De Ríos y de Truchas. Y de Pesca a Mosca. Y de amigos mosqueros.

Aquí se plasmarán todas esas ideas, sensaciones y vivencias de un pescador a mosca y de su grupo de compañeros.

Su finalidad es tratar de inculcar que la pesca a mosca puede llegar a ser una forma de vida.

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Competición NO..... Gracias.

viernes, 28 de diciembre de 2012

AÑO NUEVO 2013

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¡¡  FELIZ    AÑO    NUEVO !!  Y

BUENA PESCA PARA EL 2013

sábado, 22 de diciembre de 2012

NAVIDADES 2012

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¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!

sábado, 15 de diciembre de 2012

ENCLAVES MAGICOS … EL POZO DE NICASIA …

          Es para mí motivo de satisfacción que un lector de éste vuestro blog envíe un relato puño y letra de sus experiencias. Ítem más si además es mosquero de la vieja guardia y mejor persona.
No creo haya mejor regalo de navidad que éste relato….


          Cómo sabéis hay determinados puestos en los que siempre que hay truchas puestas, casi siempre son de gran tamaño.

Tengo la manía de poner nombres recios a las truchas grandes que me han superado, bien sea rechazando mi mosca, bien partiendo el hilo o bien abriendo el anzuelo.
 De tal guisa que el entorno en el que se encuentra esa trucha ya bautizada, Nicasia, Simona, Gervasia; etc., pasa a ser denominado “la tabla de Simona”, o las corrientes de Felipa. 

Hace ya demasiados años, cuando comencé a pescar el padre Tajo, había un tramo de río al que tenía especial querencia.

Al principio de pescar dicho tramo había un sitio que se nos había pasado un tanto desapercibido.

Era un pozo profundo en el que la roca caliza penetraba en el río por la margen izquierda río arriba, en medio de esta pared de roca había una pequeña bahía, pegada a la roca fluía una mediana corriente que provenía de unas corrientes más arriba, corrientes dicho sea de paso que ya me habían obsequiado con algunas grandes truchas. 


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Pero un día en la corriente pegada a la roca caliza vimos una cebada increíble, muy suave pero al mismo tiempo veíamos que se formaba una onda importante, debido sin duda al tamaño del pez en cuestión. 

-“Profe ¿la has visto?”-

Pregunté a mi compañero Antonio, 

-“Claro”-

Contestó.

Durante lo que me pareció una eternidad esperamos a que repitiera la cebada, los nervios hacían que me fumase los cigarrillos sólo con una calada, poco a poco la ceba fue tomando un ritmo más constante.

La trucha puesta en la pequeña bahía, hacía un pequeño desplazamiento para tomar las moscas en la corriente.


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Por fin me decidí a poner mi mosca a su alcance, el simple hecho de lanzar allí una mosca era ya complejo, un lance de unos veinte metros de revés ya que por detrás la orilla es verdaderamente feraz y a menos de cinco metros de mí; y por tanto no podía realizar un lance normal.

 En aquellos tiempos era más torpe que ahora y me costó poner la mosca en su sitio, pescaba con una caña “Partridge of Redditch” de bambú y línea de seda, los primeros lances se quedaron un poco cortos pero al fin pude poner la mosca en la corriente que llevaba las moscas a su gran bocota y fue mano de santo.

En la distancia vi como asomaba el lomo, abría la boca y engullía la mosca.

Mi corazón se aceleró, parecía querer escaparse por la boca y no me preguntéis cómo pero clavé con suavidad pero con la fuerza necesaria a esa distancia y el brazo bastante levantado, a partir de ese momento se desató una corta pero muy intensa pelea, a mi me pareció que se había detenido el tiempo.

En un momento dado, la trucha intentó meterse en una cueva de la piedra pero al intentar evitarlo, el hilo cedió y me imagino que mi cara de incredulidad alcanzó el culmen.

Así como mi decepción por la pérdida de tan más que notable ejemplar.


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Con los años fueron muchos los encuentros con las truchas puestas en esa pequeña bahía de la roca caliza, si bien observamos cómo cuando bajaba el caudal salía más hacia la corriente y alejándose hacia la punta de la roca. Lo cual hacia el lance más complicado aún.

De los numerosos encuentros que hemos tenido allí con grandes truchas sólo os voy a contar tres más, pues no pretendo cansaros.

En otra ocasión, como casi siempre con el “Profe”, vimos que se estaba cebando, o bien Nicasia o alguna de sus sucesoras, pues me he fijado que hay determinados puestos, que en general siempre tienen truchas grandes y este es uno de ellos.

Viendo que tenía un ritmo de ceba bastante constante, para ser el Tajo, decidí ponerme con el agua hasta el chaleco y lanzar de revés con los brazos bien en alto para no mojarme, tras ignorar mi mosca unos pocos lances decidí ver que mosca llevaba el “Profe”, como me gustó (y me dijo que la trucha era mía) decidí probar. 

