PRACTICAS EN EL RIO PADRE…

          Pese a todos los razonamientos y transgrediendo la sensatez. Aun a sabiendas de que el rio Tajo, el rio padre bajaba con muchísimo caudal, decidimos hacer el primer intento serio de la temporada en él.

Empero el rio Padre ésta temporada no es el de la pasadas, las fuertes lluvias hacen de él un rio pletórico y muy difícil de pescar.

La prueba de lo dicho es que al llegar nos encontramos a media docena de Tajoadictos mas o menos conocidos como tal que, en vez de andar por el rio pescando estaban de tertulia en la zona donde se dejan los autos.





Vadear el rio no fue tarea sencilla, pero puedo hacerse. 

Una vez en la otra orilla ascendimos en pos de la observación de alguna cebada, algún indicio que nos mostrara la posición de la esquiva pintona pues, de no ser así pescar al agua en un rio padre henchido no parece labor positiva.

Comenzó una pequeña eclosión de efemerélidos y poco a poco fue tomando cuerpo y nos vimos inmersos en una abundante eclosión de las mismas. 

Delicadas moscas de color indefinido que observándolas volando parecían de tonos verdosos y una vez en la mano y al trasluz tenían tonalidades marrones rosáceas. 

Esto de los efemerélidos en el Tajo es una asignatura pendiente para mí.

Empero sea como fuere ni con esas las truchas se activaron. 

El rio parecía totalmente ausente de truchas. 

Tan solo en una ocasión observe como una trucha aparecía desde el fondo y tomaba algo por debajo del agua. 

Muchos, muchos lances después de la observación de la trucha lo deje por imposible.




El día se me torció. 

Las gafas polarizadas graduadas regalo de un buen amigo mosquero perdieron un cristal quedando inservibles.

El calor asfixiante. 

La quemazón en cara y brazos del sol. 

La lucha constante contra la fuerte corriente que provoco que en dos ocasiones resbalara y cayera al rio entrando agua dentro del vader y el haber pasado horas vareando las aguas inútilmente hicieron mella en mi. 

Afloro el mal humor y la convicción de que por mucho que hiciera hoy no conseguiría ni una sola captura.

Mi compañero y maestro aprecio mi estado, incluso tras algún exabrupto mío me dijo.

-Pues si quieres lo dejamos y nos vamos-

Para nada. Las batallas se ganan o se pierden pero se está en franca lid hasta final de la misma.

En la orilla del rio nos sentamos a la sombra de unos chopos, en espera de no sé bien qué.

Quizás tan solo observando un rio Tajo impetuoso y una importante eclosión de efemerélidos.





Optamos por cambiar de lugar por acercarnos a un enclave donde tenemos localizada una gran trucha, Tomasa. 

Esperar al acecho por si Tomasa quisiera ponerse a tomar alguna de los centenares de moscas que eclosionaban.

Mas Tomasa no apareció y tras más de dos horas de espera y ya comenzado el anochecer decidimos dar por terminada la jornada.

Recoger cañas y carretes y caminar por la vieja trocha paralela al rio.





Al llegar al lugar donde iniciamos la jornada de pesca nos sentamos un rato a descansar.

Paco Pepe de repente exclamo.

-Míralas, que putas, ahora se están cebando-

Observamos las aguas y, al trasluz de la luna divisamos notorias hondas en el agua, algunas incluso sonoras.

Nos quedamos estupefactos, tras todo el día sin ver una cebada, ahora se veían mas de una docena de ellas, y además repitiendo.





Paco Pepe dijo.

-Yo ya no puedo pescar, pero es que no va a haber huevos a meterse y pescar???-

Eso fue inaguantable para mí, espoleado como por un resorte arme de nuevo caña y carrete. 

Con ayuda del farolito frontal conseguí anudar una mosca al bajo y tras ello bajar por el vado y meterme en el agua.

Mas mi nueva posición era peor que la inicial, al estar casi al ras del agua no era capaz de ver absolutamente nada.

-Paco, delante de ti, a unos diez metros, allí se está cebando-

Y Paco trata de lanzar a dicha posición, sin saber si lo hace acertada o erradamente, y lo que es peor, si por una casualidad la trucha tomara mi mosca yo sería incapaz de verlo. 

Al final asumo que lo que estoy haciendo es ilógico y, que la consecución de una captura no va a enmendar en absoluto un duro y nefasto día.





Corto el bajo de línea pegado a la mosca y la recojo en el carrete.

-Paco Pepe. Esto se ha acabado-

Salgo de las aguas con una sensación rara y mala y nos encaminamos en busca del auto.

La charla en la cena sigue tamizada de malhumor y es que las sensaciones de agotamiento, de cansancio, de abatimiento pesan mucho.

De nuevo el rio padre nos ha dado una lección que tenemos que asumir y que no es otra sino que tan solo nos muestra su cara amable cuando él quiere y no cuando nosotros decidimos.

Un bolo en el rio Tajo en medio de unas jornadas de grandes capturas en otros ríos no viene sino a subrayar que una captura de este rio vale más que cientos en otros.

Hoy ha sido un día donde el mosquero se templa en la fragua del rio Tajo. 





Días como este echan del rio Tajo para siempre a muchos mosqueros. 

Mas al Tajoadicto fetén no hacen sino incentivarle a volver a buscar de nuevo el tesoro de la captura de una trucha de este bello rio. 

Tras un sonoro bolo espero impaciente un nuevo encuentro con el rio Tajo, un nuevo reto con las lobas del rio tajo.



                LasmoscasdePaco.