De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

lunes, 5 de mayo de 2014

PESCANDO ENTRE ROBLES MELOJOS…

          Es increíble la biodiversidad que podemos observar en la “Sierra Norte”, diversidad que se hace palpable no tan solo cambiando de valle, sino siguiendo por uno mismo, tras doblar una encrucijada nos encontramos que lo que era un tupido bosque de pinares troca en un espeso bosque de robles que se alzan hasta las cumbres.

 
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Al mosquero que relata, observador por naturaleza no le pasan desapercibidos estos detalles y pese a no haber cursado carreras le llaman la atención estos cambios, con mayor ahínco si la naturaleza que nos rodea es magnificente.
 
La fetén es que si la jornada anterior fue de trasiego acomodado, la presente es punto cardinal opuesto y a tal fin planifique una ruta para poder acceder a un tramo de rio con muy poco acceso.
 
La cosa pasaba por dejarnos en un punto de la carretera (me acompaño Álvaro que al final le apetecía la dosis de “aventura” extra), desde allí tomar como referencia un punto cardinal determinado y dos valles adyacentes de la sierra contraria. 

A partir de dicho punto trochar monte a través hasta toparnos con el rio y si no somos muy desorientados aproximarnos al punto elegido.

 
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A fuer de ser sinceros, he de decir que la caminata matutina fue placida, apretarse por el monte un paseo a buen paso sin llegar a ser agobiante fuerza la respiración y pareciera que uno exhalara todos los problemas y pesadumbres e inhalara felicidad y nuevos bríos con lo que, al llegar a la orilla del rio y cual ave fénix, el mosquero ha renacido de su interior presto a afrontar la aguas impetuosas.

 
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Pescar a la par con Álvaro, compañero de jornada es siempre un placer, el tiempo y la cantidad de jornadas que lo hemos hecho ha provocado que nos compenetremos muy bien, que nos vayamos dejando pequeños tramos para pescar uno solo y tras el reencuentro avanzar a un siguiente escenario.

Así mismo atravesar los pasos difíciles se simplifica, el uno confía en el otro, aquello de…
 
-Si tu pasas yo paso-

 
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Y uno afronta vadeos con el agua al pecho o se adosa a la pared pizarrosa sabiéndose resguardado por la ayuda del compañero si fuera necesario.
 
-Y que cuatro ojos ven más que dos-
 
Y así el compañero avisa de donde ha visto la cebada esquiva o el bailoteo sinuoso a medias aguas de la camaleónica pintona.

 
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Incluso llega un punto que se comparte la alegría de la captura ajena y como buenos mosqueros uno busca tanto o más que el compañero capture truchas. 

Aquí el competir, el “yo más que tú” no cabe, pues la captura del compañero se hace propia y viceversa.
 
Un lance a comentar….

 
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Pescaba una tabla de aguas movidas posando la mosca en ese espacio entre la vena principal con corriente y las aguas lentas laterales, allí donde la trucha se puede apostar a comer sin tener que afrontar aguas recias que le exigen un mayor esfuerzo.
 
Por el rabillo del ojo vi la cebada. 

Pegada a la orilla contraria y justo tras las ramas de un brezo. 

Fije la mirada y vi a la trucha nadando cercana a la superficie de las aguas. 

Me concentre en ella y al rato observe de nuevo como la trucha se lanzó en pos de una efémera que derivaba por la superficie tratando de alcanzar la orilla. 

 
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Lo tuve claro. 

Avancé unos pasos para posicionarme casi paralelo donde se encontraba, de esa forma al realizar el lance la deriva se alargaría antes de que la corriente hiciese dragar la mosca.
 
Seque la mosca, una imitación de Pardón y la flotabilize, saque del carrete la cantidad de línea que creía necesario, afiancé con firmeza y seguridad los pies en el lecho del rio y realice un lance un par de metros por encima de donde se encontraba la trucha.
 
Me quede corto, quizás por medio metro, lo suficiente como para provocar un movimiento inquietante de la trucha empero no se atreviera a salir de su resguardo para atacar la mosca.

 
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Sin apresurarme lance de nuevo, en esta ocasión mucho más ajustado a la orilla, tan ajustado como que la mosca lamio las ramas de brezo que acariciaban las aguas, la fortuna fue mi aliada y no hubo enganche, la mosca salió de las ramas y entro en plaza en el territorio vital de caza de la trucha.
 
Demasiada provocación como para no obtener respuesta.
 
La trucha aboca la mosca rauda, con fiereza y pretende volver a su resguardada posición. 

 
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Mas en ese momento clavo, suave pero firmemente, aplico una tensión continuada a la línea que nos une y ello provoca que la caña se curve y se alíe en mi lucha contra la trucha oponente.
 
Recojo línea con rapidez (que bien funciona el carrete nuevo), y ahora trabajo también con el carrete.
 
La trucha en su querer evadirse se lanza a las corrientes realizando allí varias cabriolas buscando liberarse del anzuelo que la atrapa, mas todo es en vano.
 
Con la seguridad que me proporciona un nylon resistente voy trabajando la captura, atrayéndola hacia la red de mi sacadora sin demasiado esfuerzo.

 
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Tras la captura una rápida fotografía de tan bella pintona y soltarla en las aguas que habita.
 
Felicitaciones de mi compañero que pescaba aguas abajo y fue testigo del lance.
 
Antes de proseguir la andadura hice parada y reposo, contemplando el rio y el entorno, disfrutando plenamente de la belleza de la naturaleza circundante.
 
Proseguimos con la acción de pesca, realizando lances en bellos rincones donde en ocasiones el rio nos premia con bonitas capturas.

 
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Llega a mi vera mi compañero.
 
-Paco, He tenido una picada de una trucha muy grande-
 
-¿Como de grande?-
 
-Bastante. Ha picado, la he calvado y se ha lanzado de cabeza a la corriente, no la he conseguido parar y al final ha roto el bajo del 16-
 
-Joder Álvaro. Esas truchas hay que conseguirlas llevar a la sacadera-
 
-Ya. Peeeero.-

 
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Más en mi compañero no cunde el desánimo por tal acaso y, apenas reanuda los lances consigue la captura de una bonita trucha que, sin ser del tamaño de la anterior, al menos si sirve para enjugar el mal sabor, un aquel conformista con el que seguir disfrutando del día.

 
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Casi sin darnos cuenta ha pasado el tiempo y hemos pescado el tramo de rio seleccionado. 

Hora es de tornar al punto de reunión y tras un refrigerio y tentempié, cambiarnos de hábitos e iniciar el camino de regreso a nuestros hogares contando y relatando los lances y sucesos acaecidos durante la jornada de pesca.


 
                         LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. me gusto mucho el relato;pues incluia un a caminata por monte a un dificil acceso que quizas seguro sea zona casi virgin.saludos.

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