De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

viernes, 15 de junio de 2012

QUÉ GRANDE ES ESTO DE LA PESCA A MOSCA…

… Y que grandes son las lecciones que nos da mi querido rio padre.

La jornada vespertina comenzó con la observación de la cebada de una trucha en un lugar habitual.

Lo frecuente es conseguir la captura, mas en esta ocasión no fue el caso… no importa, hay mucho día por delante.

Ascendiendo por el rio observe pequeñas cebadas, cebadas en grupos, a decir verdad me alertaban y tenía que ser mi compañero quien bajo su experiencia me sosegase…

-Que no Paco. Que eso son bogas-

Como es habitual, tenía razón.

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Seguimos ascendiendo por tablas de aguas sosegadas donde no había que pescar.

Miento maese “bicha” conseguía atrapar un pez con un grosor mayor que el suyo propio.
Difícil rival, ella tiene que pescar si quiere vivir y nosotros poco podemos hacer frente a sus habilidades.

La cosa mejoraba y alguna trucha se cebaba acá y allá.

 Mi compañero me cedía turno y yo insistía en los lances buscando la captura de alguna de las pintonas, en vano tan solo tuve un ataque a mi mosca que no logre llevar a buen puerto.

Una sarga orillada al lecho del rio inclina sus ramas hasta lamer las aguas, tras ella se observa una cebada, una cebada que si soy franco no me altera demasiado.

Todo lo contrario que a mi compañero.

Se le encienden las alarmas. Me agarra del brazo y me dice

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-Me permites. Llevo tres años tratando de pescar esa trucha-

-Paco, esa trucha mide más de cuarenta cinco centímetros-

Ante tal comentario. Uno que no es sino aprendiz de mosquero se le erizan todos los vellos del cuerpo.

Veo como se sitúa en posición de lance, de lance alejado para no espantar a la trucha que, a mas decir se vuelve a cebar en el mismo punto.

El lance es preciso, suave, certero, como si no pudiera ser de otra forma, como si caña y línea fuera una prolongación del propio brazo y colocara con dos dedos la mosca en el lugar preciso.

Un metro por encima de la cebada observada, derivando con suavidad y naturalidad. 

En el punto preciso vemos una gran honda en el agua, una cebada a la artificial ofrecida.

Tirón de la caña, tirón de la línea, todo perfecto excepto que la trucha no es atrapada y ambos, pescador y compañero nos quedamos perplejos.

Con el corazón que se nos sale de la boca no somos capaces de articular palabra.

 Tras unos segundos que se antojan eternos me atrevo a preguntar.

-Qué ha pasado, porque no la has clavado??-

-Es que no ha atrapado la mosca, no ha cerrado la boca-

-Es como si hubiera rechazado en el último instante-

No me atrevo ni a rechistar, repaso lo observado y trato de encontrar lógica a lo ocurrido, sencillamente no podría decir que ha ocurrido.

Dicen los que saben, que las grandes truchas “sorben” las moscas con gran cantidad de agua, algo parecido a como se alimentan las ballenas. 

Bien pudiera haber sido el caso y el clavar fallido fue por encontrarse en un cuenco de agua en las fauces de tamaña trucha.

Reflexionando más tarde, bien podría haberse dado el caso de que la gran trucha comiera con parsimonia, al punto que el cacheteo fue prematuro antes de que cerrara la boca.

Incluso podría haberse dado el caso de que en el último momento la trucha avisara la trampa y rechazara.

Fuera como fuera nos quedamos sin tamaña captura.

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Llego la caída del sol sin observar ninguna otra cebada y sin haber conseguido ninguna captura.

Pescábamos una corta y ancha tabla de aguas corrientes, posicionados a la par. 

Sobre las aguas observábamos los golpeteos de los tricópteros poniendo huevos, pequeñas nubecitas rasantes de diminutos dípteros, incluso la eclosión de delicados efemerelidos.

Empezaron las cebadas, acá y allá, empezamos con los lances, nuestras moscas posaban en lugares precisos y heran ignoradas totalmente por las truchas.

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Observe la eclosión de una mosca de tamaño notable, de un verdoso muy claro.

-Mira. Que pedazo de moscón ha eclosionado-

-Son Potamantus-

-Joder, pues son bien grandes-

Mi compañero atrapa una de esas moscas.

-Coño, Paco. No son Potamantus, son Moscas de Mayo-

El rio Tajo no suele dar eclosiones de dicha mosca, recuerdo haber visto alguna esporádica por la zona de Poveda y por Peralejos, nunca por aquí, y siempre de modo anecdótico y desde luego no recuero eclosiones de moscas de mayo a la caída de la tarde.

Doy fe que eran dichas moscas y que estábamos ante una eclosión importantísima que a mas decir no producía el mínimo interés a las truchas.

Y mientras tanto las cebadas se producían, y nuestras moscas eran ignoradas. 

Comenzamos con un baile de cambio de moscas, Cambiamos todo tipo de moscas, de tamaño, de tonalidad, de conformación, tricos, dípteros, moscas de mayo, efémeras, secas, emergentes, spent.

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Fue mi compañero quien pudo acercarse algo al colocar una efémera en spent que incito a un par de truchas a acercarse a ella y rechazar en el último instante.

Yo, he de decir que no acerté en absoluto, que llego un punto que abría cajas y mas cajas de moscas y tras observar ya no ser capaz de decidirme por que mosca atar al bajo.

 Todo fue inútil y tras más de una docena de modelos de mosca diferente cayo la luz, se hizo noche y no conseguía enfilar el bajo por el ojo del anzuelo.

Y mientras tanto las moscas eclosionando.

 Y mientras tanto las truchas cebándose y yo, siendo consciente de que el rio Tajo, el rio padre me estaba dando una lección que jamás olvidare.

-Paco, ya no veo donde posa la mosca, por mi podemos dar por terminado el día-

Y Paco que esta enfrascado en el imposible de enfilar el nylon bajo la luz del frontal para atar la enésima mosca, mira las aguas espejeantes por la mortecina luz lunar. 

Sigue habiendo cebadas y siento en lo más profundo una sensación de derrota.

-Pues vamos a dejarlo. Hoy nos han vencido en toda regla-

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Hay quien pensara que tras todo esto estaríamos cariacontecidos, cabizbajos y abochornados.

 Nada más lejos de la realidad. Volvemos felices, relatando la experiencia vivida y buscando explicación a la ilógica ocurrida.

Y es que, como he repetido innumerables veces. La pesca a mosca es mucho más que el conseguir una captura y, bien puede darse el caso como el relatado, que portando un rotundo y solemne boloncio vuelvas contento y feliz.

 Por lo vivido, por lo observado, por lo aprendido.

 Aseverando con rotundidad lo grande que es esto de la pesca a mosca.




                LasmoscasdePaco.

1 comentario:

  1. veo que tambien a mis "dioses" de la pesca a mosca algunas veces se les resiste que mosca poner, cada vez que me pasa esto a mi me llamo inutil..que eres un inutil! mira que no estudiar mas de entomologia para ver que "coño" estan comiendo me voy diciendo mientras las dejo alli cebandose, pero yo si que me voy "algo derrotado"... bueno, ¡bastante! y ademas comiendome la cabeza, bueno... a ver si este domingo me dejan ir de pesca, saludos

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