De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

miércoles, 16 de mayo de 2012

APRENDIENDO DE GRANDES TAJOADICTOS…

          Una nueva salida de pesca a la “Universidad de la Pesca a Mosca”, que no es otro sino mi querido rio padre, el rio Tajo.

Y si ya es mucho hablar del escenario de pesca, el listón se pone muy muy alto cuando acudo acompañado de tres grandes maestros de la pesca a mosca y doctorados en el rio Tajo. Tan solo comentar que entre el trío de mosqueros acumula más de un siglo de pesca en el padre Tajo… que no es cuestión baladí.

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Uno que siempre ha sido y será un aprendiz de pescador a mosca, acude con el firme propósito de aprender y de tratar de no perderse ni el más sutil detalle.

Al pronto el más joven decide hacer del día de pesca aventura, bajarse en medio de la pista forestal y trochando monte y bajando barrancos llegar al rio… solo de ver lo que hay que afrontar para llegar al rio tiemblan piernas. Decido acompañar a los maestros de mi edad que optan por accesos más cómodos al rio.

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El rio Tajo aparece bellísimo y accesible. Aguas aptas para el vadeo y transparentes como solo el Tajo lo es, al punto que llegándote el agua a la cintura te ves perfectamente las botas.


Calor, mucho calor, veintinueve grados de temperatura ambiente y dieciocho el agua. Además el sol pica, pica augurando tormentas que, como no, acudieron a mi cita con el rio y sobre las diecisiete horas nos cayó un fortísimo aguacero que al menos tan solo duro treinta minutos.

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Estos días tan calurosos no son buenos para la pesca y menos aun para la pesca en el rio Tajo y no fue excepción. Pocas, muy pocas eclosiones y parigual cebadas de pintonas. Para aumentar las dificultades “maese” barbo andaba de correrías nupciales, hecho que siempre amedranta a las truchas y desconcierta a los mosqueros, si cabe a quien relata aun mas.

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Pese a ello el día empezó muy bien y en el primer tramo seleccionado para pescar conseguí eludir el bolo con una bonita pintona de algo más de un palmo que se cebo franca a la “royal” que iba posando por las aguas.

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Lo cierto es que mi cabeza estaba mucho mas puesta en aprender de mis compañeros que en la propia pesca.

Aprender pasos y vadeos insospechados, aprender posturas de truchas de buen porte y aprender a desechar otras que la experiencia acumulada avala en poco productivas.

Y todo esto acompañado de relatos de entrañables recuerdos…

-Mira Paco, aquí el año pasado pille una de sesenta y tres centímetros-

-En esta postura el año pasado pescando con L.Q. pillamos nueve truchas, todas de buen tamaño-

-Y aquí me partió la caña una trucha hace ya unos años-

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Y uno no hace más que grabarse en la memoria los lugares y mirar las aguas buscando por doquier hermosas truchas que desgraciadamente hoy no aparecen.

Vamos sacando truchas, quizás no en la cantidad o tamaño deseado pero, créanme, eso a mí me importa poco.

Me importa ver con qué facilidad se vuelan más de treinta metros de línea y tras ello con que delicadeza posa la mosca.

Me importa ver como se hace el “Tancredo” en una tabla de aguas hasta que la trucha se delata con una sutil cebada y entonces con sigilo pero con firmeza como se posiciona en distancia de pesca, como se lanza con efectividad y como se captura la trucha, con una certeza como si desde el comienzo estuviera predestinado el final… con lo difícil que es eso.

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Me importa ver la naturaleza que nos rodea y que ya no sean árboles y plantas, sino sean Tilos, avellanos, fresnos, boj, y hasta la planta mas diminuta con una delicada florecilla tenga un nombre propio. 

Me importa saber que aquello que surca el vuelo no es una simple rapaz, sino un águila perdicera, o un alimoche.

Me importa apreciar que cuando me ofrecen la mano para atravesar un vadeo difícil sentir lazos de amistad y admiración que perduraran por mucho tiempo.

-Paco, baja de las nubes y al turrón-

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Pues el turrón es que entre el trío aproximamos la docena de capturas. Que vimos pocas cebadas y que de éstas también pocas conseguimos transformar en capturas.

-Que estaban muy duras, oiga-

Quizás a última hora del día, ya cuando el sofocante sol desapareció hubo una tímida eclosión de efémeritas, a decir efemérelidos y apurar más seria un albur.

Pero las truchas no estaban por tomarlas en la superficie, ninfeaban claramente y fue duro conseguir engañar a alguna con imitación de emergente.

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Mas, hubo más cosas, y anécdotas, incluso a veces hasta sentimos la compañía de entrañable amigo y maestro que la lógica explica imposible… quien sabe.

Soy afortunado, muy afortunado por poder compartir jornadas de pesca de la mano de tan grandes mosqueros y volver a casa con el cesto de las gratas sensaciones rebosando a más no poder.

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En el anónimo, en la modestia… pero que grandes que sois.


                   LasmoscasdePaco.

2 comentarios:

  1. With such heat the rain must have been a blessing for the trio.

    A lovely river and lovely trout, thank you for showing us.

    Regular Rod

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  2. Inigualable padre Tajo, ese río que se mete en el alma y nos hace soñar despiertos. Lejos de Él, pero cerca en el corazón, entorno los ojos y veo un río de esmeraldas, de laderas grandiosas, de bosques silenciosos, de tobas preñadas de vida. Mártir de la ambición humana, sabe levantarse una y mil veces para renacer en la plenitud.
    ¿Qué se puede decir de estos pescadores que guardan el anonimato en este artículo? Sabemos quienes son, sus andanzas y sus luchas por defender las aguas cristalinas, las frondas que lo guardan, los enfrentamientos contra la destrucción oficial. Cuando llegaron a Él, uno Maestro del otro en el tiempo, no sabían que ese Río les habría de hechizar para siempre. Quien les llevó sus manos por primera vez no quiso advertirles del peligro, de las cadenas que les habrían de poner los mensajes de estas aguas, esos que llevan los vientos entre quejigos y robles. Pero, y de esto estoy seguro, aun habiendo podido evitar el embrujamiento, no lo habrían hecho. Y es que hay mensajes en los ocasos tajeros que nos elevan por encima de la humanidad, más allá de las estrellas que se bañan en las noches en las verdes aguas. Somos parte del alma del Tajo, "ese dios particular" de quienes lo amamos.
    Bellas fotos, bello relato.

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