarme rápidamente.

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Cuatro truchas no son muchas capturas, pero yo no le pido mucho mas al Tajo, buen tamaño quizás. Lo que sí es más preocupante es que conversando con amigos y compañeros que frecuentan el rio opinan al igual que yo que éste año se consiguen muchas menos capturas que años pasados y, lo que es más alarmante, la ausencia de insectos y eclosiones. Y es que el caolín que tapiza el lecho del rio (caolín compactado debajo de las piedras) es un problema muy grave y, bajo mi opinión es el causante de la escasa cantidad de insectos y, por añadidura merma de truchas… pero esto amigos míos es de hablar largo y tendido.


LasmoscasdePaco.

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