De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

martes, 8 de julio de 2014

UN LANCE DE PESCA... ACECHANDO A UNA XANA...

 
 
          Disfrutaba de una jornada de pesca en compañía de Ángel. 
 
La jornada había tenido sus altibajos y lo cierto es que posturas cómodas habían pasado sin capturas, siendo los pequeños rincones los que nos premiaron con el disfrute de la captura y suelta de preciosas Xanas.

 
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Tras un lance de pesca de Ángel tomaba la iniciativa quien relata, afrontaba un pequeño rincón al que tengo mucho cariño tiempo ha.
 
Una pequeña pocita en curva, donde la corriente de entrada flanquea la orilla pizarrosa izquierda y tras romper en la roca corre amansada paralela a la orilla.
 
Empero el lance es dificultoso ya que el acceso está por la orilla contraria (derecha), pero dicha orilla está totalmente flanqueada de maleza, altas yerbas y sargas que lamen la misma orilla de las aguas.

 
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Tampoco sirve entrar en las aguas y desde la trasera de la poza lanzar, pues la trasera de la poza esta totalmente cerrada de maleza.
 
La orilla izquierda es una lisa roca pizarrosa inaccesible... bueno hace tiempo descubrí un pequeño acceso.
 
La cosa pasa por cruzar la maleza de la zona inferior de la poza, difícil acceso pues el agua atraviesa rocas y forma regueros profundos tapizados de vegetación, a veces no sabes si vas a afirmar el pie a flor de agua o, al pronto te ves sumergiéndote en las aguas hasta las ingles en medio de un herbazal que impide la visión.


 
Al fin consigues llegar a la orilla contraria, donde desagua un pequeño arroyo proveniente de lo alto del cañón pizarroso saltando y cascadeando.
 
Tras superar el arroyo tienes que trepar sobre una gran roca de pizarra que a mayor dificultad tiene pronunciada pendiente y donde a duras penas, gateando o afirmando las posaderas consigues medio estabilidad y seguridad al borde de la misma.

 
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Ya aposentado en mi atalaya observo varias cebas en la corriente de entrada de la poza. Justo detrás de las ramas de una sarga sumergida.
 
Realizo un primer lance a la cebada mas próxima, por debajo de varias cebadas buenas que hay pegado a la sarga.
 
La trucha toma mi mosca sin recelo. 

Clavo con seguridad y rápido la atraigo al final de la poza, donde con la confianza de un bajo resistente acerco sin miramientos la presa a la sacadera, captura y suelta de una truchuela. 

No es lo esperado, confío en sacarle al escenario un mayor partido.


 
Recompongo la postura (símil taurino) y en esta ocasión acecho las cebadas interesantes, aquellas que se producen pegadas a las ramas.
 
El lance no es complicado per se, la dificultad estriba en el mal equilibrio en que me encuentro.

Un par de falsos lances y una posada más o menos acertada.
 
Tras la posada un rápido ataque a la mosca que me pilla a por uvas y clavo tarde. 

La consecuencia es picada fallida. 

Para mayor escarnio el bajo de línea se enreda en las ramas de las sargas frente a mí, gracias a la resistencia del bajo del 0.18 que hace que tras un brusco tirón la mosca se libere del abrazo de las ramas de la sarga.

 

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Reviso el bajo, no observo tazado alguno.

Lo que si observo de nuevo es la cebada tras las sargas de entrada de la poza.
 
Un nuevo lance, ajustando mucho la mosca a las ramas, dando fe aquello de 
 
-Quien no arriesga, no pesca-
 
La picada se produce, franca, segura. Tan segura como el clavado, firme pero suave, sin brusquedad, tensando línea y manteniendo la tensión.
 
La trucha emprende la lucha, busca aguas profundas en el centro de la poza, grave error pues mi posición elevada sobre las aguas beneficia la seguridad, la tensión continua de la línea.
 
Aseguro mi posición en la roca afirmando las posaderas en ella, recojo un poco de línea para mayor seguridad y con la siniestra busco asir el mango de la sacadera, tirón y con presteza preparo la sacadera en las aguas.


 
Ya no queda sino atraer la captura a mi posición y en hábil maniobra cubrirla con el velo negro de la red de la sacadora. 

En esta ocasión todo sale a pedir de boca y la trucha llega a mis manos con prontitud.
 
La captura es una bella Xana, un par de palmos con una maravillosa librea, boca ganchuda que creo la define como un hermoso macho.
 
Un segundo de pose para lo que creo es una fotografía tomada por mi compañero que observaba el lance y de nuevo devuelta a las aguas donde habita, allá en el rio de las Xanas.

 
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Tras la captura, sensación gratificante, de haber realizado bien el lance y haber sido premiado con la captura, culmen de placer.
 
Mas no, no fue la Xana la capturada. 

Apenas dejar el rincón donde me encontraba ya siento la sensación de haber sido embrujado. 




Filtro de amor que me embarga y que me hace sentir desde ese mismo instante la necesidad de tener que volver a repetirlo. 

 
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Xanas que te enamoran.

Locura de placer de pescar Xanas que te hechizan y te hacen volver una y otra vez en su busca.


 
                      LasmoscasdePaco.

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