Tras una última jornada de pesca muy cómoda, retorno a la dureza de los ríos de montaña de la “Sierra Norte Manchega”, en esta ocasión en compañía de un bravo y gran pescador, Jesús.
El rio sigue alto de nivel de aguas, pero dentro de los límites razonables, accesible para transitar por el cauce ya que por la ribera es imposible merced a la abundante vegetación de ribera.
Nada más llegar apreciamos una intensa eclosión de variados insectos, sobresaliendo por encima de todos hermosas perlas de abdomen oscuro, también grandes pardones.
Empezamos buscando a las pintonas en zonas querenciosas, esos chorros y corrientes que nos dieron muchas capturas, aquí me las prometía felices, mas tras prospectar dos o tres zonas no conseguimos ninguna pintona.
He aquí lo bueno de ir acompañado de un pescador experimentado. Yo hubiera seguido erre que erre machacando chorros con poco o ningún resultado. Jesús leyó mucho mejor el guion que ofrecía el rio.
-Paco, hay que pescar otros tramos, hay que buscar aguas mas calmas, incluso paradas-
Empezamos a lanzar a tablas con corrientes moderadas, al filo de la corriente, pegado a las orillas y en los blandos que producen los obstáculos en las corrientes, comenzamos a conseguir capturas de preciosas Farios, quizás no en la proporción deseada, pero si lo suficiente como para que un par de pescadores con unos añitos en las espaldas mojando moscas se sintieran colmadas sus ansias de capturas.
Media docena de truenos y acaso cinco minutos de lluvia moderada paralizo la actividad, mas fue pasar la tormenta e iniciarse una buena actividad, observamos varias cebadas y fue ese momento donde, una vez más, recibí una nueva lección de un gran pescador.
Ante nosotros teníamos una larga tabla de aguas calmas, y en ella a distancia de no-lance se cebaban al menos media docena de truchas.
Jesús, sentado en una piedra aflorante del agua observaba detenidamente la tabla mientras fumaba un cigarro. Yo detrás de el contemplaba la tabla, de aguas calmas y profundas y orillas infranqueables.
-Hay mucha agua, yo no puedo vadear a distancia de lance-
Jesús se levanta, pega la cara al agua y observa lo que ella arrastra.
-No están comiendo nada posado en el agua, están comiendo lo que el agua arrastra bajo la superficie, mira-
Observo con detenimiento y veo que el agua arrastra muchos dípteros y además pequeñas efémeritas de tonos apagados exuviando.
-Están comiendo emergencias de dípteros y de pequeños efemerelidos, de todas formas yo no llego a donde se ceban-
Jesús se pega a las orillas enramadas y despacio avanza por la tabla, con sus dos metros de estatura y el agua a la altura del pecho consigue posicionarse a distancia de lance. Allí realizando largos y precisos lances posa una pequeña mosca montada en anzuelo del 18 de la que apenas asoma sobre el agua un pequeño penacho de pelo de liebre ártica.
Los resultados no se hacen esperar y consigue de tan duro escenario tres o cuatro capturas de truchas de buen tamaño.
Yo simplemente he contemplado la acción y he aprendido una nueva lección, me quedo con la copla para en una nueva jornada tratar de remedar lo aprendido.
El sol se oculta tras la montaña y la penumbra se va adueñando del rio, estamos frente a la cabecera de una tabla donde en el chorro de entrada se observa como frecuentemente se ceban varias truchas. Tramo de aguas profundas donde solo puede pescar uno.
-Jesús aquí te dejo, yo subo a la colada de la siguiente tabla a ver si hago algo por allí-
Llego al final de la siguiente tabla y veo truchas cebándose, me coloco en un lateral para realizar lances de través mejor que traseros confiando que la poca luz me mimetice.
De cuando en vez escucho a Jesús comentándome una captura y, le doy mi replica.
Ya no se ve ni donde posa ni por donde pasa la mosca, ambos hemos conseguido más de media docena de capturas en las últimas tablas. Pese a la poca luz sigo lanzando y en dichas condiciones aun consigo un par de capturas.
Llega Jesús,
-Paco llevaras el frontal, porque para volver tenemos que triscar por una trocha a mitad de la montaña-
-Pues venga, recogemos y despacito por la trocha volvemos al auto.-
Tras media hora de recorrer trocha a la luz del frontal y un par de resbalones con culetazo incluido llegamos al auto donde ya a la luz de una linterna nos cambiamos de ropa y comemos hambrientos una frugal cena en medio de una agradable charla.
Momentos placidos, con la luna y las estrellas por techado, rodeados de espeso monte y escuchando el runrún del agua por el rio. Momentos que quedan en el recuerdo, como las lecciones de Jesús pescando las tablas o como la agradable sensación que te embarga cuando compartes jornada de pesca con un buen compañero y mejor mosquero.
LasmoscasdePaco.
Buenas Paco, bonita entrada! como siempre..y ahora que estoy de exámenes y no puedo salir..pesco a través de los blogs!
ResponderEliminarPor cierto e gustan mucho tus fotografías, me puedes decir que camara usas en concreto?...
Cristóbal
Enhorabuena por esa jornada de pesca con tan bonitas capturas.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a los dos por las felicitaciones.
ResponderEliminarUtilizo una camara Pentax Optio acuatica, no estoy demasiado contenta con ella, creo sinceramente que mi antigua Nikkon Colpix relizaba mejores fotos, pero tras ahogar tres camaras decidi comprar una acuatica.
Saludos
Un placer Paco.
ResponderEliminarLecciones ninguna Paco, un simple cambio de impresiones.
ResponderEliminarGracias a ti.
Saludos.
gorgeous fish! Looks like you had a blast. Great blog, you got a new follower
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDustin's. Thank you very much for following the blog. The trout me escurrio of the hands and I remain photographed in the same instant.
ResponderEliminarQue bonito el río y que bonitas las truchas Paco.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo
Olá Um blog Lindo, Adoro as sua montagens!
ResponderEliminarViva!Parabens e Obrigado
João Rui
Holla, tiene un precioso Blog y me gusta mucho sus montagens! En horabuena!
Muchas gracias