De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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martes, 30 de septiembre de 2014

LA TRUCHA GLOTONA...HISTORIA DE UN MONTAJE...

          Normalmente cuando relatamos la historia de un lance mosquero especialmente anecdótico nos retrotraemos a un pasado donde los recuerdos hacen fluctuar lo ocurrido.
 
Existen sin embargo acasos tan presentes que apenas pasan veinticuatro horas entre el suceso y el relato.
 
Recuerdo ahora mismo la anécdota de la mosca "Pelirroja", mosca que confeccione en el taller de montaje de mi amigo y maestro Jesús mientras esperábamos la llegada de Pepe, compañero que remataba el trío de pesca de dicho día. Acabe la mosca según llegaba Pepe "el Pelirrojo" y tal como salió del torno se la regale.
 
-Me gusta, Paco. Hoy la voy a Probar-
 
Fue llegar al rio, atar la mosca al bajo de línea y ocurrir la captura de una preciosa trucha en un bonito lance de pesca.

 
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Aquello ocurrió hace ya un par de temporadas, y fue relatado y publicado en éste mismo blog apenas un par de días después.
 
El suceso presente es parecido.
 
Apenas hace tres días charlando con un buen mosquero me ofreció una bobina de floos de color naranja flúor...
 
-Toma Paco, es lo que utilizo yo para colocar como indicador en las moscas, se ve de maravilla, pruébalo-
 
Llegue a casa y me dispuse a probar el nuevo material, pensando qué patrón podría serme útil. 
 
Me vino a la cabeza que en este mes pesco mucho con pequeñas moscas imitando dípteros, chochines y chochones.

 
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MATERIALES.-
 
Anzuelo TMC100 (con la muerte aplastada) numero 20
 
Seda de montaje de color negro
 
Pluma de colgadera de gallo genético de color grizzly
 
Herl de pavo real (de la zona del ojo)
 
Floos color naranja flúor
 
Pluma de colgadera de gallo genético de color brown

 
MONTAJE.-

 
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Afianzamos la seda de montaje sobre el anzuelo dejando libre de seda la parte delantera del mismo

 
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Sujetamos en el extremo trasero del anzuelo la pluma de colgadera grizzly y dos herl de pavo real

 
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Cubrimos la obra utilizada del anzuelo con los dos herl de pavo real

 
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A continuación brincamos en palmer el cuerpo de pavo real (yo he dado cinco vueltas de hackle)

 
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Sujetamos el floos naranja. Pasamos el cabo por debajo del montaje, levantamos las puntas y aseguramos con la seda de montaje, quedando como un poste

 
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Sujetamos justo por detrás del floos la pluma de colgadera de color brown y nos vamos con la seda de montaje hasta el ojo del anzuelo

 
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Formamos un hackle con la pluma brown, dando una vuelta por detrás y dos por delante del floos indicador

 
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Rematamos el montaje haciendo una pequeña cabecita, un buen par de nudos finales y recortamos las hebras de floos para que queden un poquito más cortas que las fibras del hackle

 
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Vista inferior del montaje realizado

 
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Montaje finalizado.


 
Una vez acabada la mosca la guarde en una de las cajas que porto cuando voy a pescar, donde suelo llevar montajes de dípteros, de hormigas y de plecópteros entre otras cosas.

 
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Al día siguiente tuve jornada de pesca, ya había conseguido un par de capturas con la Royal-marroncita cuando mis pasos me llevaron a afrontar un profundo pozo invadeable casi partido en dos por una gran roca en un lado y unas sargas en el otro.

 
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Me encontraba en la colada de la poza (zona inferior salida de aguas) afanándome en colocar la mosca en las zonas accesibles, todas ellas por debajo de la gran roca de la izquierda y en la zona central de la poza.
 
Repentinamente observe como unas grandes ondas en el agua en la zona superior, casi en la corriente de entrada de aguas a la poza.
 
-Coño, Paco. Esas ondas son muy grandes, será una nutria, un pato, algún animal??-
 
Di unos pasos hacia mi derecha, desde allí podía contemplar bien toda la poza.
 
Al pronto, una gran trucha salto por encima de las aguas con las fauces abiertas en busca de atrapar algunos de los innumerables dípteros que por allí revoloteaban a ras de agua.
 
Me quede sorprendido ante el suceso y, como siempre, mi corazón empezó a palpitar alocadamente en mi pecho.
 
La trucha volvió a cebarse de nuevo, en esta ocasión sacando medio cuerpo de las aguas tratando de atrapar algunos dípteros. 
 
La vi cebarse al menos media docena de veces, confiada, tranquila, glotona, golosa.
 
Avancé por las aguas hasta el límite de rebose del vader y desde allí intente lanzar a la zona donde se encontraba la trucha glotona.
 
Imposible. Mis lances con la línea de seda se quedaban cortos, apenas entraban traseramente en la zona superior de la poza. Dejaba navegar la mosca hasta salir de plaza y volvía a repetir el lance que de nuevo se quedaba corto.
 
A todo esto la trucha cebada a los dípteros seguía sin advertir mi presencia y se cebaba sin recato alguno.
 
Tras media docena de lances fallidos (que son los que normalmente asustan a las truchas) logre aplacar mis ansias de captura, recomponer la postura y lograr que la razón (poca) superase al ímpetu del instinto.
 
-Paco, desde aquí no vas a conseguir más que espantar a la trucha. Tienes que buscar una opción mejor-
 
Observe la gran roca de forma piramidal del centro de la poza y el buen trecho de aguas que mediaban desde mi posición.
 
