De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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sábado, 23 de abril de 2011

RIO REVUELTO…

La climatología sigue tan veleta como la primavera en que estamos, y tras unos días soleados le suceden otros lluviosos. Cosas que tienen las borrascas atlánticas.

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Lo cierto es que aventuraban lluvias y mal tiempo, circunstancia que no arredro a tres mosqueros a cumplir con una jornada de pesca en plena sierra allá donde los pinos en las cumbres rasgan las nubes.

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Un viaje lluvioso presagiaba una jornada de pesca pasada por agua, pero tras trocar ropas de pesca, coger aperos y caminar por la senda en busca del lugar escogido para empezar a pescar, la lluvia ceso, las nubes se abrieron en jirones y acaso de cuando en vez el sol se adueño del rio.

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El rio bajaba algo crecido y turbio, síntoma de una noche lluviosa. El sol incitaba a los insectos a débiles eclosiones, en su mayoría pequeños Pérlidos (puede que Leuctras) acompañados de Efémeras pardas (quizás Rhodanis) y algún gran Pardón (tal vez Epeorus), en tan poca cantidad que apenas provocaron cebas de truchas en superficie.

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Bajo dichas premisas montamos tándem de seca-ninfa con el que conseguir atrapar alguna trucha, a la postre la mayoría de las truchas fueron engañadas con las ninfas, en acción de pesca muy parecida a la pesca con moscas ahogadas, esto es, ninfas a poca profundidad (apenas palmo y medio entre la seca y la ninfa) lanzando aguas arriba y parando justo en nuestra vertical para que la línea se nos aproxime realizando un arco y la ninfa bailotee cercana a la superficie. Es en esos momentos cuando la trucha atrapa la ninfa en la mayoría de ocasiones.


La jornada pese a la dureza del escenario, un rio bravo encajonado en un monte agreste, se hizo muy amena. Pescando unas veces al alimón con mi compañero Juan Manuel y otras separándonos y escrutando tablas y corrientes en solitario. Con lo que pude disfrutar de ratos de pesca en compañía con otros en soledad.

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Lo cierto es que el tamaño de las truchas capturadas por lo general fue de menor tamaño que en la jornada anterior y el numero de capturas también mas menguado, pese a ello el conseguir ambos una docena de capturas no es cifra a desdeñar (mi otro compañero, Mario, también rondo la cifra de capturas mencionada).

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El día pasó en un sinsentir y fue el primer trueno el que nos hizo mirar el reloj y apercibirnos que eran las 18.30. Tras media docena de truenos empezó a caer una copiosa lluvia que ponía un punto de color misterioso al camino de vuelta atravesando un espeso monte por un pequeño sendero.

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El porche de una casa de madera nos sirvió de refugio para cambiarnos de ropa y tomar una merienda en seco, mientras comentábamos la jornada de pesca transcurrida.

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Aun nos despidió la tarde con una copiosa granizada que tapizo el verde prado en blanco cual si hubiera nevado.

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La vuelta al hogar la realizamos bajo un fuerte aguacero, conduciendo con precaución y comentando mil y una cuestiones de pesca a mosca y anécdotas sucedidas.
Muchas gracias, Juan Manuel y Mario por haber podido compartir con vosotros tan particular jornada de pesca.


LasmoscasdePaco.

2 comentarios:

  1. Gracias a ti Paco, ese bocata de tortilla me vino al pelo para reponer fuerzas.

    Nos vemos

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  2. Buen día de pesca y de primavera, impresionante la tormenta final.

    Gracias Paco por los consejos dados.

    Saludos.
    Juan.

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