De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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viernes, 8 de enero de 2010

Nueva caja de Ninfas.....

CAJA DE NINFAS…………..





Algunos de vosotros sabéis que pescar a ninfa no es precisamente lo que más me gusta y, que el rio o la jornada de pesca tiene que tener unas condiciones muy particulares para que yo me decante por anudar una ninfa al terminal del bajo.






Una de estas condiciones se suelen dar a principios de temporada, cuando en los ríos montañosos donde suelo acudir bajan muy crecidos y con aguas muy frías y esto motiva a que haya muy pocas eclosiones o ninguna.





Es en estos momentos cuando utilizo un tándem, bien de ninfa – ahogada, bien de ninfa – seca. En la creencia de que esas truchas que están pegadas al fondo y no suben arriba a comer, si lo hagan a una ninfa que pasea cerca del lecho del rio.




Otro de los casos es cuando hago “trampas” y, como tras ver que una trucha subió a mi mosca y la rechazó, y que tras nuevos lances y cambios de moscas secas no obtengo resultados, a veces (sobre todo si el día es negado en capturas) suelo poner una ninfa y dar media docena de pasaditas a la zona con ella, esto en ocasiones me salvo de cerrar la jornada con un bolo.




La finalizada temporada fue muy especial y, he de decir que desde el primer día, al observar un par de cebadas de truchas estuve pescando siempre con mosca seca y, tan solo en momentos muy puntuales y a ratitos ate una ninfa al bajo.






Y fue pescando en un rio montañoso y de suelo rocoso y pizarroso, bajando el agua en riada uno de los momentos en que troque la ninfa por la seca, realizando el cambio apresuradamente, no llevaba ni diez minutos pescando cuando me escurrí en la roca, me caí y me metí hasta las orejas en las frías aguas.





Recomposición de postura y gallardía, equipo sin roturas, vader sin rasgaduras y un par de arañazos sangrantes en los antebrazos, prosigamos la pesca… Pierdo la ninfa en un enganchón en el fondo y cuando voy a echar mano a la caja de moscas, palpo el bolsillo del chaleco, empapado y… vacio, debió caerse la caja de moscas en el accidente y, tras buscarla no apareció.









Lo cierto es que no eche mucho de menos las ninfas y, tras confeccionar media docena de ellas de urgencia pase la temporada.

No fue hasta el caluroso verano, pescando el rio Tajo en compañía de mi amigo Humberto allá por Huertahernando cuando volví a atar de nuevo una ninfa al bajo.








Pescábamos una zona muy muy frecuentada (los despejados senderos y accesos al rio así lo demostraban) y estaba muy dura la cosa para realizar capturas. Llevaba un par de horas posando secas sin resultado y, en ese tiempo tan solo vi clavar una trucha a Humberto. Estaba pescando la corriente del inicio de un profundo pozo, lanzando una Royal Coatchman, cuando vi como una buena trucha sube a por ella, se acerca, la examina y la rechaza








No volvió a subir a por la Royal, ni a por ella ni a por la media docena de diferentes montajes con que la emplace.
Viendo ya la inutilidad de engañarla con una seca y, en la creencia de que resultaría muy difícil encontrar una nueva posible captura, me decidí por empatar al bajo una ninfa plana… Fue cuestión de lanzar cuatro veces al chorro de cabecera de la corriente y acompasar el paso de la ninfa a la velocidad de la corriente cuando note el brusco tirón de la trucha al haber tomado la ninfa. Clave con certeza y llego a mis manos una bonita trucha que, por mas decir me salvo de venirme bolo.















Y, Intercalado a la batallita, os muestro la nueva caja de ninfas que he confeccionado y con más detalle alguno de sus modelos….










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