De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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sábado, 3 de noviembre de 2012

UNA NUEVA LECCION … AGUAS PARADAS …

          No hay salida de pesca igual a otra, todas tienen sus particularidades, historias, recuerdos, aventuras que las hace ser diferente a otras.

Tal es el caso del relato que nos ocupa, donde acompañado de dos experimentados mosqueros nos propusimos como escenario de pesca un largo tramo de aguas no ya lentas sino paradas.

Tablas que fraguan mosqueros de ley, a mas decir pescando truchas del rio padre que, a decir de muchos son truchas de las más difíciles de pescar.

Alto, muy alto el listón, tan elevado que, de no ser por la compañía del Profe y el Rocker y sus más de sesenta años pescando estos escenarios, no se me hubiera ocurrido afrontar tamaña lid.


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-Paco. Hoy vamos a pescar un tramo de los que me gustan – dijo Paco Pepe

-Hoy vamos a disfrutar pescando- dijo Antonio

-Yo, al fin del mundo tras vosotros- respondí

Así nos encontramos en una larga y profunda tabla de aguas cristalinas, una tabla de esas que dan fama al rio padre, al rio Tajo y lo forjan como “universidad de la pesca a mosca”.

Tres mosqueros a la par, con el agua por la cintura, oteando aguas, escudriñando espacios, avistando la lejana y sutil cebada de la trucha, camuflada bajo las sombras de la sarga.

Las alarmas se me encienden y, cual joven lebrel inquieto, exploto en movimiento y quiero avanzar raudo, empero una mano firme y segura me retiene.

-Calma, Paco. Estas aguas se pescan lentamente-

Y es así como refreno ímpetus y me dispongo a tomar una nueva lección mosquera.

-Profe. Te toca a ti-


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El Profe avanza en cabeza, lentamente. Observando como la trucha se ceba de nuevo.

Al fin se para a distancia lejana de la trucha sabiendo que ésta se alertara y huira si se aproxima más a ella.

Saca línea del carrete que deja flotando frente a sí y comienza a realizar el lance, un par de falsos lances, uno último más rápido, proyectando la línea hacia delante y posando la mosca aguas arriba de la cebada observada. En un momento vemos cierto movimiento bajo la mosca, algo que mi penosa vista no es capaz de aseverar.

-Te esta rechazando la mosca. Ésa no la quiere-

-Ya lo he visto-

El profe cambia la mosca, la troca por un patrón diferente que tras atar al bajo flotabiliza.
Un nuevo lance, una nueva posada y en esta ocasión la trucha toma rauda la mosca ofrecida y Antonio clava con seguridad.


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No es una trucha tamaña, a buen seguro no es el tamaño de trucha que vamos buscando, pero es un buen comienzo y, para quien relata es una buena lección de pesca de la cual tomo nota.

Seguimos avanzando por la tabla con el Rocker en cabeza. En un punto determinado para su andadura.

-Aquí vamos a hacer el Tancredo-

Con los pies bien asentados en el lecho del rio y el agua a la altura de la cintura esperamos algo, algo que no se bien qué pero la actitud de ambos mosqueros me hace serenar y ver cómo se desarrolla la acción.

Mientras esperamos el Profe lía un cigarrillo, el Rocker rebusca entre los bolsillos del chaleco el tabaco y mechero, ambos se ponen a fumar plácidamente.

-Paco, aquí clave una de cincuenta y me rompió otra aún más grande-

Yo, bisoño y ansioso, escudriño las aguas en espera de descubrir una trucha tamaño submarino.

-Recuero un día, con el tío Gallero…-

Pero el relato se ve cortado ante la observación de una cebada.


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Paco Pepe alza su ceja derecha, tras ello me mira…

-No es muy grande, pero es tuya-

Avanzo con cautela, lentamente, procurando poner en práctica todo lo aprendido.

-Ya, Paco. No avances más-

Calculo el espacio que media entre la cebada y mi posición, a buen seguro más de veinte metros.

 Vuelvo la cara hacia mis dos maestros, como solicitándoles permiso para avanzar tres o cuatro pasos más.

Empero sus miradas me dicen que ésa es la distancia, que no debo acercarme más.

Estiro el bajo, saco línea y comienzo con los falsos lances, dos, tres, cuatro, al quinto doy velocidad a la línea que sale disparada hacia delante.

Bien de posado, mal de puntería, la mosca ha posado al menos dos metros a la derecha del lugar idóneo.

-Paco. Giras la muñeca, tienes el carrete totalmente ladeado, por eso el lance se te va a derechas-

Nuevo lance, corrigiendo defectos, esta vez es cuanto menos aceptable.

 Pese a ello ni rastro de la trucha. Levanto la línea del agua, al tener bastante línea desplegada lo hago con brusquedad y la línea da un chasquido al salir la mosca del agua.