Llevaba el “Profe” por cierto, un carrete Hardy que hacía más ruido que una locomotora de vapor; de tal manera que había decidido silenciarlo con el peculiar sistema de poner un esparadrapo en el piñón central, con lo que el carrete giraba loco. 


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Bien, el caso es que lancé la mosca y rápidamente la truchona aspiró la mosca, clavé y
 ¡¡ la tenía !!.

Otra vez carrera al refugio y escarmentado de las veces anteriores intenté darle línea, pero al girar loco el carrete y mi manera enérgica de sacar línea se había hecho un nudo.

Intentando evitar el desastre estiré el brazo todo lo que pude pero era inevitable,
 ¡¡ partió !! 

Mi decepción era tan grande como la trucha y mis improperios aún mayores.

No penséis que siempre era fácil engañarla, en otra ocasión íbamos el “Profe”, mi maestro, Luis, y yo.

La trucha estaba allí cebándose con gran fruición.

Estuvimos intentando engañarla más de una hora hasta que se cansó y se fue, pero no fuimos capaces de saber que quería ese día la “señora”.

Una de las últimas veces que la vi, estaba pescando con Roberto, esta vez estaba en la punta de la roca, y tras algún lance fallido la trucha tomó la mosca, aún no sé muy bien como, pero el caso es que fui capaz de traerla hasta mi orilla y la verdad es que me las prometía muy felices, pero a veces el gozo es efímero. 

Nada más verme, no más lejos de dos metros, una especie de Ferrari submarino enfiló hacia su refugio, introduciendo mi nada despreciable brazo en el agua y partiendo un nylón del veintiuno como si nada, la cara de incredulidad y asombro de Roberto denotaba muy bien lo excepcional del lance vivido. 


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Para mí es uno de esos lugares que siempre perdurará en mi memoria y eso que nunca he sido capaz de sacar una de esas grandes truchas.

Al menos el padre Tajo me ha dado la oportunidad de poder medirme con algunas de sus queridas criaturas, en fin por todo un lugar mágico,
 “El pozo de Nicasia”.



                                       Paco Pepe

viernes, 7 de diciembre de 2012

UN LANCE EN RECUERDO DE UN GRAN MOSQUERO…

          Esta temporada, en más de una ocasión, un gran mosquero y buen amigo me ha comentado,

-Paco. Es que te pueden los sentimientos-

Puede que sea cierto, puede que tan solo sea un paso en la evolución del mosquero andante, puede que uno es como le han parido y no hay forma de cambiar.

Lo cierto es que esta temporada es una temporada de reencuentros, reencuentros con el rio padre, reencuentros con grandes mosqueros Tajo adictos, reencuentros con un pasado muy presente.

Nunca he compartido una jornada de pesca mano a mano con él, por más que de antiguo nos hemos encontrado en varios eventos mosqueros.

Pese a ello, hubo momentos que discurrimos por senderos paralelos.

No, no es un “Maestro Mosquero” ni es un “Gran Mosquero” (porque no quiere que le tilden de ello), es tan solo un viejo aprendiz de mosquero cuya sombra proyectada es muy muy larga…


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          Pescaba el rio Tajo acompañado de un gran mosquero. 
Por la mañana caminábamos por la senda rio abajo cuando al llegar a un punto se paro y señalando el rio me dijo,

-El tío Luis me dijo en una ocasión que en ésa poza había visto la trucha más grande en tierras Españolas. Que la clavo y que se le escapo al tratar de meterla en la sacadera-

Observe con detenimiento el lugar indicado tomando muy buena nota del emplazamiento.

Seguimos avanzando y seguimos pescando, a más decir con buenos resultados pero a mí me faltaba un “no sé qué”.

Fue al atardecer cuando tras pescar unas corrientes me tope de nuevo con “la poza de L.Q.”

Estudie el enclave con parsimonia, sin prisas, con la convicción de estar realizando los mismos pasos que antaño Luis acometió.


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Atusé la emergente que llevaba atada al bajo. Di un par de tirones a la cola de rata para estirarla y avance un poco en la profunda poza.

No, el lance no era sencillo. 

La zona idónea se encontraba pegada a la roca de la orilla, mas la corriente se dividía en multitud de venas que a buen seguro provocaría el dragado de la mosca.

 Abundando en la dificultad era un lance lejano a buen seguro bastante sobrado de los dieciocho metros.

El primer lance se quedo muy corto y sirvió para afirmarme en la división de la corriente y en como mi mosca dragaba al poco de caer a las aguas.

El segundo lance se aproximo bastante a lo deseado, empero demasiado alejado de la orilla, la mosca navego por las aguas sin dragar dos o tres metros sin provocar que trucha alguna se cebara a ella.

Difícil, muy difícil. Que osadía la mía tratar de emular a tamaño mosquero.


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Fue un momento, un instante mágico, la sensación como si alguien me palmeara el hombro dándome ánimos…

Afirme los pies sobre el lecho del rio, busque el mejor agarre de la caña, saque un par de brazadas de línea del carrete que deje delante de mí y fije la mirada en el punto donde deseaba colocar la mosca.

