De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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lunes, 17 de junio de 2013

“PEPÍN”… IN MEMORIAN.

          En nuestro pequeño mundo mosquero las noticias se propagan con velocidad. Hace pocos días un buen amigo, Joserra Guimerá, me comunicó una triste noticia: “Pepín se nos fue y a estas horas ya estará pescando por algún lugar del firmamento…” 

Poco tiempo he tenido para tratarlo y disfrutar de su amistad, pero fueron suficientes las semanas pasadas juntos en la Patagonia para que este Hombre (la mayúscula es intencionada) ganara mi corazón de la misma manera que ganaba el de todos. 

La Humanidad que desprendía de su persona penetraba en los que le conocíamos como una luz que inunda la vida.

No voy a resaltar sus cualidades como pescador, que las tenía y mucho, pero deseo rendirle un humilde homenaje difundiendo esa faceta humana a la que hago referencia.

Desde muy niño Pepín debió superar miles de dificultades: la guerra civil española con sus secuelas de hambre y exilios, su pubertad laboriosa para sacar adelante a su familia (recolectaba chatarra entre los escombros de la grandes empresas metalúrgicas) y sus peligrosos trabajos en oriente cuando la rebelión kurda puso en peligro su persona, en fin, una vida digna de servir de ejemplo a muchos de nosotros y de sentirnos orgullosos por haberle conocido.


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De su libro autobiográfico quiero traer a colación un episodio poco llamativo pero que marcó sus días hasta el momento de la muerte. 

Cuando el hambre apretaba en los años que siguieron a la mencionada contienda nacional, el por aquel entonces imberbe Pepín tenía que robar fruta de los árboles vecinos. 

Así, un día que era perseguido por los granjeros propietarios, al no saber por donde escapar, saltó una elevada tapia perteneciente a un famoso caserío de Bilbao. 

En el otro lado encontró a una niña pequeñita que jugaba solitaria en un columpio. 

Para que no gritara asustada, Pepín llevó su dedo índice a los labios para pedirla que permaneciera en silencio. Y dice en su biografía que no pudo imaginar que aquella niña con una larga trenza habría de convertirse con los años en “su Ninfa Constante”, haciendo referencia a Rosa María, su esposa. 

Y doy fe de que así ha sido porque Ella le acompañaba en todos los lugares que visitaron últimamente.

Decir que Pepín era cuidado con amor profundo por esta maravillosa Mujer es poco para hacer justicia a la verdad. 

Doy fe, personalmente, que durante su viaje en Aysén no faltó el menor momento en el que su “Ninfa Constante” no estuviera pendiente de Él.

Como pescador con mosca hay que resaltar su pasión y entrega a ella. 

No tuvo muchos tiempos para dedicarse a este Arte debido a su dedicación al trabajo, pero aun así Pepín había penetrado los escalones del nirvana de nuestra Pesca.

Aquí en La Trapananda debió acostumbrarse a lanzar contra el viento, algo que asumió como un desafío personal. 

Deseaba pescar una trucha grande y hacer una foto de ella para llevársela a sus amigos vascos, y lo hizo de una manera infantil, deliciosa.


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No nos acompañó el tiempo en esa gira porque la lluvia enturbió algunos ríos importantes; además, y por su avanzada edad, no quiso emplear un patito o embarcación alguna, ni tampoco le gustaba pescar en los lagos, algo muy habitual entre los pescadores europeos que no conocen los entresijos de las aguas paradas. 

A mí, cuando llegué a la Trapananda, tampoco eran mi predilección, pero con el tiempo supe entender el comportamiento de las truchas en ellos y disfrutar intensamente de esos lugares. 

Pero Pepín no se fue sin capturar varios ejemplares que le hicieron feliz plenamente.

Querían regresar algún año a probar con salmones y truchas gigantes, pero el destino cortó su vida antes de conseguirlo.


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 Pepín con su mejor trucha de río.

Lamento sinceramente cada “hermano” que nos deja y, por mis años, he conocido a muchos de ellos: 

Pepín, pese a nuestras breves semanas de unión, no habría de ser menos. 

Tal como me dice Joserra en su correo, quisiera que Pepín pueda seguir pescando allá donde quiera que esté; seguro que logra lanzar contra el viento y engañar con su maestría a esos ejemplares que todas y todos deseamos. 

Lo peor es que su Ninfa Constante no lo podrá acompañar en muchos años.

Hasta siempre, hermano Pepín: volveremos a estar juntos.


              Luís Antúnez.

2 comentarios:

  1. Con gran pesar por la noticia...tuve la gran suerte de conocer a Pepín en León hace unos años y ese mismo día se forjo una gran amistad que hizo pescaramos juntos los días restantes. Días después me pidió le organizara su viaje a Patagonia, que derivé a Antunez pq sabía estaba en las mejores manos. Era su deseo celebrar cumpleaños pescando en aquellas tierras. En pocas personas he podido ver con tanta fuerza la alegría, fuerza, perseverancia y en general valores que pocas personas son capaces de transmitir como EL lo hacía.
    PEPIN HASTA SIEMPRE, TE ECHARÉ DE MENOS.
    Tu amigo David

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  2. Pepín ni se fue, ni se marchará nunca, el tomó la decisión de instalarse en nuestro corazón sin pedirnos permiso y ahora no hay manera de que se vaya, que jodido Pepín.
    Yo soy un afortunado por todo lo que recibí de ti, tus abrazos, tu sabiduría de la vida, tu eterna sonrisa, tus enseñanzas de la pesca, y sobre todo me enseñaste a ser mejor persona en la vida y esto último solo con tu ejemplo.
    Pepín como pescador y sin excluirte otras virtudes, me quedo con tu constancia, siempre me dices : “Pedrito, tu insiste, insiste y así hasta que las aburras”
    Pepín, ahora te toca escuchar lo que tengo que decirte; contigo han sido tres apasionados de la pesca que han marcado mi vida, mi hermano con el que apenas tuve tiempo de estar con él, tu que ahora que estás con él, y que yo me pregunto,¿a quien de los dos haré caso de con que mosca tengo que pescar? pero como os quiero a los dos, seguiré haciendo caso a la tercera persona “El maestro” Joserra Guimerá, pero también os puedo asegurar a los dos que como no consiga mas capturas que él, le ahogaré cualquier día.
    Pepín ya sabes que soy y seguiré siendo “el aprendiz” y siempre seguiré haciéndome la misma pregunta “¿verdaderamente a mi me gusta pescar?” solo que ahora ya tengo la respuesta
    “ A MI, LO QUE ME GUSTA ES IR A PESCAR CON PEPIN”

    Como tambien siempre me decias "Te quiero Pedrito", yo tambien te digo "Te quiero Pepín"

    El aprendiz

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