A SACUDIRSE DE ENCIMA EL BOLO…

          Al cuarto día de comenzar la temporada cesaron lluvias y el astro sol tiño de luz radiante la tarde.

Con ello abrigamos esperanzas de próxima salida de pesca venturosa.

Esa misma tarde no tardo en llegar una llamada.

-Paco, soy Humberto. Pásate mañana por mi casa que nos vamos a pescar-

Y a mí que no hace falta más que el rasgueo de una guitarra para meterme en danza, en fecha y hora señalada me encontraba en la puerta de la casa de Humberto para en su compañía acercarnos al rio a posar moscas.





El rio, el mismo que la jornada de inicio. Empero parecía otro, la luz del sol daba esperanzas donde otrora el mal tiempo propicio cerrojazo.

Visto como transcurrió la pasada jornada, comencé pescando con un tándem de seca ninfa, en la esperanza de que alguna pintona sintiera curiosidad por la ninfa ofrecida.

Empecé pescando un tramo de aguas movidas donde colocaba las moscas en los blandos laterales y que no sirvió apenas para tener enganchones y perder un par de ninfas.





Al terminar las aguas movidas me encontré en una tablita muy aparente, con orillas solapadas y ramas de árboles bajo el agua, allí en un lance orillado aprecie el parón y hundimiento de la mosca seca del tándem, clave y note la resistencia de la trucha. De la primera trucha de la temporada. 

Levante la caña y afloro sobre las aguas una pequeña trucha, tras unos instantes de coleteo logro zafarse del anzuelo aprehensor.

Y con tan poco uno se conforma e iba rumiando para mis adentros que algo es algo y que con eso me sacudía el bolo de encima.





Un poco más arriba tuve otro toque a la ninfa, en esta ocasión clave con mayor acierto y el desenlace final conseguir enmallar a una pequeña trucha.

Rápidamente desanzuelarla y fotografiarla, no ya por ser captura señera que en absoluto, sino por ser la primera trucha capturada esta temporada.





Ya avisado de que las truchas estaban puestas en aguas lentas y al final de las tablas (la colada que llaman algunos) fui buscando dichos escenarios y al final conseguí atraer a cuatro truchas a mis ninfas, de ellas clave dos, todas de pequeño tamaño.

Llego Humberto a mi vera, comentando que había conseguido dos capturas de truchas pequeñas y una de trucha grande que le rompió el bajo.

Aun nos dio tiempo a echar unas varadas al alimón y tomar unas fotografías entre charlas y comentarios.





El resultado fue una amena tarde de pesca donde nos sacudimos el bolo y dio pie a esperanzadas nuevas salidas de pesca.



                 LasmoscasdePaco.