
Lirios florecidos, espadañas erguidas y "nevadas" de pelusas de chopos, como no denotarlo.
Así mismo entre la pléyade de insectos que pululan por los cauces de los ríos dos de ellos llaman la atención tanto a nuestras queridas pintonas como al mosquero avezado, Dánicas e Isoperlas.

Probablemente dentro del mundo mosquero el insecto que mas literatura ha provocado es esta bella Efémera, Efémera Dánica o May Fly en versión inglesa o USA.
Otra cosa es que dentro de "May Fly" estemos denominando en todos lugares al mismo insecto, es más y entorno mea culpa, muchas de las moscas a las que denominados Dánicas no lo son y las confundamos con Vulgatas o Glaucops.
Pero como siempre digo no soy gran entomologo y cuanto más abunde en este tema mayores seran mis errores.

Lo que sí es cierto es que el mosquero espera y busca el momento en el que esta bella mosca entra en plaza y eclosiona.
Ver una trucha puesta cebándose a "Dánicas" es una de las sensaciones y placeres que todos los mosqueros buscamos y esperamos surja.

Si os soy sincero yo esta temporada no disfrute de tal placer o, por mejor decir no disfrute de contemplar una gran eclosión de ellas tal y como en otras temporadas he tenido el placer de observar.

He visto eclosiones esporádicas, aquello de ver una docena... no más de subimagos navegando por las aguas y, acaso algo más afortunado en número de imagos posándose en las aguas.

Esto no fue impedimento para disfrutar de media docena de salidas pescando con moscas de mayo, posando patrones ya avalados otras temporadas y nuevos patrones donde como siempre unos funcionaron bien y otros menos o nada.

Suele contrapelarse los estadios de eclosiones de estas bellas efémeras con eclosiones de un Pérlido de tamaño medio y colores amarillentos, verdosos claros, Pérlidos que denominado Isoperlas "Isoperla Grammática", en países de origen sajón se las denomina Yellow Sally y que al igual que la Efémera probablemente confundamos varios insectos dentro de dicho término.

Sea como fuere es muy común que en los ríos calizos por las mañanas veamos eclosiones de "moscas de mayo" y al postrer de las eclosiones ya metidos en la tarde las "Yellow Sally" emerjan ascendiendo por los tallos de lirios y juncos y revoloteen por las aguas siendo gustoso festín para nuestras amigas pintonas.

Es más o menos común que en estos días de eclosiones las cifras de capturas sean notorias y si bien hay mosqueros que el límite de ellas no tiene fin, mi caso particular es que colmadas mis ganas de capturas unas tras otras sinsentido, empiezo a buscar colmar el rejón de las satisfacciones y busco retos, busco dificultades.

Uno de los tramos que suelo pescar en estos momentos me las ofrece, y al igual que hay ríos Castellanos Leoneses que se tapizan de ovas y su pesca se vuelve muy técnica, pescando entre los canalillos de las mismas, en mi escenario la cosa si es posible se complica y en vez de ovas son cortinas de espadañas, juncos y lirios donde apenas queda un espacio de palmo y medio de reguerito de aguas libres (normalmente además entrecruzándose hojas de lirios complicando aún más el reto.

Yo busco estos tramos, y busco la cebada de la trucha tomando glotona Dánicas o Isoperlas, confiada en que en estos estrechos canalillos no habrá mosquero osado que la atosigue.

Si, es complicado.
La cosa pasa por acercarse lo máximo posible a la trucha sin que se alarme, distancia ésta variable de un mosquero a otro.
Queda observar nuestro entorno, tanto aguas arriba como aguas abajo, viendo si podemos lanzar o de qué manera podremos hacerlo.
A veces el trasero se complica al punto de realizar filigranas para acortarlo al máximo posible, o tener que elevar el trasero para evitar los obstáculos.
Los hay que la complicación surge aguas arriba y en la presentación de la mosca, teniendo que posar por encima de las hojas de lirios o juncos y controlar la distancia de deriva para conseguir que nuestra mosca llegue en condiciones optimas al emplazamiento de la trucha.

Sea de una u otra forma, lo que sí es cierto que es tendremos pocas oportunidades de enmendar errores, normalmente o hacemos bien las cosas a la primera o nuestra mosca terminara enganchada y espantaremos a la trucha.

Ocurre que la fortuna se alía con el mosquero y todo sale casi a pedir de boca, o al menos lo suficientemente bien como para que nuestra mosca pose en el agua y derive hasta el lugar donde la trucha se ceba.
Ya es difícil que la trucha no tome nuestra mosca y, no queda sino clavar con acierto y tratar de acunar la captura en la sacadora, a veces se consigue atrayéndola hacia nos y otras al buscar huida y enredarse en los juncos no queda sino acercarnos a ella buscarla entre las yerbas y conseguir la captura.

Si todo sale a pedir de boca el cesto de las satisfacciones rebosa, hemos superado un reto y hemos avanzado en esto de ser un buen mosquero... otras vendrán adelante que nos frenen las ínfulas y nos pongan en el lugar de aprendiz de mosquero que somos.
Mas en esos momentos felices y satisfechos por la experiencia vivida no cabe uno en sí de gozo.

Fueron jornadas gratísimas y, si al placer de pescar con éste tipo de moscas añadimos el de haber conocido a un grupo de de lectores de éste blog, buenos mosqueros y mejores personas, qué más se puede pedir.

Unos mosqueros comprometidos con los ríos que no dudan en recoger un buen puñado de basuras (cuatro buenas bolsas de basura llenaron el día que los conocí).
Que ya solo por eso merecen de todos mis respetos.

Si bien como dije no fui premiado con eclosiones importantes de Dánicas, si lo fui con Isoperlas y las tres semanas intensas que me dedique a ellas me depararon grandísimas satisfacciones.

LasmoscasdePaco.