De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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lunes, 21 de mayo de 2018

AL FIN... SIERRA NORTE (I) EL DESPERTAR...


          Esta temporada no llegaron los Idus de Marzo en su momento, no llegaron en marzo, tampoco aparecieron en abril y tuvimos que pasar diez días de la calenda para encontrarlos.




Hete aquí que ante la insensatez de nuestros gobernantes en esto del medio ambiente aconsejados por personajes de igual talla, madre natura que es la docta permite o no pescar cuando a ella le place.


Con dichas premisas llegamos a las fechas que nos ocupan para pescar nuestros queridos ríos de la Sierra Norte.

 

No las tenía todas conmigo cuando arribe a la vera del rio, mas fue ver la piedra indicador del estado de las aguas (piedra colmatada por el agua imposible de pescar por exceso, piedra medio aflorante caudal óptimo, piedra en seco imposible de pescar por escaso caudal) y cubrírseme el rostro con una sonrisa satisfactoria.


El rio bajaba pescable, quizás un poquito alto para decir fetén, pero así la pesca se adita con un puntito de peligro y esfuerzo que tiñe de riesgo y aventura la jornada de pesca.




Las veredas se cierran por ramas y palos arrastrados por las aguas y por nuevos brotes que crecen sin que nadie las modere al punto que hay tramos que toca podar y tronchar para abrir de nuevo vereda.

 

Manolo el buitre me observa desde los riscos, años a llego solo expulsado de la buitrera origen y poco a poco hizo familia, ya son mas de media docena los buitres que ocupan las peñas que caen a plomo sobre las aguas del rio de las Xanas.


 Al fin llego al vado de la risa, evalúo la dificultad del vadeo y llego a la conclusión que no hace falta tanto pan para tan poca salsa. Estoy solo en el rio y tengo mucho tramo aguas arriba para disfrutar de una jornada de pesca, con lo cual desestimo vadearlas al igual que la zorra hizo con las uvas.




Monto el equipo y opto por anudar al bajo de línea una hermosa Royal Coachman montada en un anzuelo del número doce.


 Pescando los mismos chorros del vado de la risa me suben las primeras dos truchas que no consigo sujetar en el anzuelo.


Avanzo aguas arriba y pesco un tramo abierto donde el viento provoca errar en la puntería y enganchar en ocasiones la mosca en las ramas de las orillas, pero es que aquí, como en casi todos lados, si no arriesgas no pescas y los lances se tienen que ajustar a las orillas y a los rincones más intrincados.

Pescando la cabecera de una poza la Royal se hunde por mor de la fuerza de la corriente y en una de éstas según observo la mosca sumergida más de un palmo veo como una trucha aflora del fondo, toma la mosca se gira y profundiza en las aguas.




Yo tenso línea y clavo firmemente. 


La trucha al sentirse aprehendida opone brava aunque inútil lucha, sujetar y dominar una captura en un pozo de aguas profundas es sencillo examen para un viejo aprendiz de mosquero, acaso evitar que la trucha llegue a las salgueras sumergidas, trabajarla a medias aguas en el centro de la poza hasta conseguir doblegar el tesón de la bella Xana y al final acogerla en la malla de nuestra sacadora.




Desclavarla del anzuelo y realizar un corto video con la cámara fotográfica inmortalizando el momento de su devolución.


Tras ello observar complacido el entorno que nos rodea y rememorar el lance vivido con grato placer.

 

Seguimos ascendiendo por el rio vadeando aguas bravas que conseguimos atravesar gracias a los asideros que lo son las ramas de las sargas. 


Así entre resbalón y resbalón observo alguna tímida cebada, normalmente en los blandos de finales o laterales de las corrientes. 


No queda sino posicionarse con seguridad y realizar óptimos lances  para más temprano que tarde, la trucha se cebe franca a nuestra imitación.


 Son truchas comedidas, de otro rio diríamos escuetas pero en estos ríos de montaña es tamaño común, aquí la satisfacción no es conseguir captura tamaña sino disfrutar de un compendio de sensaciones donde el entorno inclina mucho la balanza.


Pasó el día raudo, pesco una de las pozas ya próximas al final del tramo. 


Sé que estoy próximo al cénit de la jornada y disfruto de los últimos lances finales, lanzando al filo de la corriente de cabecera de la poza, uno, dos, tres, sinfín de lances, disfrutando del lance, de la posada, de la deriva.


 Al fin una trucha osada sube y toma la mosca con rapidez, quizás incitada de tanto lance. Consigo clavarla y disfruto con placer de la lucha que me ofrece.


A la postre la trucha llega a mis manos donde disfruto de su bella librea antes de devolverla a las aguas, un verdadero placer.


Ya solo queda tornar trocha hasta donde dejamos el auto, paso a paso, disfrutando del entorno que me rodea, siento el cansancio del día de pesca en mis piernas y rememoro muchos de los lances vividos.

 

Satisfacción y cansancio es buen aliño, y así echando una última ojeada a los altos neveros del pico Ocejón comienzo retorno por sinuosas carreteras.




Un verdadero placer volver a pescar estos bellos parajes de la Sierra Norte y conseguir capturar alguna de sus bellas Xanas que me tienen hechizado y me obligan a visitarlas una y otra vez sin remisión.



                             LasmoscasdePaco.

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