-Si consiguiera llegar a la roca y subirme a ella, desde allí podría lanzarla sin demasiada dificultad-

 
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Escalada y mi forma física no es algo que conjugue demasiado bien, empero a mi favor estaba que a mitad de roca había una gran rama a la que poder asirme y facilitar el ascenso.
 
Me orille todo lo posible y pasito a pasito incluso de puntillas logre llegar al borde de la roca, ahora tocaba trepar.
 
Una roca lisa y unas botas con las suelas de fieltro y clavos muy desgastados no es precisamente algo que congujen nada bien, pero llegados a este punto bajo ningún concepto iba a doblegarme.
 
Ascendí a la roca y de rodillas alcance la rama, a partir de este momento la cosa se simplifico enormemente, cruce la rama y arrodillado me asome con sumo cuidado a la poza.
 
Allí vi a la trucha a medias aguas en un nadar sinuoso, clásica acción que los mosqueros solemos clasificar como que la trucha "esta puesta".

 
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Observe el entorno, el lance poco complicado, único impedimento no realizar un lance trasero demasiado largo, un lance largo de punta o uno lateral sería lo ideal.
 
Fue en el momento de soltar la mosca de la anilla portamoscas de la caña cuando recordé la mosca confeccionada el día anterior.
 
-Paco, si la trucha se está cebando a los dípteros, que mejor que poner el que hiciste ayer-
 
Busque en la caja de moscas y cogí el montaje imitación de díptero y ya de paso corte el último tramo de nylon del bajo y lo troque por uno nuevo.

 
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El primer lance quedo algo corto y al tratar de recoger la mosca se engancho en las yerbas de la base de la roca, mas con unos tironeos conseguí salvar el apuro.
 
Un nuevo lance, en esta ocasión acertado, en el centro de la poza y algo adelantado. 

Veía claramente la mosca ayudado por el indicador naranja, navegaba saltarina por la corriente de entrada de la poza, derivando sin dragados.
 
La trucha vio la mosca, vi perfectamente como su nadar sinuoso se agitaba y en un par de segundos empezó a ascender lenta pero fija hacia mi mosca.
 
Llego a ella y tranquilamente la tomo golosa en un "glub" que escuche sin duda. 

 
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Clave, clave franca y firmemente en una acción continua de levantar la caña. 
 
La respuesta de la trucha fue realizar un salto estruendoso por encima de las aguas y tras ello tratar de ganar profundidad.
 
Mi posición elevada me daba mucha ventaja, conseguía domeñar todos los esfuerzos de la trucha por buscar perdederos. 
 
En una completa curva de caña, línea y bajo conseguía mantener a mi oponente en el centro de la poza, en aguas limpias, evitando sus esfuerzos por buscar el perdedero de las ovas del fondo o el ramaje de las orillas.
 
Al fin note como la trucha se daba por vencida, mas ahora cómo alcanzarla.
 
Desde mi posición a las aguas mediaban tres metros en vertical, insalvables.
 
No quedaba otra sino ascender a pulso a la trucha hasta mí y para ello me tenía que auxiliar de un pequeño anzuelo del número 20 de muy buena calidad y un nylon del 0.17 recién cambiado. 

Son estos momentos cuando la calidad de los útiles se ponen a prueba y se demuestra lo bueno de lo mediocre.
 
Recogí línea al punto de introducir el bajo por las anillas de la caña, espere un momento en que la trucha dejara de bailotear y en dicho momento sin brusquedades pero sin pausa eleve la trucha, la saque de las aguas y la lleve a mi altura para enmallarla en la sacadora donde ya inútilmente renovó coletazos.

 
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Con la mayor presteza la tome un par de fotografías, la quite la mosca prendida en las fauces y la devolví a las aguas donde rápidamente busco profundidad y se perdió de mi vista.
 
Pase un buen rato sentado en la roca, reviviendo una y otra vez el suceso ocurrido con gran placer, pleno de grata satisfacción.
 
Al fin, a la arrastreta como los niños pequeños fui bajando de la roca, metiéndome en las aguas y buscando un acceso por la orilla salir a tierra firme.
 
Allí aun estuve un rato contemplando la poza, disfrutando de sensaciones plenas. 

 
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Mire la mosca que me había deparado tanta satisfacción y decidí quitarla y guardarla. 

La mosca iría a parar a una caja especial que tengo en casa donde guardo moscas con las que he conseguido capturas muy gratificantes, bajo ningún concepto seguiría pescando con ella exponiéndome a perderla.
 
Aun me entretuve un rato comiendo un buen puñado de zarzamoras que había doquier y tras ello encamine mis pasos a un nuevo tramo de rio, para seguir posando mis moscas en el agua en espera de que una nueva trucha tomara el engaño que la ofrecía.

 
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No, no siempre ocurren las cosas así, pero cuando es la fetén, cuando montas en casa una mosca determinada para un lance especifico y el rio te proporciona dicho momento con presteza, cuando el lance es memorable y el tamaño de la preciosa trucha no lo es menos, cuando todo se engloba y sale a pedir de boca las sensaciones son muchas... quizás las sensaciones que uno busca jornada tras jornada de pesca.

 
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El placer de pescar a mosca... a mosca seca me refiero.


 
                   LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. Buenos momentos pasaste con tu casi chochín, pues se parece tanto que puede ser una excelente alternativa para poder verlo bien en las corrientes. Te aconsejaría, para que se parezca aun más, acabar en el mismo color rojo la cabeza. Y puestos a soñar no sería ningún error montar un tandem, culo con culo. Ese era mi chochín infalible (¡qué risa!) cuando en las aguas había tales desesperantes insectos. Si lo montas no dejes de mandarme su foto. Gracias por este realto. bambú

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