De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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domingo, 7 de enero de 2018

FALLOS O RECHAZOS ???



          La primera entrada del novicio  2018 en éste blog mosquero está dedicada  a algo que nos ocurre a todos y con mayor frecuencia de lo que comentamos en charlas mosqueras.


Un antiguo amigo refería de preguntar a un mosquero por cómo se dio la jornada de pesca...


-Vistas unas cincuenta, subidas unas treinta, clavadas unas quince, a la mano dos-...


Trataremos sobre esa cantidad notable que difiere de las tomadas a las que somos capaces de enmallar en sacadera.




Hemos sido capaces de detectar el sinuoso movimiento de una trucha puesta.  Tras ello nos posicionamos en lugar adecuado donde lanzar correctamente. Confiamos en la mosca que llevamos atada al bajo de línea. Lanzamos de forma oportuna, con bucles perfectos y preciosas derivas. Incluso la trucha sube a nuestro engaño y la aboca.


Ya solo queda el tensar línea, clavar al pez y disfrutar de la lucha, de la captura y tras ello la devolución.


Pero algo ocurre y en un momento determinado el plan se trastoca. 


Tras la cebada realizamos una clavada sin resultados, sea por fas o nefas la mosca se nos echa encima sin haber conseguido aferrarse a las fauces de la trucha.


¿Qué ha ocurrido??




No es sencillo determinar el error en ese punto, o por mejor decir no es sencillo hacerlo ante media docena de opciones.


Probablemente en la mayoría de los casos influya el error del mosquero  en la clavada y dicho error también tiene sus variables que pasan desde la premura, el retardo, la brusquedad de la clavada.

También la trucha oponente tiene su espacio con variables, bien por fallar en la tomada o por advertir el engaño en el último momento y rechazar la arana.


Y entre tal variedad de opciones determinar la causante a veces no es tan sencillo como parece, hace falta horas de rio, cantidad de casos y algo de ser avispado para acertar si no todas si algunas ocasiones.




Dentro de los errores propios, la premura en la clavada suele ser lo más habitual. En mi caso particular pescando a pez y tomada vista los nervios me traicionan y cuando veo a la trucha abocar mi mosca clavo antes de que la trucha haya cerrado la boca y sumergido. También ocurre pescando en largo que realizamos una clavada fulgurante fuera de tono y que solo nos lleva a clavar en vacio. Por último quedan esas clavadas tras mucho tiempo pescando en vano que sencillamente nos pilla desprevenido y cuando queremos actuar la presa se ha evadido.


Todo esto y pese a que el pescador en propia persona no lo quiera asumir es fácil de detectar pese a que prefiramos exculparnos con mil escusas. 


Enmendarlo es complicado, sobre todo porque lo optimo es practicar la clavada y eso tan solo se consigue a base de picadas y mas picadas. 


Antaño con aquellos bandos de bogas donde tenias picadas a cientos era sencillo practicar,  hogaño cotos intensivos o lagos privados con abundante población de truchas de repoblación será lo mas practico, si no, ser obedientes a los consejos y ordenados en utilizarlos es lo que nos sirva, o lo que es lo mismo refrenar el corazón y potenciar la cordura.




La parte contrapuesta, esto es en lo dependiente a nuestro oponente con pintas lo aprendes con horas de rio y practica de la observación. 


Observar como en una corriente la trucha aboca a mosca pasada es sencillo de detectar, además en tal caso le suele suceder una nueva tomada si volvemos a intentarlo.


Otra cuestión son los rechazos en el último instante, cuando la trucha desde su postura acude a tomar nuestra mosca, incluso abre las fauces para tomarla y en el último momento desconfía se da la vuelta y no toma nuestro engaño, si somos afortunados en algunas ocasiones tras esto la mosca traba en algún lugar de su cuerpo y conseguimos una captura "robada".




 Para mi aun es muy difícil saber por qué ocurre esto.  No creo que sea porque la trucha ve el tippet pues si fuera así no llegaría al punto de abocar la mosca. Pudiera ser el nudo demasiado grosero, pudiera ser un brillo o movimiento en el último instante que la provoque el recelo o sencillamente ante tamaña proximidad detectar que lo que creía una mosca no lo es al igual que también rechazan ante semillas vegetales. 


Sea como sea, lo anterior solo tiene enmienda cambiando de mosca, bien de tamaño, bien de estadio, bien de tipo de insecto o directamente todo a la vez.




Repito, a todos nos pasa, al novel y al avezado, evidentemente con mayor frecuencia al novel pero nadie está libre de ello.


Aquí os pongo algún ejemplo de tales sucesos, propios y de mis compañeros de cuadrilla, porque, hasta el mejor escribiente echa un borrón.




LasmoscasdePaco.

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