En éste rio he disfrutado de las mayores y mejores eclosiones de Efémeras Dánicas y de Isoperlas Grammaticas. Al punto que cuando estas dos especies andan en danza la diversión y las capturas de truchas están aseguradas. No es fácil hoy en día colocar una mosca seca montada en un anzuelo del número 10 en el terminal del bajo y conseguir capturas de truchas, en el “rio Misterioso” y con las Dánicas eclosionando si es fácil y adecuado.
Al postrer de las Dánicas se solapa el inicio de las Grammaticas y las cebas de truchas se suceden, cambian, eso sí, ya no son esas cebas lentas y glotonas a las Dánicas, sino raudas y feroces a las rápidas Grammaticas. Empero ya sean unas u otras, acaeciendo esto la “docenita y media” de capturas están aseguradas.
Mas este año las condiciones climatológicas y del estado del rio truncaron estas salidas. Fueron días de aguas bravas y lo que es peor, teñidas de marrón arcilla que imposibilitaron la pesca al punto de hacerme desistir de visitar el “Rio Misterioso”. Algo me aguzaba en mi interior, un “Pepito Grillo” que me decía que no podía dejar pasar la temporada sin mojar mis moscas en este lugar. Al punto que una mañana mientras estaba sentado frente al torno montando moscas, dicho “Pepito Grillo” me hizo levantarme de un brinco, coger aperos y caminito caminito llegarme a la ribera del Rio Misterioso.
Grata sorpresa me lleve. Lo primero que las grandes lluvias, riadas y avenidas de agua han limpiado muchísimo el lecho del rio llevándose la gran mayoría del lodo que lo tapizaba y que por tramos lo volvía invadeable. Lo segundo ver unas aguas claras, al punto de ver el lecho del rio.
Quizás como contrapartida la gran cantidad de juncos y lirios que además de flanquear las orillas en muchos puntos tapizaban el rio, si a esto le unimos varios árboles y ramas caídos y atravesados en el cauce, en muchos tramos nos encontramos sin opción a poder lanzar nuestras moscas.
- ¿Y las truchas, estaban las truchas?-
-Pues las truchas estaban allí, donde siempre, en sus posturas de comida esperando que las aguas las lleven suculentos manjares en forma de insectos-
Empaté al bajo un tricóptero de pelo de ciervo y pese a la selva de juncos fui posando donde pude y como pude mi mosca que en muchas ocasiones era tomada con avidez por las bravas truchas con las que se fue adornando una bonita e intensa tarde de pesca.
No puedo dejar de mencionar la caña escogida para la ocasión. Una pequeña joya que mi amigo Dani “Larubia” me confeccionó el invierno pasado, 6,6 pies línea del 2 que logra posar la mosca entre marañas donde una 9 pies ni osaría hacerlo. Más si es un placer pescar con ella semejantes escenarios esto aumenta muchos puntos cuando capturamos una brava trucha.
La caña dobla, cimbrea, juguetea y las sensaciones que te llegan a la mano con la simple captura de una trucha mediana son tamañas, ni pensar quiero que será el día que consiga con ella una gran captura, gracias, Dani.
La tarde trucó en noche y tuve que volver al auto ayudado de la linterna frontal (que importante es llevarla, os lo aconsejo) tras haber conseguido la ya famosa “docenita y media” de capturas.
De nuevo el “Rio Misterioso” se ha mostrado amable conmigo. Trasiego satisfecho la serpenteante pista forestal comentando con mi compañero anécdotas de la jornada pasada y en mi interior la sensación de haber disfrutado de una bonita tarde de pesca.
LasmoscasdePaco.
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