APCR fleto un autobús a disposición de socios e invitados con el fin de realizar todos juntos el viaje y en el transcurso poder charlar unos y otros.
Al alba salimos caminito de duras tierras castellanas, de aquellas que a Antonio Machado impresiono.
-- ¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas! --
Paradita a desayunar cafetito con churros y nuevamente en El Royo para avituallarnos de pan y bebidas, tras ello al punto de destino, Hinojosa de la Sierra y observar sobre su puente un bonito rio Duero… y unas cebadas que nos hicieron apresurar la preparación de equipos de pesca.
El Duero bajaba alto para las fechas en que estamos. Normalmente en estas épocas la presa del pantano de La Cuerda Del Pozo cierra compuertas tras haber desembalsado sus aguas, mas en el presente el pantano acumula el 60 % de su capacidad y tiene que seguir soltando aguas en previsión de las lluvias y nevadas otoñales invernales y primaverales próximas, por dicho motivo en vez de unos 4 m/s que debería llevar teóricos fueron 7 m/s reales y además con una apreciable subida e nivel de las aguas a eso de las 13 horas.
Esto propicio que pese a poder vadear por muchos sitios el rio, las truchas con tanta agua se pegaran al fondo y fueran pocas las que decidieran atrapar las moscas secas. No así las ninfas que, a la postre fueron las estrellas de la jornada y quien se decidió por un tándem de las mismas consiguieron una cifra aceptable de capturas.
Todos al agua y, en solitario, dúos o tríos nos repartimos por el rio en busca de las codiciadas farios. Esporádicas cebadas y grandes saltos fuera del agua de las truchas,
-Éstas andan tras las emergentes-
A mirar la película del agua para ver que navega por el rio y vuela en sus proximidades, pequeños dípteros, algún tricóptero, pérlidos pitillines y por encima de cualquier cosa pequeñas efémeras doradas, Ignitas a las que costaba desprenderse de sus exuvia y abandonar las aguas.
Y tras la inspección el buscar la imitación adecuada y, tras ver que la elección no parece idónea iniciar el juego de cambio de modelos de mosca, que, una tras otra anudamos al bajo de línea en un no parar.
Hora es de comer y todos acudimos al campamento base, chanzas, bromas, risas y comentarios de la mañana de pesca que fue pobre en capturas en general pero abundante en lances y disfrute.
La comida torna en banquete, en las mesas se acumulan variados platos que vamos haciendo circular para probar todos de todo.
Chacinas y jamones de Guijuelo (un manjar), tortillas y empanadas variadas, mejillones en pipirrana, filetes empanados y lomo de la orza, croquetas caseras y pollo en salsa en cantidad que hace imposible el terminar con todo.
En este punto APCR nos obsequia con un detalle ofrecido por “artesanos de mosca” y “LasmoscasdePaco”, una cajita de moscas con cuatro mosquitas en su interior.
Llega momento del postre y aparece una gran tarta, licores varios y café, con ello las tertulias.
“Chispero” nos muestra las dos últimas cañas que ha montado (preciosas), “Truchaverde” sus líneas y la tertulia se disfruta y alarga.
De nuevo a pescar, de nuevo a las aguas del rio Duero, de nuevo a posar nuestras moscas sobre las cebadas que van produciéndose acá y allá y de nuevo la indiferencia de las pintonas con excepciones puntuales.
En el atardecer se aprecia una notoria bajada de temperatura y una menor eclosión de Ignitas y el rio poco a poco se va cerrando mas y mas.
Los que nos quedamos en las cercanías del campamento nos vamos reuniendo, quizás más pendientes del buen hacer de los lances de los compañeros, de las posadas y de charloteo que de la propia acción de pesca, pero lo cierto es que las truchas del rio Duero se muestran muy esquivas.
Remisos a salir de las aguas disfrutamos de los últimos lances y posadas de nuestras imitaciones, acaso alguno de nosotros se ve sorprendido por la cebada fugaz de una trucha y de estas cebadas los menos consiguen clavar y llevarse la captura a las manos, afortunados que sois.
Los compañeros que marcharon a otras tablas, pozas y corrientes más alejadas van llegando y momento es de cambiarnos de ropa y recoger bártulos.
Lo general es que todos hemos disfrutado del día y, la sensación mayoritaria es que éste tramo de rio Duero ofrece muchas posibilidades de pesca y quien más quien menos toma nota de la zona para próximas visitas.
En hora estipulada subimos al autobús que nos trae de vuelta al punto de origen, cabezadas, charlas, incluso partidita de mus amenizan el trayecto y sobre las 23 horas llegamos a destino final.
Una observación, en este punto, se aprecian caras de cansancio, pero de satisfacción y felicidad, señal de que lo hemos pasado estupendamente.
LasmoscasdePaco.
Un día muy guapo,,,es genial poder compartir y disfrutar de una misma afición "La pesca a mosca" con personas tan majas.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la próxima
Mario