De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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sábado, 25 de enero de 2014

EL VADO SERENGUETTI…

          Hace varios años pescaba en compañía de un entrañable y polémico amigo.
 
Antes de comenzar la jornada de pesca me enseñaba su nueva adquisición, unas gafas polarizadas de la famosa marca “Serenguetti” muy chulas a la par que efectivas y, sobre todo muy caras.

 
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-Muy bonitas Pepe. Lo que no las veo es que no lleves un cordoncillo de seguridad-
 
-No pasa nada. Se me ajustan muy bien y van muy seguras-
 
Dicho lo cual nos pusimos a pescar cada uno por su lado aunque cercanos el uno al otro.
 
En mi proseguir había cruzado el rio por un vado un tanto dificultoso por ser la colada de una larga y profunda tabla y unas corrientes muy encajadas y rápidas.

 
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A todo esto, el vado se realiza en una zona de grandes bolos de piedra resbalosa donde hay que extremar la precaución para no dar con los huesos en las piedras del fondo e incluso que te arrastre la corriente.
 
Me despertó de mi abstracción de posar moscas un gran estruendo y chapoteo. 
 
Giro la cabeza y observo a mi compañero en medio del vado realizando grandes aspavientos equilibristicos tratando de encontrar la vertical seguridad.
 
Dos, tres zancadas y chapoteos para al fin meter el brazo bajo el agua buscando el apoyo en las piedras del fondo. 

Nada demasiado grave, tan solo manga de la camisa mojada.
 
Vuelvo a concentrarme en la pesca, en posar mis moscas en zonas querenciosas, y en estas estoy cuando escucho una voz tras de mí.
 
-Paco, ven aquí. Ayúdame-
 
Dejo de pescar y acudo a la zona del vado donde se encuentra mi compañero observando las aguas con detenimiento.
 
-¿Qué te ocurre?-
 
-Que he resbalado y se me han caído las gafas al agua y no las encuentro, a ver su ti con tus polarizadas consigues verlas-
 
Observo la zona. 

Un rabión de rápidas aguas tras las cuales la corriente se envenena y encañona durante muchos metros en una torrentera de rio en galería.

 
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-Echare una ojeada. Pero lo veo muy difícil-
 
Con ninguna esperanza me dispongo a echar una ojeada a las aguas donde, como esperaba, no había indicios de la susodicha y afamada gafa.
 
Dentro de mí y pese a mis esfuerzos, la picardía se sobreponía a la pérdida del amigo y pensaba en la corta vida que había tenido las gafitas de marras.
 
Al fin, sabiendo que lo que hacíamos era inútil me atreví a comentarle a mi compañero.
 
-Mira Pepe, podemos estar aquí buscando todo el tiempo que quieras, pero no vamos a encontrar las gafas ni de coña. Lo único que haremos será dejar de pescar. Yo creo que deberías olvidar las gafas y seguir pescando-
 
Y mi compañero tras mirarme un rato detenidamente, echo una última mirada a las rabiosas aguas y entendió que todo sería en vano.
 
-Sí, vamos a olvidarnos de las gafas y a seguir pescando-

 
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Volvimos a la pesca, cada uno por su lado. A mi no se me borraba una sonrisa pícara de la cara y una idea.
 
A partir de ahora a ese vado lo llamare “El Vado Serenguetti”.

 
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Desde entonces, cuando acudo con algún compañero a pescar por la zona, al cruzar el vado y yo llamarle “Vado Serenguetti” me pregunta el porqué del nombre y, tras contarle la pequeña aventura no nos queda otra sino echarnos unas risas maliciosas.


 
                         LasmoscasdePaco.

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