Hacía tiempo que no pescaba la Serranía Conquense.
Por cosas que ocurren y de las que uno ni es inocente ni culpable del todo, los contactos fueron espaciándose, diluyéndose en el tiempo. Cosas que pasan y que me apenan.
Ángel hace tiempo me propuso varear de nuevo a la par un río y, para la ocasión se ofreció a mostrarme sus más entrañables rincones, aquellos que pesca desde mozalbete.
Dicho y hecho. Antes de que el sol iluminara plenamente el cauce ya estábamos a su vera, posando moscas el uno y paseando ninfas el otro.
El rio. Un pequeño rio de montaña, cual flor de cactus volvíase mas bello según el sol lo iluminaba.
Pocas, muy pocas moscas revoloteando. Empero no cejo en el empeño y voy posando por las aguas una comedida marroncita esperando incitar con ello a la esquiva trucha
A mi vera, en un “ahora tu y luego yo” Ángel hace lo propio con un tándem de ninfas, pasando con maestria las ninfas por las zonas querenciosas del rio, he de reconocerlo con resultados más positivos que con la mosca seca
Pequeñas y bellas truchas de un rio de alta montaña que con una frecuencia y cifra aceptable vamos engañando.
El paraje es precioso. Aguas transparentes en un entorno natural brutal de bosque cerrado que nos sumergen en la pesca, en el rio en el cual nos fundimos como un complemento más del mismo. Donde desaparecen quehaceres, pesares, obligaciones. Donde tan solo te encuentras tú viviendo el rio---
Pequeños tramos de corrientes rodeadas de vegetación que obligan a ajustar los lances.
Tras ellos un par de tablas laminares de agua, donde pescar despacio, donde lanzar alejado para no ahuyentar a “maese pintona” que se ceba pegada a los juncos de la orilla…
Donde con pericia vamos atrapando truchas de pequeño tamaño pero de gran belleza.
Truchas que con mimo devolvemos al rio en espera de que en próximas jornadas nos sigan deparando grandes satisfacciones
Seguimos pescando posturas atrayentes, lugares querenciosos donde posar la mosca y donde conseguimos asaz el premio de la captura.
No hay una captura especial en particular, no hay una gran trucha que reseñar.
Son pequeñas truchas de un pequeño rio.
Más ello no es impedimento para disfrutar de la pesca, del rio, del entorno y del compañero.
El tiempo pasa en un suspiro y casi sin darnos cuenta llegamos al fin de la jornada.
Una pesca reposada, un rio amable, cómodo, unas truchas esquivas que tan solo premian el buen hacer.
A ciencia cierta una jornada de pesca que perdurara en el recuerdo de un viejo mosquero…
Aun recuerdo los relatos y anécdotas que me comentaba Ángel, aquellas de jovenzuelo calzando pantalones cortos donde pasar el día en este rio era todo un mundo por descubrir.
Afortunado soy por poder compartir tus recuerdos, tu compañía y tus ríos…
LasmoscasdePaco.
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