De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

viernes, 7 de mayo de 2010

LAS “DULCES HADAS”…

Hace varios años que tras una jornada de pesca en el rio de Dulce nombre volvía entristecido, por ver un mísero regato en vez de un esplendoroso rio y, por preguntarme dónde están las truchas en este rio y, no me refiero a alevines o juveniles sino a hermosas truchas, aquellas que pescaba allá en la década de los 80 pasados…

Los años pasados más recientes la tristeza me embargaba aun más si cabe, pues jornada tras jornada salía convencido de observar la agonía de un rio que, en sus momentos esplendorosos fue “la joya de la corona” Alcarreña.

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Hoy nada más llegar al rio lo primero que llamo mi atención fue ver un rio henchido de agua, con una corriente tal que aplanaba y pegaba al lecho ovas y berreras, aguas cristalinas y frías (7ºc.), quizás preludio de esperanza y futuro venturoso.

La ilógica del ser humano hace intransitable el camino que sube por la orilla del rio, el pueblo tiene dos accesos a dicho camino y, han decidido arreglar los dos accesos al mismo tiempo, lo que en el presente se transforma en tierra y piedras sueltas, o lo que es lo mismo, impracticable para un automóvil. Uno echa mano a sus recuerdos y sube hasta un puentecito de cemento por una senda que asciende por la orilla opuesta. Allí dejo el auto, aún queda una buena caminata hasta llegar a un “estrecho” donde pretendo iniciar la jornada de pesca.

La mañana es negada en capturas y pese a pescar tramos donde otrora obtuve presas y observar una interesante eclosión de efémeras olivas, no consigo que las truchas ataquen mi mosca, por mas decir apenas veo truchas y, metido hasta la cintura en aguas heladoras y rodeado de zarzas empieza a embriagarme la desesperanza.

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De mis tristes pensamientos me aleja el vuelo cercano a las copas de los chopos de cuatro hermosos buitres leonados, intento en vano fotografiarlas en vuelo, si lo consigo cuando una pareja se posa en un saliente del acantilado que flanquea el rio.

Camino rio arriba, veo una poza rodeada de maleza y zarzas, con un gran tronco caído en sus aguas, una zona imposible de pescar… algo me llama la atención, algo en el tronco, un movimiento, algo que de repente se despega del tronco asciende a la superfie y toma una mosca que bajaba por las aguas provocando una hermosa cebada. Tras ello rauda a pegarse al tronco a mimetizarse con él, ¿ha sido un espejismo? No, de nuevo la trucha aparece y se ceba descaradamente, vuelve a ser uno con el tronco.

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Pese a estar en un lugar inexpugnable en ningún momento se expone más de lo necesario, observa pegada al tronco y cuando ve su presa rápidamente la ataca y vuelve a fundirse con el tronco, una y otra vez.

Es una trucha hermosa, una “Dulce Hada” de las que ya me planteaba su desaparición, como desaparecieron las “Lamias del Bornoba”. Su visión reconforta mi corazón y me hace pensar en un futuro esperanzador.

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Vuelvo a pescar, esta vez zonas de aguas calmas, pocitas entre corrientes, veo cebadas de truchas, una acá, otra allá, pegaditas a las orillas en accesos complicados donde o te juegas la imitación de mosca o no pescas. Yo me la juego, y pierdo moscas, y rompo bajos, y obtengo capturas.

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Paso la tarde desenmarañando el bajo, reponiendo en él moscas y tramos de hilo, bajo a un 0.09 de grosor de nylon al que ato pequeñas imitaciones de efémeras olivas (anzuelo 18) montadas en paraloop o paracaídas con las que de vez en cuando voy siendo premiado con capturas de pequeñas truchas, tres no son pequeñas son truchas de algo más de la medida, el resto (quizás 8-10) truchas de algo más de un palmo.

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Me he escurrido y el agua se ha colado dentro del vader bajando por la espalda. Son las 20.00 horas, y el remojón y la baja temperatura del agua que me rodea provoca que tirite de frio y que deje de pescar y de por concluida la jornada.

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Salgo del agua y ando a paso raudo camino abajo hasta el auto donde me reconforto con ropa seca y de abrigo.

Algo me dice que el rio Dulce tiene futuro y que quizás en un futuro volvamos a pescar sus bellas “Dulces Hadas”.

LasmoscasdePaco.

2 comentarios:

  1. Hace años vi un reportaje de Lorenzo Milá pescando ese río en Mayo, en plena eclosión de Dánicas y me pareció una maravilla. Espero que siga teniendo esas truchas y las disfrutes.
    Un saludo.

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  2. El dicho de que una imagen vale más que mil palabras, aquí, tiene todo su sentido.
    Claro , que el video sin su explicación escrita tampoco es lo mismo.
    Un saludo.

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