-Eso es malo, eso es muy malo, has asustado a la trucha-


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Yo, en mi incredulidad no acepto que la trucha se haya asustado y huido, no es posible, estoy muy lejano a ella y el chasquido no ha sido para tanto.

Prosigo con los lances sin resultado y, en la medida de ello me voy acercando más y más mientras sigo lanzando al mismo punto.

-Paco. Déjalo, la trucha ha huido hace rato-

Al fin acepto la derrota, reflexiono sobre todo lo que hice mal y sobre el porqué. Noto como una mano se posa en mi hombro reconfortándome.

-Vamos, sigamos rio arriba- Dice el Profe.

Observamos una nueva cebada, es turno de Paco Pepe. De ver y aprender cómo afronta un nuevo lance.

Quedo retrasado de ambos maestros y observo el quehacer de Paco Pepe.

Están lejos, muy lejos de la cebada observada, tan lejos que mi opinión es que están a distancia doble de lance.


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Paco Pepe saca línea del carrete, realiza un lance en el que desplaza hacia delante una buena porción de línea, acto seguido efectúa un primer lance donde levanta la línea de las aguas, en el segundo falso lance hay mucha línea volando, el tercer lance es un disparo de línea aguas arriba, donde tras el lance sigue saliendo mucha línea (shooting), al final la mosca posa por delante de la cebada y no pasa ni cuatro segundos cuando la trucha toma la mosca.

Clavado seguro y atraer con firmeza hacia sí la trucha atrapada, al llegar a sus cercanías coge el bajo de línea y con él entre sus dedos busca el anzuelo clavado, un pequeño movimiento y la trucha es liberada.

-Tampoco es la trucha que esperaba-


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Yo no puedo sino reflexionar, recapitular lo vivido asimilando que tengo mucho, muchísimo que aprender y que soy enormemente afortunado por poder recibir tamañas lecciones de no menos tamaños mosqueros.

-¡¡Forja de mosqueros!!-

-Vamos, Paco. Que ahora tienes unas corrientes donde terminar la jornada-

Y allí, en aguas corrientes, sintiéndome en ellas en mi salsa consigo atrapar cuatro truchas que reconfortan un tanto mi espíritu.


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Ya en el auto, circulando por la pista forestal no hago sino recordar la experiencia vivida, lo mucho aprendido y lo que tengo que agradecer poder compartir jornadas de pesca con tan grandes mosqueros.

-Hay que parar en Villanueva, que os invito a un cafelito, que menos que pague el aprendiz- 

Los viejos y entrañables amigos mosqueros explotan en carcajadas y empiezan a darme mil consejos aliñándolos con otras tantas experiencias acumuladas tras un sinfín de años posando moscas secas por el rio padre.


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                                 LasmoscasdePaco

5 comentarios:

  1. Paco, el relato es ,como todos, entrañable, pero hay una cosa que me gustaría decirte: Casi en todos te sitúas más que como aprendiz, como novato y no creo que corresponda con la realidad.
    Todos podemos aprender algo de todos y así es y debe ser en la pesca a mosca.
    Saludos cordiales.

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  2. Hola Quique. He recapacitado mucho tu comentario.

    Desde luego tienes toda la razón.

    Es cierto que siempre tenemos que aprender, y además de todos. De unos aprender a como hacer las cosas buenas y de otros aprender de como no hacer las cosas malas.

    Por otra parte, tienes razon, soy aprendiz, pero no novato y, si he dado ésa impresión tratare de enmendarme. Creo que llevar más de 30 años pescando a mosca me elimina de la categoría de novato.

    Ocurre que a veces cuando pesco al lado de grandísimos mosqueros, por la admiración que los tengo me siento muy humilde y muy poquita cosa.

    Muchas gracias por tu comentario que como siempre es muy bien recibido.

    Saludos

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  3. De Antonio "el Profe" eviado a mi correo...

    Gracias Paco, me gusta lo que pones ¡como no! Pero yo no soy ningún maestro, soy un pescador del montón. No me importa nada más que las sensaciones cuando estoy en el río y no deseo ningún reconocimiento mas que mis propios sentimientos cuando pesco con los amigos.

    Gracias por tus excesivos elogios inmerecidos.

    Antonio

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  4. Desde luego es una pesca distinta a la que estamos acostumbrados los que pescamos en ríos de montaña. Es una pesca exigente en todo: material, técnica de lanzado, movimientos por el río, .... y donde prevalece otro tipo de idea de jornada, se parece más a una pesca al acecho en espera de esa cebada.

    Espero el próximo año tener más oportunidades.

    Un saludo.

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  5. Hopefully we all learn from each other on the water. Thanks Friend!

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