De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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miércoles, 27 de marzo de 2013

Haciendo el don Tancredo o don Tancredo redivivo

          La frase “hacer el Tancredo” o también “hacer el don Tancredo” procede de cierto espectáculo taurino, a finales del siglo XIX y primera mitad del XX, en el que don Tancredo López Martín, se plantaba totalmente inmóvil ante la puerta de toriles a esperar la embestida de un toro, subido en un pedestal o en su defecto una silla.

El caso es que el toro solía hacer caso omiso de don Tancredo, con lo que salía bien parado por lo general a fuerza de no mover ni un músculo, es sabido que lo que atrae a los toros no es el color rojo como algunos piensan, sino el movimiento, aunque además don Tancredo iba de blanco –intentando imitar el mármol- seguramente porque ignoraba el funcionamiento de la visión de estos animales.

Es extraño comenzar un relato de pesca como si estuviese uno consultando “El Cossío”, luego entenderéis a cuento de que viene esta disquisición taurina. 


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Hace muchos años nos encontrábamos a la sazón, Antonio “el Profe” y yo mismo en el río Tajo, que era entonces y para mí también ahora, el río de nuestros sueños.

Era un día de la primavera tardía, creo recordar que mediados o finales de mayo y hacía calorcito.

Anduvimos bastante trecho, río abajo de donde habíamos dejado el vehículo.

Por fin decidimos montar las cañas y empezar a pescar al agua en unas corrientitas muy sugerentes, serían sobre las 12 o la 1 del mediodía.


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La verdad es que estuvo entretenida la cosa, íbamos sacando alguna que otra trucha; un par de horas más tarde empezaron a eclosionar Ephemerellidos, las moscas más apasionantes para mi, y ello es debido a la extrema dificultad de imitarlas, pues las truchas suelen ponerse bastante pejigueras, es decir, selectivas, muchas veces en grado sumo.

Recuerdo a un amigo que tras cerca de dos horas, sin ser capaz de sacar ni una trucha, agarró la caja y se la tiró diciendo “coged la que queráis, putas”.

Bueno el caso es que llegamos a una tabla con una ligera corriente por la izquierda, la vegetación de ribera estaba compuesta en su mayoría por sargas.

Como fumadores impenitentes que somos, paramos un rato a darle al vicio y a observar lo que se cocía en aquella preciosa tabla, pues en ese tipo de tablas más vale pararse y observar que lanzarse a lo loco.


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Al poco rato, vimos desde nuestro otero una tomada sutil pero con mucho movimiento de agua. Como era de esperar, la tomada se había producido en la orilla izquierda debajo de una de las sargas. 

.- Ha repetido- dijo el “Profe”.

.- Vamos a esperar un poco, no nos precipitemos- dije yo, por decir algo, pues ya sabía que él era de la misma opinión.

Las cebadas habían adquirido cierta continuidad y por fin decidimos ir a por ella.

.- “Profe” esta te toca- le dije.


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Aunque rezongó un poco, se puso en posición.

Prestamos atención a ver como bajaban las moscas, los “Ephemerellidos” derivan durante mucho tiempo por el agua antes de levantar el vuelo, probablemente sea uno de los motivos por los que son tan apreciados por las señoras truchas. 

.- Pongo un subimago- me dijo.

.- No sé qué decirte, a veces parece que toma subimagos, pero otras son emergentes, pues no alcanzo a ver lo que toma- dije por mi parte.


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El lance tenía su aquel, pues la trucha estaba bastante tapada por una ramita de la susodicha sarga. 

El primer lance, quedo un tanto “fuera de cacho” – ya que hoy estamos taurinos-. 

Al segundo lance la mosca dio por ir directita a la rama, y no había manera de soltarla con ligeros tironcitos e intentar dar un gran tirón significaba sin duda la huida de ese gran pez.



Video en tono de humor de dos grandes amigos y mosqueros


.- Paco péscala tú, yo me echo a la izquierda y te retiro la ramita- me dijo con cara de gran pesar.

.- No, coge mi caña y yo te retiro la ramita de marras- dije.

.- Ni hablar- dijo ofuscado.

Lancé una emergente,

-Si, Paco, algo parecido a lo que estás pensando-


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Y...….rechazó, pero no llegué a clavar, se aproximó a la mosca y antes de romper la superficie volvió a su puesto.

Puse otras tres o cuatro emergentes antes de que la señora decidiese que esa sí.

Tras una ardua lucha, pude echarla mano y devolverla al agua.

Verdaderamente era un ejemplar soberbio.

Casi sin tiempo de reponernos, la adrenalina estaba por las nubes y probablemente por la estratosfera, vimos que debajo de otra sarga a unos 20 metros se cebaba otra gran trucha, reiniciamos todo el proceso descrito antes:

.- “Profe” esta te toca- le dije.

El proceso se repitió completamente con el mismo resultado, lógicamente el estado de ánimo de los dos mosqueros era un tanto distinto, aunque la tremenda bondad del “Profe” se acabo imponiendo.


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En total la misma operación se repitió cinco veces, recuerdo que a cada una de ellas las clavé con emergentes diferentes, es decir la trucha a la que estaba lanzando rechazaba la que acababa de coger la anterior.

Creo recordar que dos partieron el nylón. 

La verdad sea dicha, es que luego en la cena, hubo muchas risas a costa del pobre “Profe” y las malignas ramitas.

Desde ese día, utilizamos la expresión “Hacer el Tancredo” o “Hacer el don Tancredo” cuando vamos dos juntos y en un lance a trucha vista, hay una ramita que el primer pescador tiene a bien enganchar, para su eterno pesar, en ese momento el enganchado se retira, dejando pescar al otro, y retirando a su vez la dichosa ramita.


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Para el "Profe" y demás amigos que haceis que los días de pesca sean algo tan sensacional.




                  Paco Pepe

5 comentarios:

  1. Seré yo el primero en comentar ésta entrada.

    Cuantas historias, cuantas anécdotas, cuantas horas a pie de rio acumulan esta pareja de empedernidos mosqueros.

    Ellos mismos, al igual que su entrañable maestro Luis podrían escribir un gran libro de relatos mosqueros.

    Algunos somos afortunados y sabemos de mil y una historias por ellos vividos.

    De tiempos donde los ríos premiaban a los mosqueros con hermosas truchas fario autóctonas en tal cantidad y tamaño que, en el presente, son sueños.

    Nos queda… el seguir posando moscas por los mismos lugares de antaño y que, sorpresivamente, alguna trucha de las de antes tome alguna de las moscas que posamos por las aguas del padre Tajo.

    Os felicito y envidio.

    Al uno por el relato y a ambos por acumular un millar de historias acrisoladas en la amistad.

    Un entrañable abrazo.

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  2. Paco Pepe Vázquez27 de marzo de 2013, 18:50

    Muchas gracias por el cariño que demuestras hacia nosotros, y nuestro querido amigo y maestro Luis. En el río se forjan grandes amistades y afortunadamente tú, ya perteneces a ellas. Gracias por tu "Pasión".

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  3. Me encantan estas aventuras sencillas y que cuenta la verdadera pesca, gracias por compartirla. Saludos.

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  4. Hat's off to the Professor. It is a wise man who pays attention. By the way Paco, I liked the photos you sent of the last fly. It's a keeper.

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  5. Muy buen relato, una nueva definición de Don Tancredo

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