Un falso lance, uno nuevo dando velocidad y un definitivo donde note como la línea deslizaba rauda por las anillas.

La mosca pego en la roca de la orilla y cayo desmadejada a las aguas.

No pasaron dos segundos cuando las aguas se abrieron bajo ella y fue engullida por las fauces de una trucha.


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No. No puedo decir que fue inesperado, porque era lo que llevaba esperando todo el día.

Clave con suavidad pero con firmeza y la trucha respondió con presteza, la caña se arqueo, notaba perfectamente todos los tirones en mi mano.

No había tiempo para recoger toda la línea sobrante en el carrete y ayudarme de él en la lid, tuve que auxiliarme con la mano izquierda tirando de la línea para que en ningún momento faltara tensión, para que en ningún momento la línea quedara floja.


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La trucha buscaba el perdedero en las aguas profundas de la poza tirando con bravura.

La caña atemperaba los arreones de tan combativa pintona.

Mi brazo suavizada la brusquedad de la contienda domeñando poco a poco al oponente.

Tras un buen rato de pelea conseguí atraer la trucha hacia mí y encestarla en la sacadora.

La deje reposar un ratito en ella, el suficiente para preparar la cámara fotográfica. 

Tras ello y sin sacarla de las aguas la desanzuele.

Una rápida fotografía y de nuevo devuelta a las aguas donde rauda se escabullo de la mirada.

No, no era una trucha grande.

Desde luego no se podría comparar con la trucha que Luis Quesada vio en este lugar hace tiempo, pero la captura de esta trucha provoco en mi un sinfín de sentimientos y placer difíciles de explicar. 


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Volví la mirada atrás, mi compañero de jornada de pesca asentía con la cabeza felicitándome por la acción. 

Eche de nuevo la mirada al frente, mas algo me hizo buscar un punto en la orilla, allí bajo los chopos en un lugar despejado de aneas.

No, no había nada ni nadie, pero por un instante creí ver la figura de un mosquero agazapado, observando.

Fue un instante, un instante donde creí notar la compañía de Luis Quesada junto a nosotros. 


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-Con todo mi respeto y admiración hacia un buen mosquero-.



                                  LasmoscasdePaco.

sábado, 1 de diciembre de 2012

PREPARANDO SURTIDO DE MOSCAS PARA PRINCIPIO DE TEMPORADA (XV) ATRACTORAS II

           Poco a poco vamos completando la primera cara de nuestra caja de moscas de principio de temporada.

Nos quedan tres espacios que rellenar y son muchos los montajes que podrían ocuparlo.
Es difícil la selección, pero al menos para mí hay tres montajes que los considero necesarios.

Subimago buitre. La Marroncita. Baronesa.

Subimago Buitre.-

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Anzuelo GRIP 11011BL número 16, Seda de montaje gris, Cercos en pluma de León Indio, Cuerpo en quill de pluma de buitre, alas/poste en tira plástica, hackle en pluma de colgadera genética color dun, Tórax en dubbing de PLA gris.

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Los cuerpos en quill de pluma de buitre, por sus características propias consiguen atrapar cantidad de “microburbujas”, detalle éste muy interesante.

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Cuatro moscas por modelo.

La Marroncita

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Mucho he hablado de esta mosca y sus múltiples variantes. Tengo claro que yo no salgo al rio sin un surtido de “marroncitas”.

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Donde otros modelos fracasan, la marroncita es efectiva y, sin duda puede ser la mosca que te levante el bolo en un día cerrado.

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Anzuelo GRIP 11011 BL numero 16. Seda de montaje color chocolate. Cercos en pluma de León Indio (ahora para principio de temporada sin estar encendido). Bajo cuerpo en tinsel verde. Cuerpo en dubbing Superfine mezcla de marrón y oxido (en principio de tempora más marrón que oxido buscando una mosca más oscura). Poste en ParapostWing color humo. Hackle en pluma genética color Brown. Tórax en dubbing de Alpaca color marrón.

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La Baronesa.

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Un montaje donde el CDC tiene mucho espacio.

 Es otra de las moscas que hay que llevar y probar si no conseguimos resultados con otros tipos de montajes.

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Anzuelo GRIP 11011 BL numero 18. Cercos en pluma de León indio. Cuerpo en CDC color oliva. Indicador en CDC color blanco. Costera en rafia color marrón (podríamos poner CDC, pero la rafia le da un toque “brillante” que nos permitirá verla mejor en las aguas). Alas CDC color natural. Tórax en CDC color oliva.

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Conozco varios mosqueros que tienen especial predilección por éste montaje.

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Cuatro moscas por modelo

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Una cara de la Caja de mosca completa.

 Creo que llevamos un surtido de moscas tipo “Efémera” con el que poder desenvolverse con soltura en las primeras fechas de la temporada.

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Nos queda la otra cara de la caja de moscas, que iremos completando con un surtido y variación de patrones de montajes diferentes a las efémeras…



                   LasmoscasdePaco.