De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

lunes, 23 de septiembre de 2013

AQUELLAS TORMENTAS DE MEDIADOS DE JULIO…..

          Julio pretérito fue un mes en general bueno para la pesca.

En la zona centro los ríos calizos y principales tomaron el testigo de los ríos y torrentes de montaña ya muy cortitos de aguas en dichos momentos.

Comienza por así decir una pesca más seria. 

Ya no es un posar moscas atractoras por chorros de agua, sino buscar una imitación bastante atinada a los insectos que eclosionan en el momento, el otear las aguas buscando la trucha puesta o la delatora cebada.

De igual manera se complican los lances, evitar dragados y arriesgar nuestra imitación en lances ajustados a orillas y malezas con posadas correctas son cuestiones a tomar muy en cuenta, quien controle los lances sacara provecho, quien no, tendrá pocos encuentros con nuestras queridas pintonas.


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Y ocurrió el día a relatar que por la mañana pesque en solitario un tramo de rio muy cerrado de maleza donde realizar un lance cómodo fue imposible y lo normal fueron lances arriesgados en la mayoría de los casos rodados.

Tuve varios “encuentros en la tercera fase”, donde hermosas truchas me rompieron el bajo del 16, del 18 y al no poder romper el bajo del 20 abrieron el anzuelo.


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Encuentros de esos de picadas francas, de clavar con seguridad y la trucha querer marcharse decididamente al escape de la broza de las orillas, cuando tal ocurre no queda otra sino la contraria, frenar en seco su huida y no dejarla meterse en el perdedero, sin concesión en una lucha de tu a tu donde o se rompe el hilo por la tensión o fuerzas a tu rival a emplazarse en el centro del rio y atraerla sin demora a la malla de la sacadera.


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Logre atrapar las mas terciadas de tamaño que, siéndolo, fueron truchas de buen porte y mejor lucha que de alguna manera paliaron el resquemor de aquellas otras que no logre llevar a buen puerto.


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Tras la comida y unos buenos chaparrones pesque acompañado, más atento en mostrar a mi compañero el tramo de pesca que desconocía que de pescar yo mismo. 


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Con todo y con ello me reserve media docena de lances donde conseguí capturar alguna buena trucha.

Un lance a reseñar.

Mi compañero, en cabeza, pescaba una bonita tabla muy querenciosa había conseguido alguna captura de trucha terciada que le mantenía muy encelado con el tramo. 


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Se enfrentaba a una zona muy atrayente, las salgueras de las orillas combaban sus ramas hacia el centro del rio, las ramas más bajas quedaban apenas a un par de palmos de distancia de las aguas, dando sombra y cobijo concretando una postura muy atractiva.

Justo antes de lanzar a dicho punto, mi compañero engancha la mosca en los juncos de la orilla.

-Pégate a la orilla y déjame hacer unos lances antes de liberar la mosca-

Fue un lance medio, acaso quince metros de distancia, la mosca posa bien de colocación pero se queda corta, quedando tras las ramas.

Un nuevo lance, esta vez mucho más arriesgado, haciendo un gancho de izquierdas para posar por delante de la rama de la sarga, la mosca posa bien y pasa debajo de las ramas. 


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En ése momento la trucha toma la mosca, cebada suave, franca.

Clavo con certeza y la caña se curva demostrando que mi oponente es de tamaño importante, trato de voltearla para sacarla de la sarga.

La trucha da un salto espectacular fuera del agua, tan alto que la vemos por medio de las ramas de la sarga, cuando cae al agua la fuerzo a bajar por el rio, la atraigo caña en alto para que no consiga meterse entre las abundantes ovas del fondo.

La caña está totalmente arqueada, noto los empeñones de la trucha en mi mano, en mi muñeca, en mi brazo.

Ya la tengo a distancia de sacadera, con la zoca agarro la misma de mi espalda y me preparo para ensalabrarla.


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Mas la trucha no está vencida, da un enorme arreon hacia mi izquierda donde esta mi compañero, coletea entre sus piernas y marcha en pos del perdedero de los juncos de la orilla.

Trato de evitarlo, trato de forzarla y voltearla para que retorne al centro de las aguas, es en vano, ha conseguido meterse entre los juncos de la orilla, noto como cabecea insistentemente haciendo vibrar la caña y de repente la caña deja de combar, se yergue erecta y todo queda laxo. 

La trucha ha conseguido liberarse del anzuelo y dejarnos a mí y mi compañero asombrados.

Me quede con una sensación extraña, fue tan brutal y espaciada la lucha que di por bien merecido el desenlace, por supuesto que me hubiera gustado tenerla entre mis manos, empero la satisfacción del lance fue mayúscula y su disfrute alcanzo mucho mas allá del tiempo del lance.


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A tal punto termine satisfecho del suceso que tras él casi ni pesque.

Le deje la mano a mi compañero para que pescara a placer el resto de la jornada. 

Y es que no se me iba de la cabeza el lance acaecido.


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La tarde siguió bastante animada, con muchas cebadas vista y muchos lances pescando sobre ellas, y si bien es cierto que quizás por falta de costumbre mi compañero fallo mas tomadas de lo habitual, también es cierto que se llevo a la mano una buena cifra de pintonas, alguna de ellas de apreciable tamaño.


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Sucedió pasado el ecuador del mes de julio, cuando los ríos nos ofrecían buenas eclosiones, asaz de tormentas y hermosas capturas.


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                       LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. Estupendo relato y no menos emocionante. Sinceramente, la cantidad y calidad de las pintonas es realmente extraordinaria.
    Hace tiempo, cuando me inicié en el "mundillo" de la pesca en general, un abuelo, del cual más tarde me hice buen amigo, me comentó este dicho: "Ríos vivos peces vivos". Y tenía razón el buen hombre.
    Estos dos últimos años de sequía perseverante, uno se acercaba a la vera de nuestros ríos y daban pena. Esto ocurría sobre todo en ríos de la cuenca mediterránea, que suelen secarse con el estío, salvo algún reducto circunscrito a pequeñas charcas y margales. Al llegar a sus orillas pensaba aquí no puede haber ni una sola trucha. Gracias a las últimas lluvias de este año los ríos se han recuperado y también se han "movido" sus habitantes.
    El año pasado, un río turolense que frecuento por su gran dificultad a la hora de pescar, prácticamente se había secado. Incluso en alguno de sus tramos podías cruzar a la otra orilla sin mojarte las zapatillas. Pues con las lluvias caídas este año, el río ha "resucitado" y he sacado unos cuantas truchas incluyendo, asimismo, alguna rotura de línea por parte de algún ejemplar de buen tamaño.
    Espero que este nuevo año hidrológico, que comenzó el pasado 1 de septiembre se comporte, al menos como el pasado.
    Un saludo. ALV.

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