Al fin dio
comienzo la temporada 2016 en la zona Alcarreña.
Lo cierto es
que tras las noticias de aperturas de otras provincias andábamos deseosos de
posar todos esos montajes realizados en el largo invierno.
A título personal
sigo sin comprender qué tiene de especial esta comarca Alcarreña para ser la
mas tardía en abrir temporada, y en qué se diferencia de Madrid, Ávila, Segovia
o Salamanca.
No digamos ya la sinrazón de no abrir temporada los ríos de la
Sierra Norte hasta el mes de mayo, aunque me da que aquí prima más la tozudez y
cabezonería que cualquier lógica... son los tiempos que nos toca sufrir.
Empero, al
mal tiempo buena cara, todo llega y lo anterior no hace sino abundar en la
paciencia acrecentada.
No es
sencillo decidirte por un escenario de pesca en estas fechas, pues los grandes ríos
bajan henchidos de agua, desabridos, desaconsejables de pescar. Los conocidos
sufren una sobrepresión de pesca al no poder pescar la Sierra Norte que, de
nuevo tenemos que dejar de pescar... o no.
Pues como de
lo que se trata es de toma de contacto con el rio, con la naturaleza y a ser
posible con sus truchas, desestimo los tramos conocidos pues imagino la romería
de pescadores que allí acudirán (luego me llegan noticias de que efectivamente así
fue) flaco favor hace la normativa caprichosa al común de los ríos.
Así pues nos
decantamos por un modesto rio y por un tramo no demasiado frecuentado.
El rio de la
Lamia nos ofreció sus aguas para tratar de engañar a alguna de sus escasas
damas de pintas rojas.
Día frio,
amenazante de lluvia, oscuro, sombrío mas aun si cabe al ser un rio en galería.
No habíamos
comenzado a pescar cuando por la orilla contraria bajan dos pescadores que nos
dicen que ya están de vuelta con lo que la cosa se complica y tenemos que
asumir que vamos a pescar un tramo ya pescado y esto en un rio modesto equivale
atener muchísimas opciones de salir del rio con un magnifico bolo.
Quién dijo
miedo, si algo somos es osados, tras una buena caminata aguas arriba montamos
cañas, atamos mosca a nuestro bajo de línea y nos disponemos a posar delicadas
imitaciones sobre las aguas.
Mil lances sobre
mil posturas con muy parcos resultados.
Al fin del día a duras penas habíamos
visto en un par de ocasiones damas de pintas rojas y además de muy contenido
tamaño, sobre las diecisiete horas decidimos poner fin al vareo fútil de las
aguas y tornar rio abajo por trochas cuajadas de espinos a origen donde nos
esperan un par de compañeros.
No dio para
mucho más el inicio de temporada, si bien hubo comienzos en el pasado peores bien
cierto es que fueron motivados por inclemencias meteorológicas o por ríos
desbordados donde acabamos con el consabido bolo, pero que yo recuerde, inicios
de temporada como el actual sin tan graves hándicap y con tan parcos resultados
no llego a recordarlos.
Empero
siempre he dicho que el pescar a mosca depara muchas más alegrías que el
conseguir cifra señera de capturas y a fe mía que cierto es.
Fundirte con
una naturaleza brava donde apenas hace asomo una naciente primavera.
Contemplar
morrenas de piedras pizarrosas, espinos cuajados de blancas flores o como los
buitres aletean apenas un par de metros por encima de las copas de los arboles
hacen sentirte vivo, vital.
Nuevas
jornadas de pesca vendrán mas opíparas, esta prima no fue sino toma de contacto
y poner a punto el equipo de pesca, esperémoslas con ilusión.
No dio para
mucho mas el inicio de temporada... o si. Dio para de nuevo reunir a cuatro
locos enamorados de la pesca a mosca y conjurarnos en repetir jornadas de pesca
que, a buen seguro llegaran con grandes satisfacciones.
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