Rio calizo, estrecho y flanqueados por muchísima vegetación de ribera en forma de juncos, lirios y demás yerbas.
A tal punto la orilla es intrincada que superarla para acceder a las aguas a veces se vuelve ardua labor y avanzar por unas aguas engañosamente profundas, a veces al límite del vader pisando un lecho limoso torna aventura la jornada de pesca.
Acaso volvería para atrás cual gato escaldado a mosqueros menos osados, empero a mosqueros cuajados no es sino acicate para conseguir domeñar intricado escenario donde posar nuestras moscas y capturar preciosas pintonas.
Quizás merecería comentar varias anécdotas en vez de hacer un comentario de la jornada de pesca.
Comentar como Juanma pescador de torrentes de montaña se adapta a ríos de llanura, como evoluciona sus montajes según va conociendo nuevos ríos y como con ellos consigue buena cifra de capturas.
Como en un pequeño tramo de corrientes, reguero de no más de quince metros, pescando despacio y posando la mosca en los rincones más difíciles, fue capaz de conseguir una decena de capturas.
Comentar como Álvaro decide afrontar las lentas aguas de una profunda poza y como realizando lances largos rodeado de espadañas coloca la mosca en la corrientita de entrada, donde a cebada vista consigue un par de bonitas capturas y donde sorpresivamente una trucha de categoría le entra a su mosca, le arquea la caña y le parte el bajo del 16 sin ningún problema.
Comentar como quien relata va explorando con su mosca las orillas cuajadas de juncos y lirios y como quien no quiere la cosa termina la jornada de pesca con la consabida “docenita y media” de capturas sin demasiado esfuerzo.
Placidas tardes de pesca donde posar las moscas secas por el rio torna gratificante ejercicio.
Buen escenario donde probar todas esas moscas montadas en las largas tardes invernales donde nos dejamos llevar por recuerdos…
Estupendas jornadas donde aseverar con buenas capturas que todos esos montajes son tan efectivos en la realidad como en la teoría se aventuraban
Y así, disfrutando de la pesca a mosca, a mosca seca por mejor explicarme, vamos haciendo acopio de capturas de preciosas truchas farios
Al punto que asaz de capturas, disfruto con el rio, con el entorno que me rodea, con las pequeñas cosas que la naturaleza me muestra.
Acaso como una rata o topillo de agua atraviesa el rio a toda velocidad alarmada de no ser merienda de glotona trucha…
De pequeños rincones donde afrontar la pesca, estrechos ramales de aguas profundas donde el lance se vuelve muy técnico y la satisfacción es completa cuando consigues capturar allí una buena trucha o, cuando el desenlace final es que la tamaña captura consigue romper nuestro bajo de línea y dejarnos anonadados
Al final de la jornada las caras de placer y satisfacción demuestran el disfrute, el gozo de un buen día de pesca a mosca.
Jornadas que cuajan profundos lazos de amistad entre mosqueros, jornadas saldadas positivamente que demuestran que poco a poco el grupo de mosqueros se va perfeccionando, se adapta a nuevos tramos de ríos, a nuevas aguas, a nuevos insectos, a nuevas truchas
Todo ello son sensaciones por la que locos mosqueros nos incentivamos a proseguir por la pesca a mosca, por afrontar las jornadas bajo ciertos cánones, bajo ciertas premisas, donde no todo vale, donde las truchas se merecen ser capturadas con cierto orden y respeto y, por supuesto, donde las capturas deben ser devueltas al agua SIEMPRE procurando dañarlas lo mínimo imprescindible.
LasmoscasdePaco.
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